"Ninguno de los otros habitantes del pueblo podía oír a los árboles
cuando susurraban con la brisa de la tarde, ni a las pequeñas
luciérnagas que reían como locas al cruzar el espacio nocturno.
Ninguno podía sentir el dolor ajeno. Y dejó de compartirlo. Pero ya
era demasiado tarde. Los demás chicos se burlaban de ella.
–A ver, Aïa, ¿qué te dice hoy la caca del caballo? ¿Te dice algo?"
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SINOPSIS
Hace años, muchos antes de que Aïa, la Elegida, partiera de la Torre de Piedra en busca de ayuda para intentar curar a la Sanadora Mayor, los Oscuros invadieron las Tierras Blancas. Las Sanadoras unieron, entonces, su poder en el Aura, un escudo que consiguió hacerlos retroceder más allá de las Montañas Oscuras, dividiendo el territorio en dos franjas separadas por la Tierra Límite. Allí, la raza Physii y los Guerreros del Alba unen hoy en día sus fuerzas para mantener libres de oscuridad las Tierras Blancas.
Pero la enfermedad de la Sanadora Mayor amenaza con quebrar este equilibrio. La única solución parece estar, inexplicablemente, en un muchacho que trabaja como cocinero y que responde al nombre de Guil de Merabal. |
El camino hacia esta novela comenzó por mi encuentro casual con el blog de la Dra. Jomeini, que seguí seducida por las anécdotas e historias médicas y humanas que contaba. Después Ana se mudó a un nuevo hogar virtual, El fogón, al que alimenta periódicamente con comentarios sobre libros aderezados con recetas culinarias. Así me enteré de la autopublicación de esta novela, que más tarde tuve la fortuna de ganar, dedicada, en el sorteo y lectura conjunta organizado en el blog de Serendipia.
Se trata de la primera aproximación a la fantasía de Ana González Duque, admiradora de escritores como Tolkien, J.K. Rowling, Laura Gallego o Michael Ende. Y para ser la primera no está nada pero que nada mal, aunque a mí me ha faltado algo. Intentaré averiguar qué a medida que vaya desenredando mis impresiones para mostrarlas aquí lo más ordenadamente posible. Porque hay muchos puntos, tanto positivos como negativos.
Lo más fácil es empezar por el principio, así que eso haré. Se entiende lo que el mismo me gustó si digo que suelo basarme en él para decidir si atreverme o no con una lectura. En un principio puede verse cómo se maneja el autor con las palabras y con la ortografía, y me convenció cómo lo hacía Ana. A parte de eso, Las tierras Blancas tiene un prólogo afortunado en dos aspectos: primero, logró que me sintiera identificada con lo que decía desde el párrafo uno; segundo, rompía el tópico de protagonista en busca de amor, introduciendo directamente a la pareja acurrucada en la cama. Esto al final fue un poco "trampa", porque era exactamente la protagonista, pero bueno...
Los tópicos. Quizá sean uno de los aspectos que han hecho que me falte algo. Claro que se trata de una novela de fantasía, y habrá quien no la disfrute si no hay de por medio un buen objeto mágico, unos cuantos hechizos y varios seres sobrenaturales. Puede que después de leer tantas novelas de este tipo en mi juventud (en la más joven de mis juventudes), pensara que iba a encontrarme con algo que aportara un punto más novedoso en ciertos aspectos. Así sucede también con los personajes, entre los que por supuesto se crean tensiones sexuales, y no falta el triángulo amoroso.
Lo anterior se basa en deseos y expectativas completamente subjetivos, y mi yo objetivo los rebate alegando que esta novela ofrece al lector exactamente lo que pretende, y que lo hace muy bien. Que si yo hubiera estado en mi más joven juventud la hubiera disfrutado más, porque las aventuras mágicas creadas por Ana me han recordado en varias ocasiones a las leídas en la trilogía de Idhún de Laura Gallego (libros que en su día devoré casi tan ávidamente como los de Harry Potter). Que los personajes son sólidos y maduros, que sus relaciones son reales, y que pese a todos los tópicos que puedan encontrarse también hay sorprendentes manejos que llevan la trama hacia direcciones no tan tópicas.
Tengo un debate interior respecto a si hay una división demasiado nítida entre malos malos y buenos buenos, entre luz y oscuridad. Parece bastante obvio que habiendo unas Tierras Blancas y unas Tierras Negras esto tiene que ocurrir. Ha habido cierto personaje que me ha gustado precisamente porque la vida lo ha moldeado creando en él dobleces de maldad entre atisbos de bondad. Pero por lo demás, ese contraste de blanco y negro, esa Tierra Límite, ya casi obliga el sentimiento de división entre bueno y malo.
Punto a favor, la profundidad con que los personajes son desmenuzados, casi sin excepción, desde sus orígenes. Abundan en el curso de los hechos los flash-backs, que tienen la no sencilla virtud de enriquecer y no entorpecer. Otro aspecto que me ha gustado ha sido esa sensación george-erre-erre-martiniana (1) de que, en cualquier momento, un personaje puede... dejar de existir, por mucho que parezca que aportar a la trama. Lo que sí he echado de menos es sentir más esas pérdidas, y eso puede deberse a una longitud de la historia insuficiente para dar tiempo a encariñarse, o a mi frío corazón.
Los primeros capítulos me han gustado especialmente. El modo en que la escritora convierte la capacidad de "oír hablar" a la Naturaleza en algo literal, transformándolo en un don mágico. El ambiente tan real que hay en el pueblo ficticio en el que se sitúa la infancia de Aïa (la protagonista), porque sus padres podrían ser los nuestros, y el pueblo uno de verdad, y lo único raro que hay ahí es ese extraño don que a Aïa le parece tan normal, hasta que descubre que es la única de su entorno que lo posee. Hay otros capítulos dignos de mención, que me han gustado sobre todo porque transmiten, tenebrosidad en un caso y dulzura en otro, de un modo muy visual. La autora juega mucho con la naturaleza, otorgándole un papel como personaje activo, y además inventa varias razas, unas buenas y otras malas, para poblar sus Tierras Blancas y Negras. Por cierto, cada capítulo se narra desde el punto de vista de un personaje (es una sorpresa el que aparecerá a continuación) y su brevedad aporta ligereza a la lectura.
Ana sabe cómo cuidar a sus lectores: merece ser comentado (y elogiado) lo trabajadas que están la tanto la corrección como la maquetación. Me dan miedo las novelas autopublicadas por estos dos aspectos, pero en este caso la ilustración de portada es un buen escaparate de lo que se puede encontrar por dentro. Si me dicen que lo ha hecho una editorial, yo me lo creo.
Recapitulando: aunque me he quedado yo con la impresión de que no ha llegado a entusiasmarme tanto como a otros compañeros lectores, me ha parecido una buena primera novela de fantasía. Yo pienso que es una historia orientada a público juvenil, aunque es horrible eso de encasillar novelas para una edad determinada, y por supuesto que cualquiera puede disfrutar de ella. De momento, esperaré a ver cómo son las Tierras Negras, aunque no sé si será agradable saberlo porque tela con estas, y eso que son Blancas.
3,5 / 5
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(1) Relativo al escritor George R.R. Martin.
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**Pinchar aquí para acceder al blog de la autora.