miércoles, 5 de agosto de 2015

Nuestro último verano en Escocia

SINOPSIS
Doug y Abi son dos padres normales que tienen tres hijos encantadores aunque muy excéntricos. Cuando el estrés de ser padres pone en peligro su estabilidad mental y su matrimonio, deciden realizar un viaje a Escocia con sus hijos. Allí participarán en una gran reunión familiar y se reencontrarán con Gordie, el increíblemente extravagante padre de Doug. Sin embargo, lo que prometían ser unas vacaciones para la reconciliación pronto se convierte en un campo de minas no exento de situaciones hilarantes en el que rencores familiares, malentendidos y egos maltrechos conforman el orden del día. Cuando los niños precipitan un giro inesperado en los acontecimientos, la familia se ve obligada a aparcar sus diferencias y a colaborar, pues de lo contrario corren el riesgo de perder aquello que más aprecian.

Tuve ocasión de ver Nuestro último verano en Escocia en una de las pocas visitas que hago a la gran pantalla, y di gracias una y mil veces por haberme cruzado con ella. La elección fue espontánea: unas amigas querían ver actuar a David Tennant fuera de la serie Doctor Who; yo, a parte de esa curiosidad, fui pescada por una crítica que la comparaba con Pequeña Miss Sunshine (una de mis películas favoritas). No siempre las comparaciones son odiosas o desacertadas, y sí que me recordó a Pequeña Miss Sunshine en algo: el estilo de los personajes. Todos son peculiares, carismáticos, vivos.

The truth is, every human being on this planet is ridiculous in their own way. So we shouldn't judge, we shouldn't fight, because in the end... in the end, none of it matters. 
(La verdad es que todo ser humano de este planeta es ridículo a su manera. Así que no deberíamos juzgar, no deberíamos pelearnos, porque al final... al final nada de eso importa.) 
Es cierto que el argumento peca un poco de esperpéntico, cada vez más a medida que avanza la cinta, pero a mí no me molestó. Supongo que es algo intencionado y busca la complicidad del espectador, robarle una sonrisa o una lágrima, a veces una sonrisa diluida en llanto. Y llegó un momento en que pensé que me sería imposible disimular. Podía justificar mis lágrimas diciendo que habían sido exprimidas por las carcajadas, aunque quizá eso no fuera una justificación sino una verdad. O a lo mejor sí, a lo mejor estaba llorando de verdad. Los ojos rojos. El pañuelo saliendo continuamente del bolso en auxilio de la nariz. Lo admito: mi reacción fue exagerada (a lo mejor partía de un estado de ánimo algo lábil), pero mis carcajadas no fueron solitarias, y tampoco fui la única que salió contenta de la sala.


Me gusta la sinopsis que leí antes de ver la película, que es la que he puesto debajo de la foto de cartel, extraído de la página de filmaffinity. Me gusta porque no revela nada importante y, de hecho, la película tomó un camino que me pilló por sorpresa. Se abrió sin previo aviso un abanico de sentimientos y reflexiones. Apareció una profundidad inesperada en la que me caí.


Poco después descubrí que a este tipo de películas se les llama feel good movies (siempre con esa manía de usar el inglés, que parece que queda más guay que el castellano) y fui consciente, aunque no me importó, de que estaba llena de mensajes tópicos ("Vive la vida, que son dos días", "Aprovecha el tiempo con la gente que te rodea"...). No me importó porque en mí funcionó la fórmula, porque los miembros de la familia protagonista tienen una personalidad tan desbordante que es difícil no quererlos y emocionarte con ellos. Especialmente con los tres niños, cuya actuación no voy a entrar a valorar, pero que, con sus reacciones inesperadas y sus diálogos inocentes y directos al grano, aportan gran parte de su esencia a la película (y de las carcajadas).


Cuando una historia, ya sea escrita o audiovisual, me hace sentir de este modo, acude a mi mente la palabra catarsis y el comentario de un libro de texto del colegio, que decía que eso era lo que buscaban las obras dramáticas clásicas griegas. Como si las lágrimas arrastraran todo el estrés fuera del cuerpo (y quizá haya parte de verdad en ello). En fin, quién iba a decir que no me importarían los tópicos: a mí me ha encantado esta comedia británica con un toque de drama.