domingo, 10 de noviembre de 2013

La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos; de Eli Yaakunah

"[...] el Amor, el mayúsculo y verdadero, puede más que toda amenaza y tortura. Pues el Amor abre los corazones y suelta las lenguas, y eso es más difícil que mover montañas."
SINOPSIS
El amor es transformación. Ishtar encuentra a un hombre que convierte el plomo en oro, pero él desaparece. Ella lo busca violando todas las reglas, hasta que descubre que todo depende de su respuesta a un terrible encargo. El amor, la paz mundial y su propia conciencia están en juego.
¿Qué hacer cuando el amor choca con la verdad? ¿Cómo será el más sexy de los mundos? ¿Cuál es el futuro del periodismo? "La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos" es una distopía que asegura altas dosis de erotismo, pasión, suspense y misterio. La novela contiene descripciones de escenas de sexo explícito, y está recomendada para mayores de 16 años.

Es ésta una novela a la que me enfrenté con cierta ilusión, pues después de que su autora me la presentara y de leer la sinopsis en Amazon me pareció sumamente original, y cuando hojeé sus primeras páginas me vi cautivada por una prosa distinta a la habitual. Y eso sí que me pierde.

Nos encontramos ante una lectura extraña, desde el título hasta la última letra del último capítulo. Así que en ese sentido estuve acertada, porque me encanta todo lo que se sale de lo habitual. Pero, ¿es una novela erótica? Yo huyo de las novelas eróticas, y sin embargo me atreví con esta, porque pensé que no lo sería, y sigo pensándolo. Sin embargo... puede que sea lo más erótico que haya leído. Está llena de sexo y también llena de amor (irradia sexo y amor por todos los poros), pero todo ello tratado de una forma distinta: sensual, metafórica, delicada, onírica. Es difícil describirlo, así que os invito a leer la muestra del primer capítulo de Amazon, en el cual descubriréis a qué me refiero. Pese a la intensa "radiación sexual" que desprende, el hilo argumental de la historia esconde algo que va más allá. Sumerge al lector en un universo distinto, indeterminado, futurista, también un poco onírico. 

La protagonista, Isthar, "diosa del amor y ahora también de la guerra", conduce un motohuevo que aparca en una huevera antes de entrar todos los días a su lugar de trabajo (un edificio con forma de pirámide negra), al que accede atravesando una puerta que escanea y piropea sus ojos antes de abrirse. Su ocupación consiste en escribir noticias para el departamento de Crónica Escrita de la Agencia. Algo parecido al periodismo si exceptuamos que se trata de noticias falsas que ella misma ha inventado y que, para más inri, se encuadran dentro de la sección de "Trasfondo sexual" (claro, por algo es la diosa del amor). Por supuesto, con la excusa de "la ley de protección de datos y las normas de confidencialidad de las fuentes" no aparecen nombres ni lugares reales en dichas noticias. Así, nadie podrá decir que son mentira.

Luego, de buenas a primeras, Isthar es ascendida en su trabajo al departamento de guionistas, pierde de vista a su compañero y amado Utu y, para colmo, al volver a su casa se encuentra con que una ladrona le ha robado la memoria. A quién se le ocurre guardar su memoria en un módulo... Aunque, bien pensado, y como dijo Einstein, "no guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo". Y un módulo bien puede servir de bolsillo. (Aunque hay otras cosas que sirven de bolsillo y que prefiero no mencionar, mejor leedlo vosotros mismos.)

Si soy sincera, hubo un momento en que temí estar leyendo novela erótica. Ahora que lo pienso, puede que de hecho estuviera leyendo novela erótica. Solo que, como ya he dicho, hay algo más que hace que no pueda ser calificada exclusivamente como tal. Ya os he contado la parte distópica, pero hay también otra: un olor a crítica se respira durante la mayor parte de la lectura. Y es que estamos viendo cómo, después de dedicarse a escribir noticias falsas (mentiras), Isthar pasa a guionizar acontecimientos que serán posteriormente representadas por actores y retransmitidas como si fuesen parte de la realidad (mentiras a lo grande). (En relación a esto, a veces no sabía si me encontraba ante una especie de alegoría en la que los trabajadores de la pirámide negra eran en realidad dioses que manejaban a su antojo la vida de los simples mortales.) Llega un momento en que la duda empieza a gestarse en la conciencia de nuestra amorosa protagonista, y esa duda se convierte el motor de sus aventuras y desventuras.  

Aparecen otros personajes en esta novela que se van cruzando con Isthar, personajes tan peculiares como lo son el resto de elementos de la historia. No me voy a detener en ellos, pero sí tengo que decir que se me hacían distantes de un modo extraño, tal vez por ese aire de dioses que algunos tenían, o porque la historia era tan sumamente insólita que todo me parecía irreal y no podía conectar emocionalmente con ellos. 

Sí que he disfrutado de momentos muy concretos con algunos personajes que me han transmitido mucha ternura, como Harlequín, que además ha conseguido despertar mi curiosidad por las películas de Charles Chaplin (las cuales adquieren un protagonismo destacado). Además, aunque algunas cosas de Isthar no terminaban de gustarme, sus citas acerca del Amor (con mayúsculas) me parecían preciosas.

Como decía, me he enamorado de la forma de narrar de Eli Yaakunah, que ha sido para mí el punto fuerte. Empleando un vocabulario nada complicado, consigue combinarlo de manera que parece incluso levemente poético. Crea frases de gran sensibilidad; otras llenas de sensual ingenio. Se nota que en el aspecto formal está muy bien trabajada, pues además, teniendo en cuenta su extensión, apenas he encontrado faltas. 

Sin embargo tuve la sensación de que, más allá de todo ese mundo nuevo que iba descubriendo de la mano de una narración cautivadora, no le sacaba mucho jugo a la historia, pues parecía que avanzaba a un ritmo demasiado lento. Me he quedado con la sensación de que todo en general podría haber dado más de sí

El final me gustó. Teniendo en cuenta cómo iban desarrollándose los acontecimientos, la resolución no me dejó tan indiferente como pensaba. Hay un pequeño giro del que no quiero dar muchos detalles pero que tiene que ver con nombres e identidades que se desvelan

Se trata, en fin, de una novela singular, llena de matices, anécdotas y rarezas, escrita de una forma muy disfrutable, y que a mí me ha dejado con un sabor agridulce.

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