viernes, 28 de noviembre de 2014

Nos vemos allá arriba; de Pierre Lemaitre

"[...] la idea que se le ha metido en la cabeza a Édouard de que quizá el soldado no esté muerto del todo es una mala idea que aún va a hacerle más daño, pero, en fin, así son las cosas; ahora que tiene esa duda, esa sospecha, necesita comprobarlo a toda costa, por penoso que nos resulte a nosotros verlo. Dan ganas de gritarle déjalo, has hecho cuanto has podido, dan ganas de cogerle las manos con mucha suavidad y apretárselas entre las nuestras para que pare de moverse de ese modo, de exaltarse, dan ganas de decirle las cosas que se les dice a los niños que sufren ataques de nervios, de abrazarlo hasta que se le agoten las lágrimas. En una palabra, de consolarlo. Pero alrededor de Édouard no hay nadie, ni  usted ni yo estamos allí para mostrarle el buen camino [...]"

SINOPSIS
Galardonada con el Premio Goncourt, ensalzada por los críticos y convertida en un auténtico fenómeno editorial en Francia —donde ya ha superado el medio millón de ejemplares vendidos—, esta novela es un emocionante canto a la capacidad de superación del ser humano y, a la vez, un fresco y atrevido retrato de una sociedad descompuesta por uno de los más crueles inventos del hombre: la guerra. 
 En noviembre de 1918, tan sólo unos días antes del armisticio, el teniente d’Aulnay-Pradelle ordena una absurda ofensiva que culminará con los soldados Albert Maillard y Édouard Péricourt gravemente heridos, en un confuso y dramático incidente que ligará sus destinos inexorablemente. Édouard, de familia adinerada y con un talento excepcional para el dibujo, ha sufrido una horrible mutilación y se niega a reencontrarse con su padre y su hermana. Albert, de origen humilde y carácter pusilánime, concilia el sueño abrazado a una cabeza de caballo de cartón y está dispuesto a lo indecible con tal de compensar a Édouard, a quien debe la vida. Y Pradelle, aristócrata venido a menos, cínico y mujeriego, está obsesionado con recuperar su estatus social. De regreso en París, los tres excombatientes se rebelarán contra una realidad que los condena a la miseria y al olvido. Así, Édouard pergeña una ingeniosísima estafa con el fin de vengarse de su progenitor, que siempre lo repudió por su sensibilidad y sus habilidades artísticas. De paso quiere ayudar al fiel Albert, cuyo prurito es huir a las antípodas para olvidar a Cécile, su amor perdido. Aunque tal vez el más ambicioso sea Pradelle, que sacudirá la conciencia de Francia entera mediante una monumental operación delictiva concebida para amasar una rápida fortuna. Los escollos son considerables, pero la voluntad de los tres parece infinita. En una brillante fusión de literatura popular y alta literatura, Pierre Lemaitre ha creado una trepidante historia que progresa al ritmo de una trama detectivesca. Integrando con maestría elementos de géneros tan diversos como el relato de aventuras, el drama psicológico, la crónica social y política y el alegato antibélico, la narración es un derroche de humor, rabia y compasión que sin duda cautivará a todo tipo de lectores.

Me daba pereza tener un libro más que leer, aunque en el fondo supiera que me podía gustar. Por eso dije "Dejémoslo en manos del sino" en la reseña de Tizire. Y ella repuso "Que el destino decida", y el destino decidió: no mucho tiempo después, eligiendo lectura en el bibliobús, se me cruzó. Lo miré con recelo, lo cogí, lo volví a dejar, busqué un poco más, cogí otro, me lo quedé, volví a Nos vemos allá arriba, y también me lo llevé por si acaso, acordándome de esa reseña leída días atrás. El otro terminé por no leerlo, pero este... ahora voy contando. Aviso que va a ser difícil, porque hay multitud de detalles en la trama que hacen muy jugosa la lectura y que, aunque alguno puede deducirse de la sinopsis, yo recomendaría ir descubriendo por el camino.

Menudo inicio, no me esperaba algo tan intenso. Yo no soy muy sensible para estas cosas, pero creo que las escenas que se relatan en las primeras páginas, para alguien con una imaginación muy viva y una empatía muy desarrollada, son bastante crudas. Me dejaron pegada al libro y entusiasmada como hacía tiempo que no lo estaba con una lectura. En ello influyó también el estilo de Lemaitre, bastante particular. Me encanta encontrarme con formas de narrar que se distinguen de lo habitual, y en la prosa de este autor sí que se nota un punto distinto, una cercanía con sus personajes, un desparpajo, un humor, una elegancia...

