viernes, 30 de agosto de 2013

Contra el viento del norte; de Daniel Glattauer

"No vivimos en ninguna parte. No tenemos edad. No tenemos rostro. No hacemos distinción entre el día y la noche. No vivimos en ninguna época. Lo único que tenemos son nuestras dos pantallas, cada cual de manera estricta y secreta por su cuenta, y compartimos una afición: nos interesamos por una persona absolutamente desconocida. ¡Bravo!"

SINOPSIS
En la vida diaria ¿hay lugar más seguro para los deseos secretos que el mundo virtual? Leo Leike recibe mensajes por error de una desconocida llamada Emmi. Como es educado, le contesta y como él la atrae, ella escribe de nuevo. Así, poco a poco, se entabla un diálogo en el que no hay marcha atrás. Parece solo una cuestión de tiempo que se conozcan en persona, pero la idea los altera tan profundamente que prefieren posponer el encuentro. ¿Sobrevivirían las emociones enviadas, recibidas y guardadas un encuentro «real»?

Este libro lo gané junto con otro en un concurso que organizaron Sileny y Laura en sus respectivos blogs. Tras una serie de contratiempos y el esfuerzo de ambas por ponerles remedio (mil gracias otra vez), finalmente la novela llegó a mis manos. Pues bien, creo que fue al cabo de dos días desde su afortunado aterrizaje en el hogar que ya la tenía leída. No solo echó a patadas a todos los libros que esperaban su turno a la cola desde hacía incontables meses (y años), sino que se me coló por los ojos con tal ímpetu que en poco menos de dos tardes ya la había devorado. Y puede que a muchos os parezca normal, pero yo no hago esas cosas... al menos, no desde hace tiempo. Así pues, hay algo indiscutible: me ha enganchado, y lo ha hecho como hacía mucho que no lo hacía ninguna novela. La abrí para ojearla y sin darme cuenta me leí varias páginas (y hubiera seguido de no ser porque no era hora de leer). Esa tarde me dije: ¿y por qué no dejarme llevar por una vez? Y, saltándome todos los protocolos, empecé a leerla.

El carácter epistolar modernizado, a base de emails intercambiados entre los protagonistas, le otorga desde el inicio un buen ritmo. Es como un diálogo continuo en el que Leo y Emmi van conocíéndose el uno al otro al mismo tiempo que el lector lo hace con ambos: ni el lector ni Emmi saben nada de Leo; ni Leo ni el lector conocen a Emmi. Ambos se nos irán revelando en tanto en cuanto van descubriéndose entre sí a través de su intercambio de preguntas y respuestas, juegos, confesiones y afirmaciones inciertas.

Uno de los aspectos que ha contribuido a que me enganchara tanto ha sido mi identificación con los personajes. Su humor, su sarcasmo al escribir, se me antojaba muy parecido o al menos afín al mío. Ojalá tuviera la oportunidad de ser una Emmi y chocarme virtualmente con un Leo... Y es que todo comienza con una equivocación: Emmi, queriéndose dar de baja de una revista, envía un email a la susodicha, pero por una confusión de teclas termina escribiendo la dirección de un desconocido que resulta ser Leo Leike. Uno pensaría que es demasiado forzado que eso dé lugar a cualquier cosa que se parezca a un romance; pero ocurre como ocurren las historias reales, casi sin querer, una cosa llevando a la otra, un mensaje al siguiente, y la curiosidad de por medio... El tiempo pasa; entre algunos emails transcurren segundos; entre otros semanas. Nuestros protagonistas tienen una vida más allá de la virtual que para nosotros es secreta hasta que ellos sienten la suficiente confianza como para revelársela (revelárnosla) el uno al otro. 

La novela está estructurada en varios capítulos numerados, cada uno formado por un grupo de emails, y cada uno de los emails aparece encabezado por el momento en el que es enviado respecto al anterior (58 segundos después, 1 día después...) y por el asunto del mensaje (unas veces significativo, otras ingenioso, otras inexistente). Es algo que podría parecer pesado, sobre todo al principio, cuando los emails son breves y la mayor parte de la página está ocupada por dichas indicaciones y por espacios en blanco. Sin embargo uno se acostumbra fácilmente. Además, esa abundancia de espacios en blanco, y la curiosidad por ver qué le responde el uno al otro, es otro de los aspectos que hace que las páginas pasen volando entre email y email.

