martes, 15 de abril de 2014

El tiempo de las palabras azules; de Pedro Brotini Villa

"El único final que nunca gusta, el que ningún lector tolera, ni tampoco ningún no lector, no es el final más o menos malo, sino el final que no existe, la historia que dejas colgando, inconclusa. Eso es de cobardes, de pusilánimes. Ese es el peor de los finales. Parar de escribir, parar de vivir."
SINOPSIS
Angélica despide a su marido tras largos años de feliz convivencia y ha de enfrentarse a la nueva realidad ella sola: sus finanzas hacen aguas y lo único que él le ha dejado ha sido un coche a medio restaurar, un Volkswagen 1500 Tipo 3 que ha quedado en el taller. Pese a los buenos consejos de un amigo abogado, ella se resistirá tozudamente a venderlo al primer postor y decide emprender la difícil tarea de acabar su restauración. Pero no será lo único que la mujer se empeñe en reparar: también está necesitado de arreglo el corazón del joven mecánico que la ayuda en su tarea. El tesón de Angélica y su fe en la importancia de las palabras azules, esas que permanecen escritas con una tinta que el tiempo no puede borrar, son sus armas para batallar incansablemente en todos los frentes que tiene abiertos.
Supe de la existencia de esta novela a través del Facebook del autor. Su portada y en especial su título resultaron ser un buen reclamo para que me fijara en ella y decidiera adquirirla a través de Amazon. Además, con El tiempo de las palabras azules, Pedro Brotini ganó el Premio Volkswagen Qué Leer. Sí que soy un poco superficial en cuanto a portadas y títulos; sin embargo, este último hecho no es algo en lo que me haya basado ni en lo que me fije habitualmente para elegir lectura. Si bien es cierto que da confianza, y quizá por eso tenía unas expectativas algo más altas de lo conveniente. 

Aunque no haya sido tan ideal como la esperaba, la novela ha cumplido: desde el comienzo me he introducido en la historia, sintiéndome cómoda en ella, y no me ha resultado aburrida en ningún momento. ¿Qué ha fallado? Tal vez, varias pequeñas cosas, todas ellas con tan poca importancia que ni siquiera sabría identificarlas. Y, seguro, una grande, o que para mí lo ha sido: las erratas que iba encontrando diseminadas a lo largo de la lectura.

Y es que, por lo demás, tampoco se le puede criticar mucho. Pese a que tiene sus sorpresas, no se caracteriza por ser una historia con grandes giros, pero eso viene determinado en parte su naturaleza: se trata más de una novela de personajes, como a mí me gustan. Vida normal de gente normal; nada de héroes, nada de sucesos excepcionales, nada de buenos ni de malvados.

Angélica es el primer personaje que conocemos y diría que la de personalidad mejor construida. Es una mujer anciana dotada de un espíritu fuerte, que pese a su difícil situación se las arregla para salir adelante ella y sacar adelante a los que la rodean, a través de los buenos consejos que la edad y la experiencia le permiten dar. Ella, escritora de cuentos para niños, no ama tanto los coches como lo hizo su marido, que se dedicaba a restaurarlos y venderlos. Pero cuando este fallece deja un trabajo a medias que ella se propone terminar, y el viejo Volkswagen del garaje atraerá más sorpresas de las esperadas. Entran en escena más personajes, pero no creo convenientes más detalles, porque es de esas novelas cortas compuestas por pequeñas cosas que es mejor ir descubriendo a medida que se lee. Así que tan solo diré que mi otro favorito es el mecánico que ayuda a Angélica, o más bien la relación que se establece entre ambos. Bueno, y el Volkswagen, que guarda tanto en su interior que al final parece casi humano. A mí no me gustan mucho los coches, pero a este se le coge cariño...

Es, en definitiva, una historia bonita, que entretiene en todo momento y esconde sencillas reflexiones sobre la vida; aunque, como el antiguo Wolkswagen que la co-protagoniza, necesite una pequeña puesta a punto.   
3,5

domingo, 13 de abril de 2014

Old and Wise; de The Alan Parsons Project

Me gusta descubrir nuevos grupos de vez en cuando, y lo hago cuando escucho una canción que me cautiva y me lleva a buscar el resto. Se parece un poco a encontrar un escritor predilecto. Pero la canción que hoy traigo no es de las recién desenredadas de Internet, sino de las que llegaron a mis oídos por medios más tradicionales y llevan ya varios años sonando en ellos. 

Una canción para viajar al pasado


Curiosamente, son las melodías más instrumentales las que más suelen gustarme. Como las de The Alan Parsons Project, que empecé a escuchar gracias a una colección de CDs de mi padre, y que se caracteriza por centrarse, más que en la voz, en los instrumentos y las melodías (o eso creo yo). Aunque no es mi banda sonora habitual, aún de vez en cuando siento la necesidad de regresar a estas canciones, y sigo disfrutándolas considerablemente.

La canción que he elegido, Old and Wise (Viejo y Sabio), es algo melancólica, sobre todo si se entiende lo que dice. Pero la he elegido porque, cuando esta mañana la escuché, hubo algo que me hizo acudir a la carátula del disco para comprobar el título y poder regresar a ella.

De todas formas, hay canciones para todos los gustos y estados de ánimo. Os animo a descubrirlas, o a contarme cuál es vuestra favorita, si ya conocíais a este grupo de los 70 y de los 80.