Me fui inflando e inflando de satisfacción, y después me tuve que desinflar un poco, porque tanto la narración como la historia narrada fueron perdiendo fuelle. A mí me interesaban mucho las andanzas de los soldados Albert y Édouard, los primeros personajes que se perfilan en esta historia. En poco tiempo se empatiza con ellos y se quiere saber más, pero Lemaitre nos los quita y empieza a hablarnos de otros que no nos caen tan bien, como el teniente d'Aulnay-Pradelle y varios más que vamos conociendo conforme avanza la trama. Así por sorpresa se convierte en una novela coral, que de capítulo en capítulo va saltando de un personaje a otro y narrando desde diferentes puntos de vista, aunque sin perder el narrador su omnisciencia.

Todo empieza con el final de una guerra, pero el grueso de lo contado se centra en lo que pasa después. Está ambientada en París y, si bien hay parte de realidad en algunos hechos (según aclara el autor en una nota al final), lo que nos ofrece Lemaitre es una historia de enredos, en ocasiones algo rocambolesca. No enredos amorosos, que también los hay, y a mi parecer muy acertadamente manejados, sino enredos de la vida, la de los que siguen adelante y la de los que se quedaron atrás, muchos enterrados no se sabe bien cómo ni dónde. Así que, después del golpe de efecto en las primeras páginas y de colocar los hilos en las siguientes, parece que poco a poco regresa lo bueno, que es cuando empiezan a liarse la madeja.    
"Sabía que la guerra no era otra cosa que una inmensa lotería de balas en la que sobrevivir cuatro años era sencillamente un milagro."
Algunos de los que siguen adelante lo hacen a duras penas. Albert y Édouard, después de arriesgar la vida en la guerra (y de qué manera) quedan en una situación muy precaria y tienen que acudir al ingenio para sobrevivir, y hacerlo sobreponiéndose a las secuelas que en ellos ha dejado la contienda. Albert, el más afectado psicológicamente, es un joven de paciencia infinita que tiene que luchar contra su propia bondad para realizar actos poco éticos que les permitan seguir con vida a él y a su compañero Édouard. Este, con menos escrúpulos, proviene de estratos más altos de la sociedad, pero debido al suceso trágico con el que se inicia la novela deja atrás a su familia y se abandona a los cuidados de Albert.
Por otro lado está la familia de Édouard, su padre y su hermana Madeleine, y el teniente d'Aulnay Pradelle. Todos ellos también se traen  planes entre manos, cada uno tiene ambiciones y preocupaciones que les mueven en una u otra dirección, interconectando también sus vidas. Otros personajes más secundarios, se me ocurre uno en particular, tampoco tienen nada que envidiar a los principales, y unos y otros protagonizan escenas que me han dejado, literalmente, con la boca abierta y, menos literalmente, aplaudiendo de admiración.

Y los que se quedaron atrás: esos, lamentablemente, son manejados por los vivos incluso después de muertos. No me había parado a pensar qué pasa después de una guerra con los que perecen en ella. Las familias reciben noticia de que no van a volver a ver a sus hijos y a sus padres, y un sentimiento lógico es la necesidad de tener un lugar donde ir a dejarles flores o a hablar con su "fantasma". Nos vemos allá arriba aborda también ese proceso en el que los caídos son exhumados, identificados con mayor o menor acierto, e inhumados en un lugar apropiado a ello. O las gestiones que se llevan a cabo para levantar monumentos en su memoria. Son cosas que pueden convertirse en un negocio muy lucrativo cuando acaba de terminar una guerra...

Las letras de Pierre Lemaitre desprenden personalidad, se intuye que el autor se esfuerza por ofrecer un enfoque diferente; sus personajes, quizá ligeramente caricaturizados, están vivos, podemos leer el proceso por el cual sus sentimientos les llevan a pensar y sus pensamientos a actuar, entendemos sus maldades y admiramos sus bondades. Pese a esas páginas centrales más flojas ha merecido la pena, y al final ha sabido dar con ese toque agridulce con el que a mí tanto me gusta terminar una lectura.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Persépolis; de Marjane Satrapi


SINOPSIS
Persépolis es la autobiografía de Marjane Satrapi , una mujer iraní nacida en Teherán en 1969 en el seno de una familia progresista. Pero, además del retrato de la vida de la autora, también es el reflejo de la revolución iraní de 1979 que dio lugar a un gobierno islámico y de cómo lo vivieron las familias del país. 
 Desde el inicio, con la introducción del velo en la vida social y la separación por sexos en las escuelas, hasta la vida universitaria y las revueltas estudiantiles, Satrapi hace un repaso a su vida que se remonta a sus antepasados, ayudándonos a entender las motivaciones históricas de la revolución islámica, mostrándonos a la vez una opinión crítica con el gobierno.