Sí que es necesario que mencione alguna pega pese a todo. Aunque es cierto que mi ritmo de lectura no se ha visto afectado, sí que he notado un progresivo decaimiento en la novela a medida que se acercaba el final. Empezaba a parecerme demasiado repetitiva, y me atrevería a decir que me hubiera cansado de haber durado más de lo debido. Por otra parte el final no me ha terminado de convencer. De un final espero que me sorprenda o que me dé algo en que pensar o algo que sentir y, sin embargo, parece que éste obliga a conformarse con un desenlace abierto y poco sorprendente o, de lo contrario, a leer la continuación de las vidas de Leo y Emmi en Cada siete olas (cosa que por el momento dudo que haga a corto plazo por miedo a esa sensación de "más de lo mismo"). Dejaré descansar a estos personajes y, tal vez, en un futuro quiera volver a ellos.

En definitiva, se trata de diálogos ingeniosos entre dos personas que sólo se conocen por sus letras y que temen tanto como desean conocerse más allá. Contra el viento del norte es una novela ligera y adictiva, altamente recomendable si echas de menos la sensación de estar pegado a las páginas de un libro.

domingo, 18 de agosto de 2013

El hotel

Ernest Descals - Pintor

Se entregó en bañador. Fue por pudor: no le gustaba enseñar la parte de abajo. 

Lo recibió sin reservas, envolviéndolo en un abrazo suave. 

Se sintió arrastrado hacia ella por un embrujo ajeno e inexplicable, se arrodilló y la dejó hacer unos minutos.
 
Ella lo acariciaba y él se mecía adelante y atrás, adelante y atrás. 

Finalmente perdió el equilibrio. Una embestida firme y cariñosa, casi como sin querer, lo dejó tumbado de espaldas. Sus manos, en un principio erráticas y desconocedoras de su labor, se acoplaron ahora a las curvas de ella. 

Las acometidas empezaron a volverse atrevidas, a penetrar sin vergüenza entre sus piernas, y él se balanceaba adelante y atrás, adelante y atrás, ahogando gemidos de disfrute en suspiros profundos y mudos. 

–¡Fede, salte ya, que nos volvemos al hotel! 

Pero él estaba en la gloria allí, la mar acunándolo entre sus olas, el barro escurriéndose entre sus dedos y esparciéndose en una ingravidez acuática...

jueves, 15 de agosto de 2013

Magia para lectores; de Kelly Link

"El padre de Jeremy es Gordon Strangle Mars. Escribe novelas sobre arañas gigantes, sanguijuelas gigantes, polillas gigantes y una vez, vale la pena recordarlo, escribió una sobre un rosal carnívoro que vive en una mansión del norte del estado de Nueva York y se enamora de una adolescente valerosa que tiene un soplo en el corazón. Arañas del tamaño de un san Bernardo persiguen los coches de los personajes por oscuras carreteras llenas de baches. Ellos se defienden de las arañas con raquetas de bádminton, cortacéspedes y fuegos artificiales. Todas las novelas de arañas son superventas."
SINOPSIS
Abre este libro y descubre cómo el mundo real se transforma en tus manos: bailarinas de claqué que roban bancos, fantasmas que viven en violonchelos o niños que se convierten en gatos y gatos que se convierten en monedas de oro. Disfruta con una mezcla perfecta de ciencia ficción y fantasía que revela la magia de nuestras vidas en un paisaje literario único.
En estas páginas encontrarás un bolso con un pueblo dentro, sofás probablemente carnívoros, un gorro que muerde..., todo ello contado con un talento deslumbrante, que convierte a Kelly Link en una cuentista carismática admirada por los lectores más exigentes. Y es que en todos estos cuentos ha escondido una verdad: son los cuentos que siempre has querido leer.
La Central es una nueva librería del centro de Madrid que abrió hace relativamente poco y, aunque no venga al caso, he de decir que por dentro es una preciosidad. De mi primera visita (¿o fue la segunda?) me llevé este libro de relatos/novelas cortas que traigo hoy. Escondía al menos dos sorpresas: su asequible precio en relación a su tamaño (lo cual, junto con título y sinopsis, me incitó a llevármelo) y la tortura que me ha supuesto terminarlo.

Ahora, su título se me antoja ladino, fabricado con palabras tentadoras para lectores incautos, prometiendo una aventura exclusivamente fabricada para ellos en la que no cabe más opción que dejarse llevar por una historia prometedora e inspiradora. ¡Título mentiroso! Siempre he creído que me gusta lo surrealista, las narraciones imaginativas e inesperadas, y este libro me ha hecho dudar de mis propios gustos.

Me estoy cebando. No significa que no haya disfrutado nada con él. Lo he hecho en algún pasaje y me he reído por dentro varias veces con las ocurrencias de la autora de tan disparatadas que son. Pero, sintiéndolo mucho (es que el libro me caía bien), eso no arregla el hecho de que, para terminarlo, haya tenido que obligarme a leer 50 páginas a diario porque estaba harta de verlo un día sí y otro también en el hueco de los libros "en curso de lectura". Eso no quita que cuando lo terminé sentí un profundo alivio por haber dejado libre ese hueco y poder rellenarlo por fin con una nueva y, a ser posible, estimulante lectura. 

Lo que ha entorpecido tanto mi avance es precisamente esa excesiva imaginación de la autora. La mayor parte del tiempo era incapaz de encarrilarme en la historia, de saber por dónde quería llevarme, y me sentía dando botes dentro de ella hasta que llegaba al final bruscamente y de mala manera. Un final que en la mayoría de los casos era un corte brusco en la historia. Todo esto son sensaciones mías. También cabe la posibilidad de que sea una taruga incapaz de encontrar los profundos mensajes que yacen detrás de ese aparente libre albedrío. Me pasa esto con una gran proporción de libros de relatos que leo. O lo mismo es que Murakami y Kelly Link no son unas buenas elecciones en lo que a este aspecto se refiere.

En fin, ha habido algunos mejores y otros peores, como en todo. Y ahora paso a resumir relato por relato. Tal vez os parezcan unos argumentos de risa. ¡Pues divertíos mientras yo sufro intentando recordarlos y narrarlos de forma inteligible!

(Sois libres de seguir leyendo o saltar hasta las conclusiones, porque va para largo. Aunque puede ser divertido: os durmáis o no, igual os dará la sensación de estar soñando.)

Magia para principiantes es el primer relato, cuyo título da nombre al libro (en realidad el título original es Magic for beginners, lo cual no se respeta en el título del libro pero sí en el del relato). No es que sea para tirar cohetes pero, después de leerlos todos, es de agradecer que al menos se puede seguir el argumento (aunque sea absurdo). Pero bueno, lo que más me divirtió fue precisamente esa absurdez. Está todo lleno de referencias a la novela y la televisión, a las historias en general sea cual sea su medio. El protagonista es Jeremy, un niño cuya actividad favorita es ver una serie de televisión llamada "La biblioteca". Cada vez que la echan, Jeremy se reúne con su familia o con sus amigos para verla. Puede que hayan visto varios capítulos repetidos. Es una serie peculiar porque no la emiten en horario fijo, sino que uno tiene que estar atento para no perdérsela (o mirar foros frikis en internet dedicados a especular al respecto). Además, sus actores no son nunca los mismos, siempre varían en cada capítulo, aunque interpreten al mismo personaje. La historia y los personajes de "La biblioteca" se mezclan con la historia de Jeremy, amigos y familia. En el lado de la literatura da juego el padre de Jeremy, que es escritor... En fin, Magia para principiantes consigue hacer que el lector alucine con la imaginación de la escritora, que se meta en un mundo que es como un sueño y que disfrute de referencias a los libros.

El bolso de las fadas tiene por protagonista a una chica llamada Zofia, cuya abuela posee un bolso enorme dentro del cual se esconde todo un mundo, con peculiares habitantes. Un bolso que da más de un quebradero de cabeza, porque si a alguien le da por meterse en él (lo cual puede llegar a ser bastante tentador), nunca se sabe cuándo regresará y si lo hará, y además el tiempo no habrá pasado igual para él. E imaginad si ese alguien es vuestra pareja... No me ha dejado tanta huella como el anterior (apenas me acordaba de qué iba).
"El bolso de las fadas es enorme y negro y como peludo. Incluso con los ojos cerrados, si lo tocas, parece negro. Tan negro como el negro puede ser; como si al tocarlo tu mano se fuera a quedar atrapada en él, como en alquitrán o en arenas movedizas negras; o como cuando estiras la mano por la noche para encender la luz, pero todo lo que sientes es la oscuridad.
Dentro viven las hadas. Sé cómo suena esto, pero es cierto."