Aunque parece que son las novelas las que se llevan la mayor parte de la publicidad, de vez en cuando hay algún cómic que destaca por encima del resto. Y, en medio de esa multitud de novelas que hablan mucho y en voz más alta, un pequeño cómic consigue dar un salto y hacerse notar. Aún recuerdo cuando veía este en los expositores de las librerías, y las voces (no sé cuáles) decían que era "importante". Entonces este tipo de lectura me parecía algo lejano e inaccesible, y quizá como mecanismo de defensa, quizá porque de verdad lo sentía, pensaba que tenía pinta de ser un poquito aburrido para mí y miraba hacia otro lado. Pero pasados los años el destino ha querido que nos volvamos a encontrar en circunstancias distintas, y nada es inaccesible cuando está sobre el estante de una biblioteca.

Lo comencé, admito, con cierta precaución. Como se trata de una historia autobiográfica, las primeras viñetas están dedicadas a ponernos en contexto: primero el histórico de Irán, y después el familiar de Marjane. Para mí empezaba con un pelín de mal pie, porque ni soy amiga de temas políticos ni los entiendo con facilidad. Sin embargo, la explicación sobre el fin del reinado del Sha y el comienzo de la República islámica (allá por 1979) fue lo más breve y amena posible. Después, por fin, la pequeña Marji nos permite conocer a su familia y, con el paso de las viñetas, es difícil no caerse dentro de la historia. Sin que me lo esperara, llegó esa sensación tan codiciada por los lectores: el deseo, mientras no se lee, de proseguir la lectura.


La mejor Majane, para mí, es la de 10 años. Pese a que no he leído más que unas pocas tiras sueltas del famoso personaje creado por Tino, no podía evitar que en ocasiones me recordara a Mafalda. Criada por una familia de ideas progresistas, Marji desarrolla un espíritu crítico y suelta por su boca agudas observaciones y más de una linda contestación que deja al lector impresionado y, al mismo tiempo, casi temiendo por la vida (o la libertad) de la pequeña rebelde. Otras veces, en la soledad de su habitación, Marji mantiene conversaciones de igual a igual con Dios.

El cómic está dividido en cuatro partes, distintas etapas de la vida de Marjane. Esta podemos conocerla simplemente leyendo el pequeño resumen biográfico del final del libro, pero adquiere su propia alma contada a través del dibujo simplista y los certeros textos de la autora. Marji desaparece para dar paso a un personaje más maduro pero no menos díscolo y apasionante. Pierde su cara redonda de niña y sus rasgos se transforman cada vez más a lo largo de las páginas, hasta que le sale su característico lunar a la derecha de la nariz. 


Es de admirar cómo Marjane ha sido capaz de "desnudarse" de esa forma, porque si es cierto lo que cuenta, no todo es agradable de sacar a la luz. La adolescencia es un periodo difícil, más aún si se mezcla con adaptarse a vivir en otro lugar, como ella tuvo que hacer cuando, ante los problemas políticos en Irán y por el bien de su futuro, sus padres la enviaron a estudiar al Liceo francés de Austria. Allí, con sus catorce años, a parte de construirse una nueva vida, aprender un idioma y hacerse un lugar entre sus compañeros, empieza a darse cuenta de los prejuicios de los europeos hacia su cultura y su país (uno de los hechos, supongo, que le llevaron a escribir este libro).

Después de la lectura tuve la oportunidad de ver la película, una adaptación animada cuya composición me encantó, aunque su contenido se quedó demasiado corto en comparación con todo lo que puede extraerse del cómic. Me sorprendió comprobar como se quitaban media historia de un plumazo, enumerando en unos segundos hechos que en el cómic duran páginas y páginas y permiten una mejor profundización en el personaje y en sus circunstancias. Y al hilo de lo que iba diciendo sobre los prejuicios, pude volver a comprobarlos por mi misma cuando una amiga con la que estaba viendo la película me preguntó: "¿Pero los iraníes no han llevado el velo siempre?" Y no la culpo, porque yo antes de que me lo contara Marjane hubiera pensado parecido, incluso esa amiga me lo dijo con tal convicción que me hizo dudar. Como si Marjane no lo dejara bien claro en las páginas finales. 