La chica detective es, hablando en plata, un soberano aburrimiento sin sentido. Ni siquiera sé cómo deciros de qué va. Lo leí de carrerilla para acabarlo cuanto antes. Lo admito, puede que así me perdiera algo. En varios párrafos inconexos, este relato nos habla de la chica detective, lo que hace, lo que le gusta, y... etcétera. A veces, ni siquiera nos habla de la chica detective. Original, sin duda (y "original" no tiene por qué ser un piropo).
"Orígenes secretos de la chica detective
Algunas personas dicen que no existe. Alguien insinuó en una ocasión que yo era ella, pero nunca he tenido claro si hablaban en serio. Al menos yo no creo ser la chica detective. Si lo fuera, estoy seguro de que lo sabría."
El gorro del Especialista, otro en el que al menos puede intuirse cierto hilo al que aferrarse con cuidado para no perderse. Dos particulares gemelas en una mansión vigiladas por una particular niñera. Me gustó el ambiente de la historia, aunque por lo demás no se puede esperar obtener gran cosa de su lectura (aparte de imaginación, tened en cuenta que eso está en todos los relatos hasta el punto de empalagar). La casa tiene siete chimeneas que comunican todas las plantas. En un lugar de la casa hay un gorro que muerde. Y Claire, Samantha y su niñera juegan a estar Muertas (que no muertas). Una de las normas del juego es no tener miedo de nada.
"-Cuando estás Muerta -dice- no te acuestas en toda la noche.
-Cuando estás muerta -dice la canguro bruscamente-, siempre hace frío y hay mucha humedad, y tienes que ser muy, muy silenciosa o el Especialista viene a por ti.
-Esta casa está encantada -dice Claire.
-Ya lo sé -dice la canguro-. Yo vivía aquí."
El fantasma de Louise puede que sea mi favorita porque, al menos, me ha transmitido ideas sugerentes. Louise, Louise y Ana, la hija de Louise, son las principales protagonistas. Louise y Louise son muy buenas amigas aunque a veces no se sabe bien si lo que Louise siente por Louise es simple amistad. Pero Louise es muy perfecta, le encanta la música, va a conciertos y se lía con un montón de violonchelistas (los tiene hasta numerados). A su hija Ana solo le gustan las cosas verdes (por ejemplo, todo lo que come tiene que ser verde). La otra Louise un día descubre que hay un fantasma en su casa: a veces es un hombre desnudo tumbado en el techo y otras una cosa pequeña y peluda más parecida a un perro, metida en un cajón. Intenta encontrar un modo de echarlo de casa. Los violonchelistas pueden ser útiles...
"-Eso depende del fantasma. Si le caen bien, a lo mejor se marcha con uno de ellos. Ya sabes, igual se mete en uno de los violonchelos. Por lo visto mejora mucho la música y también es bueno para el fantasma. Es como los peces pequeños que viven de peces más grandes. Las rémoras. Me lo ha contado el número ocho. Dice que los instrumentos encantados no son simples instrumentos, sino que es como si tuvieran alma. El músico deja de tocar el instrumento y toca el fantasma."

Animales de piedra... ay. No tiene mal comienzo: una familia que se muda una casa nueva. En el jardín hay muchos conejos que podrían dar un poco de miedo, sobre todo cuando se quedan todos inmóviles sobre el césped, por la noche. La madre, Catherine, adquiere el hobby de pintar una y otra vez las habitaciones. Los nuevos habitantes de la casa empiezan a darse cuenta de que los objetos se están "embrujando". No sé por qué. Miran una cosa y dicen "está embrujado". Al final se hace un poco repetitivo. Conejos, objetos embrujados, paredes llenas de capas de pintura y una relación matrimonial extraña.
"Fuera, en el jardín, los conejos estaban completamente inmóviles. De vez en cuando daban un salto, media vuelta en el aire, volvían a caer y se quedaban paralizados de nuevo. Catherine estaba frente a la ventana del baño, secándose el pelo con una toalla. Apagó la luz para poder verlos mejor. La luz de la luna resaltaba sus ojos brillantes, el pelaje de color lunar, todas las greñas de pelo con las puntas teñidas de pintura."

Camelia, Azucena, Azucena, Rosa es otro de los que no dejan huella. A ratos epístola y a ratos narración, trata de un fantasma que escribe a su pareja llamándola con mil nombres distintos en cada carta, porque sólo puede recordar los nombres de quienes están muertos. No me ha aportado nada.
"Has decorado tú -¿Felicity, ¿Gay?- mi tumba? ¿Me has olvidado ya? ¿Tienes otro gato, otro amante... o sigues de luto por mí? Dios mío, te deseo tanto, ¿Camelia?, ¿Azucena?, ¿Azucena?, ¿Rosa? Supongo que se trata de lo contrario de la necrofilia: el hombre muerto que quiere follar una última vez con su mujer. Pero no estás aquí y, si lo estuvieras, ¿te acostarías conmigo?"

Viajes con la Reina de las Nieves narra tu viaje con los pies descalzos en busca de Kay. Kay es un chico del que crees estar enamorada, pero él salió a comprar tabaco y no volvió. Toma un aire de cuento de hadas, mezclando referencias a los mismos. Te hace notar lo duros que siempre han sido los cuentos de hadas con los pies de las mujeres. Te descubre que hay príncipes encantados por todas partes, y que una nunca puede estar segura de si besarlos es una buena idea. Hay brujas, princesas y palacios a lo largo de la travesía. No está mal, pero tampoco me ha entusiasmado. Aunque contarlo suena bien, leerlo no fue tan divertido.
"-Dame un beso -dice Bae. El viento te azota con sus palabras. Casi puedes ver sus formas colgando en mitad del aire espeso-. En realidad no soy un reno- dice-. Soy un príncipe encantado.
Tú rehúsas con educación arguyendo que no hace tanto que os conocéis y que, a efectos del viaje, te hace más servicio un reno que un príncipe."

Matrimonio con zapatos reúne varias historias sobre parejas y zapatos. El zapatito de cristal es una vuelta de tuerca del cuento de Cenicienta, no está mal; Miss Kansas el día del Juicio Final habla de un matrimonio que ve en la tele un concurso de belleza y describe todas las (estrambóticas) Misses, no me ha gustado; La esposa del dictador nos presenta a una mujer expuesta (sí, la mujer) en un museo de zapatos que cuenta la curiosa historia de su matrimonio con un dictador, me ha resultado sugerente; y Final Feliz trata acerca de una pareja a la que se le pronostica un futuro perfecto, es muy sencilla pero no está mal.
"Saca el zapatito y se lo pone. Ambos miran el pie, tan bonito con el zapato de cristal, y ella suspira.
-Me queda bien -dice-. ¿Qué hacemos ahora?" 

Piel de gato llama la atención porque recuerda ligeramente a un cuento de los hermanos Grimm. ¡Por una vez algo que parece un cuento de verdad! Lo parece porque ocurren acontecimientos típicos de los cuentos, aunque con la originalidad característica de la autora. Hay una bruja que es asesinada por un brujo. La bruja deja una herencia distinta a cada uno de sus tres hijos y a su favorito, Pequeño, le encomienda la misión de vengarla. Ayudado por una gata que parece ser la reencarnación de su madre y vestido con un disfraz de gato hecho de las pieles de todos los gatos que tenía la bruja, emprenden una pequeña aventura. Un cuento lleno de niños, gatos, brujos y brujas, en el que destaca la peculiar visión de los últimos:
"Como las brujas no pueden tener hijos de la forma normal -su útero está lleno de paja, ladrillos o piedras y, cuando paren, paren gazapos, gatitos, renacuajos, casas, vestidos de seda...- y como, aun así hasta las brujas deben tener herederos y desean ser madres, la bruja había adquirido a sus hijos por otros medios: los había robado o comprado."

Monstruos preciosos tiene unos personajes que viven determinadas experiencias, pero no le he visto ni pies ni cabeza al conjunto. Está narrada en dos partes que se alternan. En una cuenta la excursión de unas amigas que han organizado una "ordalía" a la nueva del grupo. Llegan al Reino de la Tranquilidad, hogar de Dodo, que es la tía de una de ellas, Lee. Con ese nombre, algo peculiar ha de tener (el lugar), y lo tiene, como todo en este libro. Lee es una de las chicas y, como su propio nombre indica, lee. Lee un libro que es la otra parte del relato alternante.
"-¿Qué es eso? -pregunta Bad.
-Un libro -dice Lee. A Lee le gusta llevar un libro siempre encima, por si acaso. Lo vuelve a guardar en el bolso.
-¿De verdad? Creía que era un zepelín.
-Se supone que es una novela rosa. Ya sabes, con hombres lobo y tal.
-¿Y vampiros?
-Vampiros no -dice Lee-. De hecho, los hombres lobo ni siquiera han salido todavía.
-Que tú sepas. ¿Hay sexo?"

Ya está. Felicito y doy las gracias a quien haya llegado hasta aquí...