Pero Marjane crece, y sigue creciendo. Al final, después de cuatro años en Viena, regresa al que fue su hogar. Las cosas allí son ahora muy distintas a como empezaron. Tanto los hombres como las mujeres tienen que vestir de un modo determinado. A estas se las obliga a llevar el velo (sus cabellos al aire podrían excitar a los hombres...). De nuevo en Irán, se encuentra muy confundida. En Europa se ha perdido a sí misma, ya no sabe quién es, necesita volver a ser fiel a sus principios (su abuela es quien más se encarga de recordárselo). Y otra vez a reconstruirlo todo, a buscar un propósito, y a aclararse con su vida amorosa (Bastante enrevesada, por cierto. Y realista, porque claro, esto es real.)


Marjane Satrapi tiene el don de saber contar la tragedia de modo que no lo parezca tanto, aderezada con inteligentes toques de humor. Los personajes (las personas) son cercanos y muy expresivos pese a la sencillez de los trazos. Pero un mérito añadido al conjunto es que nos enseña cómo es en realidad su país, qué oculta Irán detrás del velo que lo cubre a nuestros ojos. Al final terminé entendiendo por qué la llamaban imprescindible.

viernes, 7 de noviembre de 2014

El azul es un color cálido; de Julie Maroh


SINOPSIS
La vida de Clementine se altera el día que conoce a Emma, una chica de cabellos azules que le hace descubrir todas las facetas del deseo y le permitirá enfrentarse a los demás. Una historia tierna y emotiva.

He adquirido la costumbre de sacar cómics (o novelas gráficas, que ahora lo llaman así) de tres en tres en la biblioteca. Aunque me parece que ese hábito se va a acabar pronto porque no me da la vida, que también sigo con los libros. En fin, después de la decepción (esta) que me llevé con el primero de la tanda, en este aumentó un poco el grado de satisfacción. (Con el tercero, que traeré más adelante, llegó al grado sumo.)

No sé si habréis oído hablar antes de este título. Yo sí, y creía haber leído buenos comentarios, así que en cuanto lo vi en la estantería no dudé en llevármelo a casa. Además se ha adaptado al cine y la película también se ha llevado muy buenas críticas (la tengo pendiente, pero dura tres horas y no encuentro el momento de reunirlas; creo que terminaré viéndola por entregas). 

El cómic no creo que sea para tirar cohetes. Lo definiría con la palabra "absorbente", pero más allá de eso, no me ha marcado. Se lee muy bien: yo leí una tarde unas pocas páginas y el resto lo terminé una noche, antes de irme a la cama (curiosamente no me quedé dormida, hacía mucho que no me pasaba algo así). 

Me sorprendió la forma en que comienza, bastante más dramática de lo que esperaba. Bien pensado, toda la historia es un poco triste: una tristeza que a veces disminuye a melancolía y otras se transforma en drama, y a la que contribuye el tono frío de las ilustraciones. Aunque también hay destellos de luz, la sensación que deja es de melancolía.


Es interesante también por el tema que aborda, acerca del cual yo he leído poco: la homosexualidad. Lo hace desde el punto de vista de Clementine, una adolescente que lleva una vida normal hasta que se va dando cuenta de que no siente lo que debería sentir cuando está con chicos. Está muy confusa, y le confunden más los sueños recurrentes que tiene por las noches, sueños íntimos con una chica de pelo azul con la que se cruzó en la calle.

Paulatinamente la vemos ir creciendo y cambiar su mentalidad. Es fácil desmoronarse y pensar que no eres normal, que está mal, siendo chica, sentir esas cosas por otra chica. ¿Basta con amar, o además hay que amar al sexo correcto? Asistimos a su continua lucha por aceptarse tal como es, y lograr que los demás la acepten también. Tiene amigos que la desprecian, pero otros la ayudan. ¿Qué pensarán sus padres? 

El final es casi el esperado. Sencillamente, se cierra el círculo. No hay giros imprevistos, sólo personajes, sentimientos, dudas, reflexiones, búsqueda de identidad.

3,5