Por último, más que nada para que no penséis que es un libro que no merece la pena sólo porque yo lo diga, decir que la autora ha ganado varios premios por sus obras. En realidad, después de hacer esta recapitulación me he dado cuenta de que mi relación con Magia para lectores es de amor-odio. Pero, aunque "Aburrido (malo)" suene muy cruel, no puedo darle más que un aprobado justito:

2,5

lunes, 12 de agosto de 2013

El Gran Juego; de Leticia Sánchez Ruiz

"Todos somos muchos, todos dependemos del observador para convertirnos en el observado. No fingimos, simplemente nos transformamos, como si los demás fueran la gota que penetra en nosotros cambiando la sustancia de la que estamos hechos."
SINOPSIS
Misterioso, callado y taciturno, de Jorge Perotti se decía que había heredado una gran fortuna. Sin embargo, ninguno de los parroquianos que lo saludaban todos los días en el bar de la calle La Luna había intimidado demasiado con él. Su única amiga era una niña de diez años, hija de los propietarios del bar, a quien él llamaba tiernamente Cucurucho. Cuando Perotti murió, ya centenario, sus últimas palabras fueron: << El Gran Juego. Sólo quiero volver al Gran Juego>>. Y el Gran Juego es la herencia que dejará a la pequeña Cucurucho: una serie de pistas encadenadas que la niña deberá resolver en compañía de su hermano mayor, Cosme, y que a la postre se convertirá en la gran aventura de su vida. Combinando con sorprendente maestría la delicadeza de la memoria generacional y la emoción de la novela de aventuras, la fantasía y la cotidianidad, Leticia Sánchez destila en El Gran Juego, su segunda novela, un homenaje a esas apasionantes lecturas de todas las épocas y para todas las edades –desde Lewis Carroll a Julio Verne– que en algún momento nos contagiaron el placer de leer.
Unas expectativas algo altas eran las que había volcado en esta novela cuya sinopsis despide un intenso olor a entrañable. Hace mucho, mucho tiempo, que empecé a leer alguna que otra crítica positiva, y se me metió entre ceja y ceja que tenía que hacerme con ella. Al final fue un regalo de cumpleaños que recibí con gran ilusión y, no hace mucho, una lectura que llevé a cabo con paulatino desencanto.

Por alguna razón me había imaginado que la novela se centraría en la parte que más me llamaba la atención: la peculiar relación entre una niña pequeña y un viejo refunfuñón que termina encariñándose con ella. Sin embargo ya en las primeras páginas fallece Perotti, ese personaje que tanto había llamado mi atención en la sinopsis. Entonces, si bien a veces se narran escenas de su pasado, la mayor parte del tiempo la autora se dedica a contarnos el tiempo posterior a esa muerte, su asunción por parte de "Cucurucho" y la vida del día a día de su familia y de los habitantes del barrio, que giran en torno al bar de los padres de la pequeña, mientras ella y su hermano Cosme van entrando secretamente en algo desconocido llamado el "Gran Juego".

Los personajes están bastante bien conseguidos, aunque la trama principal se veía diluida por las irrupciones esporádicas de las vidas de secundarios que no captaban en absoluto mi atención. Leía esas páginas deprisa, deseando volver a saber sobre Cosme y su pequeña hermana, acerca de esas notas secretas que les iban llegando, con crípticas pistas escritas en letras góticas. Sin embargo, poco a poco, hubo algunos personajes, de los que acudían todos los días al bar de la calle La Luna, que empezaron a perfilarse mejor y a tomar partido, de un modo disimulado y misterioso, en ese "Gran Juego" (que algo importante parecía). Por ejemplo la familia Lumpén, cada cual con su particularidad: el hermano mayor como periodista, el pequeño como mejor amigo de Cosme, y la melliza de este como... ¿amor de juventud? Empiezan a establecerse relaciones interesantes, aparece el factor amor, el factor clase social, el factor traición, el factor confianza, el factor duda. Es entonces cuando la novela se vuelve algo más interesante; al menos, agradable de leer

Como escenario destaca el lugar reflejado (con más o menos fidelidad) en la bonita portada del libro: la buhardilla de Perotti. Es un habitáculo en el que seguro a muchos nos gustaría entrar. Allí vivía el viejo, rodeado de una colección variadísima de objetos, una cama y un rincón para cocinar y hacer sus necesidades. Se convierte en el refugio de Cosme y su hermana, en el "cuartel secreto" de sus investigaciones en torno al "Gran Juego" (que es el legado de Perotti a su querida, queridísima Cucurucho), y en él se entretienen mirándolo todo, encontrando cada día algo nuevo (paraguas negros, brújulas, relojes, libros, baúles, gramolas, antiguos instrumentos para medir el clima...). Y descifrando.

La ambientación me ha gustado; es otro de los puntos fuertes. Se siente la ciudad (creo que no se menciona cuál es), que es costera; se siente el invierno cuando llega, con su frío y su nieve; se siente el ruido del bar y el humo del tabaco y el de la cocina; se siente la navidad, cómo la pasan unos y otros...

La narradora es la hija de Cucurucho, por lo que se refiere continuamente a ella como "mamá", a Cosme como su "tío" y a los padres de ambos como el "abuelo" y la "abuela". La prosa es sencilla y su belleza radica más bien en lo que nos cuenta y en la forma en que lo hace, con ese toque inocente y tierno que los niños dan a las historias, aunque no sean los narradores directos de la misma. Sin embargo, no me queda más remedio que destacar la presencia de erratas porque, aunque estas son pocas, se concentran sobre todo al inicio de la novela y afortunadamente van desapareciendo, hay algo que me ha hecho llevarme literalmente las manos a la cabeza y buscar en el diccionario de la RAE por si era yo la equivocada: "osco", sin "h". Que sí, que al parecer también existe, pero me temo que con un significado que no se correspondía con el contexto...

Y para finalizar, qué mejor que hablar del final. A lo largo de toda la lectura el principal misterio es: ¿qué es el "Gran Juego"? Ése es el interrogante que el lector espera le sea respondido y, desgraciadamente, a mí la respuesta no me dejó satisfecha. ¿Por qué? Si tuviera que dar una explicación, aunque me es algo difícil, diría que porque me ha parecido demasiado etérea, demasiado basada en sentimentalismos y al mismo tiempo algo insustancial; es decir, poco consistente. Vamos, que el desenlace no me ha cuajado del todo.

No es una lectura nada trepidante sino tranquila y, en todo caso, agradable. De El Gran Juego me quedo con la buhardilla de Perotti, con algunos personajes (no los he mencionado todos, pero hay algunos ciertamente especiales) y con ese ambiente envolvente de ciudad gris.

3,5

viernes, 9 de agosto de 2013

El mapa del tiempo; de Félix J. Palma

"-Quizás los sonidos que nos sobrecogen por las noches, esos crujidos que achacamos a los muebles, solo sean los pasos de algún yo futuro que vela nuestros sueños sin atreverse a interrumpirlos."
SINOPSIS
Londres, 1896. Innumerables inventos alteran una y otra vez la faz del siglo haciendo creer al hombre que la ciencia es capaz de conseguir lo imposible. Y sus logros parecen no tener límites, como demuestra la aparición de la empresa de Viajes Temporales Murray, que abre sus puertas dispuesta a hacer realidad el sueño más codiciado de la humanidad: viajar en el tiempo, un anhelo que el escritor H. G. Wells había despertado un año antes con su novela La máquina del tiempo. De repente, el hombre del siglo XIX tiene la posibilidad de viajar al año 2000, como hace Claire Haggerty, quien vivirá una historia de amor a través del tiempo con un hombre del futuro. Pero no todos desean ver el mañana. Andrew Harrington pretende viajar al pasado, a 1888, para salvar a su amada de las garras de Jack el Destripador. Y el propio H.G. Wells sufrirá los riesgos de los viajes temporales cuando un misterioso viajero llegue a su época con la intención de asesinarlo para publicar su novela con su nombre, obligándolo a emprender una desesperada huida a través de los siglos. Pero, ¿qué ocurre si cambiamos el pasado? ¿Puede reescribirse la Historia?
El mapa del tiempo aterrizó en las estanterías de casa... ¡hace ya casi un año! Fue uno de mis primeros pedidos a Amazon, con el que comprobé lo cómodo que es y la alegría que se siente cuando un libro llega a ti "por su propio pie". Y ahí permaneció, como una de las adquisiciones en las que más esperanzas tenía puestas, hasta hace poco.

Leyendo la sinopsis me esperaba algo distinto a lo que he encontrado, tal vez una suerte de aventura surrealista y trepidante. No ha sido como lo imaginaba antes de leerlo, si bien me ha proporcionado gratas sorpresas a cambio. 

Lo primero que impresiona es la elaboradísima y cuidadísima prosa de Félix J. Palma. Si bien he encontrado alguna errata más de las deseables en un libro publicado por una editorial, la narración es más compleja que sencilla, con bastantes recursos de estilo y profusión de vocabulario. ¡Pero tampoco es para asustarse, os aseguro que se lee perfectamente! No abundan los diálogos, eso sí, pero la prosa es capaz de atraparnos si no por su buena construcción por lo interesante que es lo que nos cuenta, aunque es cierto que a veces me costaba ligeramente seguir leyendo y no me mantenía pegada al libro.

Así pues, lo que suponía iba a tratarse de una lectura ligera (o más dirigida al entretenimiento) ha resultado ser una narración densa. Y no utilizo el término queriendo referirme a aburrida, sino a llena de reflexiones y e ingeniosas vueltas de tuerca que poco a poco hacían que empezara a mirar el libro con otros ojos, dejando de ver una novela fantástica del montón e incluso replanteándome el género de la misma. 

Con ese dominio del lenguaje el autor nos lleva por donde quiere, y lo hace a través de un narrador omnisciente que puntualmente se despega de las páginas del libro, gira la cabeza y nos habla, pasando así a ser lo más parecido a un personaje más que lo sabe todo.

La novela, ambientada en la época victoriana (forma parte de la Trilogía Victoriana), se estructura en tres partes, que son tres historias diferentes pero tan cohesionadas dentro del marco de la narración que apenas se nota la división. Cada una está formada por varios capítulos numerados y protagonizada por personajes distintos, aunque todas comparten la presencia del escritor H. G. Wells y de la empresa "Viajes Temporales Murray" y, por ende, la temática basada en los viajes en el tiempo y un gigantesco homenaje al nombrado escritor y a su obra. 

La primera de ellas sumerge al lector en un viaje al pasado, en la posibilidad de cambiar los errores de tiempos pretéritos para modificar el presente. Nada más empezar encontramos al protagonista de este relato, Andrew Harrington, escogiendo un arma para suicidarse. A medida que avancemos en la lectura iremos descubriendo sus razones y veremos a H. G. Wells irrumpir en la trama junto con su máquina del tiempo, para ayudarle a solucionar el mal que causó su desdicha. Quizás fue esta la parte del libro que más lenta se me hizo y que menos original me pareció, pese a que tiene un giro que me dejó sorprendida

Después nos encontramos con mi favorita de las tres divisiones de la novela, una historia de amor a través del tiempo que me cautivó por su intrincada originalidad. Descubrimos a un Félix J. Palma capaz de jugar tejiendo, destejiendo y entretejiendo el tiempo a su antojo, para colocarnos en situaciones de lo más curiosas. H. G. Wells volverá a ser requerido para "salvar una vida gracias a su imaginación", viéndose envuelto como una pieza más de la trama amorosa. Juega un especial papel en este punto la empresa "Viajes Temporales Murray", que ofrece en su goloso catálogo un viaje al año 2000, para contemplar nada más y nada menos que una guerra entre humanos y androides. Y Claire Haggerty se embarcará en este viaje y quedará prendada del humano capitán y héroe del futuro.

La tercera es tal vez una historia de lectura menos dinámica, pero también la que más nos hace viajar en el tiempo, adelante y atrás, al menos con nuestra imaginación. Se vale para ello del argumento de una investigación por parte del inspector londinense Colin Garret (a quien ya veíamos como secundario en la anterior historia) acerca de un asesinato cometido por alguien que aún no ha nacidoLlegado a este punto el lector cree conocer la táctica del autor para sorprender y el escepticismo ronda en torno a su mente; ya no está seguro de la forma en que Félix J. Palma tejerá, destejerá y entretejerá. Y una vez más entra en juego Wells, tomando rápidamente el relevo como protagonista para verse implicado en una rocambolesca trama de viajeros en el tiempo y asesinos. Esta vez no está solo, sino que lo acompañan otros dos escritores: Henry James y Bram Stoker.

Hay metaliteratura, una metaliteratura que nos habla no tanto de la lectura como de la escritura y no tanto de los lectores como de esa relación tan especial entre lector y escritor. El ficticio Wells es un personaje fascinante que deleita con sus reflexiones a este respecto, y diría que es de todos el único que consigue ganarse el cariño del lector (el resto, personalmente, no me han parecido lo suficientemente cercanos).

Hay fantasía pero también realidad, hay esa mezcla que a mí tanto me gusta donde el límite entre la una y la otra se desdibuja, hay esa dosis exacta de magia sazonando el mundo conocido.

El mapa del tiempo no es una novela de literatura fantástica más. Aunque no me haya sujetado entre sus páginas tanto como hubiese deseado, pienso que es una novela de calidad, que contiene reflexiones interesantes y aventuras, sin demasiados diálogos pero con una maestría especial a la hora de manejar las palabras.