lunes, 14 de julio de 2014

Lágrimas de tequila; de Cita Franco

"Como cada mes me encuentro en la sala de espera del psiquiatra aguardando mi turno. Hoy llueve y me encanta. Los días grises y llorosos son mis favoritos, no sólo porque muestran la belleza más abstracta de lo cotidiano, sino porque son una manifestación de que hasta el cielo, lo grande, lo inmenso, es vulnerable. 
Me he sentado al lado de un ventanuco para poder mirar la lluvia y a la gente huir de ella. Las gotitas que resbalan por el cristal son graciosísimas. Me quedo absorta. Tras varios segundos, quizá minutos, noto pequeños tironcitos en la manga de mi camisa, ya está aquí Mariví, pienso. 
—Hola Mariví, ¿cómo estás? el mes pasado no te vi. 
—¿Qué haces? ¿A quién miras? —me pregunta, nerviosa. 
—Estoy mirando las gotitas que resbalan por el cristal —respondo con una sonrisa y señalando el descenso de una de ellas. 
—Son muy bonitas, hacen formas, mira, esta parece el rastro que deja una serpiente —me comenta, excitada. 
—Sí lo son, ¿echamos una carrera de gotitas?"


SINOPSIS
Lágrimas de tequila es un conjunto de catorce relatos donde encontraremos ternura, anhelos, vino, rosas, locura, amor, crimen, soledad, melancolía, algo de ironía y, sobre todo, mucha verdad. Aquí no hay héroes ni villanos, hay vidas y vivencias. Personajes con los que empatizarás y a los que te será fácil detestar. Como un chupito de tequila, cada historia es un pequeño trago acompañado del sabor salado de una lágrima y el amargo de las gotas de limón, que a veces la vida se empeña en echarnos a los ojos. Lágrimas de tequila plasma todo aquello que en ocasiones ha perturbado la mente de quien lo narra, haciendo que no descanse hasta plasmarlo en el papel y así resarcirse. Sin pretensiones, sin esperar nada. El mero desahogo de haberlo expulsado, cual lágrima, cual lamento, cual resaca, es más que suficiente.

Empezamos metiéndonos en la piel de la autora (Yo); leemos bajo las sombras verdes de un parque que alberga sorpresas (Observa y el vagabundo);  vivimos el cambio de aires de una madre soltera y su hijo adolescente (Como solo el vino de la mancha sabe); asistimos a la desgarradora declaración de Tamara ante el juez (Doña Tamara, prosiga); vemos pasar la película de una vida desde la perspectiva de un solitario (La derrota del ganador); descubrimos lo que hay detrás de los "chalados" (La sala de espera de colores); nos dejamos manejar por los hilos de nuestro joven jefe italiano (Elegida marioneta); nos sentamos a escuchar una vez más las historias de una anciana (Demencia rojiblanca); nos reencontramos con unas amigas y perdemos el contacto con otras (Calle Vejadores); se nos ocurre el regalo perfecto para el cumple del abuelo (Seve, Severo); nos indignamos por las injusticias de una vida de principios del siglo XX (Confianza y sacrificio); controlamos mejor las vidas ajenas que la propia (Trabajadores sociales vs vidas personales); soñamos con morir (Anhelos de un suicida); morimos por soñar para siempre con un pasado que fue mejor (Sucedió en el caserío); y paramos que nos quedamos sin aliento.

Cita Franco anunciaba a principios de año la publicación en Amazon de sus relatos, con los que decidió comenzar a caminar por el sendero de la escritura. Y yo, cuando leí Yo, ese con que da comienzo a la andadura hablando de sus vivencias con tanta gracia y con tanta magia, supe que en algún momento tenía que leer el resto. Además, no me gustan las historias con final feliz, y este título me garantizaba que degustaría unos cuantos chupitos de sabor amargo

A veces me los tomaba tan rápido, uno tras otro tras otro, que estoy segura de que estuve a punto de emborracharme. Engancha, sin lugar a dudas. Puede que unos relatos sean mejores que otros en su desarrollo o en su desenlace, pero algo que no pude pasar por alto es que todos y cada uno de ellos captaban desde el principio mi atención. Algo que atribuyo a que las situaciones a las que se enfrentan los personajes son tan cotidianas y reales que no cuesta en absoluto sufrirlas o disfrutarlas en tus propias carnes con total empatía: son todo reflejos de ti mismo, o de un amigo tuyo, o de tu abuelo o abuela, o de un conocido. Todos reflejan la cruda realidad, la más real de las realidades (parece que cuanto más duele algo, más real se siente).

La escritura de Cita, ya sea en primera o en tercera persona, es natural y sin florituras, casi familiar. En general la edición está bastante cuidada, y aunque sobre todo al final encontré alguna que otra errata, también dudo si no sería en parte por el cambio de formato algo accidentado que sufrió para que pudiera leerlo en mi e-book.

Observa y el vagabundo se parece a las anécdotas que a veces me imagino que me podrían pasar para hacer la vida más emocionante, y aunque tiene su punto de desgracia, digamos que el enfoque es más o menos optimista. 
El final de Como solo el vino de la mancha sabe fue de los que me decepcionó ligeramente. 
De Doña Tamara, prosiga, destaco la sorpresa que contiene, a la que da forma llevando cierta situación del ámbito sanitario hasta las últimas consecuencias. 
Creo que La derrota del ganador fue el que menos me gustó; es más difícil identificarse con el narrador (quizá un poco extremista) y tampoco logró sorprenderme. 
Los personajes de La sala de colores transmiten ternura y se da una acertada visión sobre los pacientes psiquiátricos. 
Elegida marioneta me cautivó porque me sentí precisamente arrastrada por un hilo invisible a través de una serie de idas y venidas laborales que no entendía del todo y no sabía dónde iban a terminar. 
Demencia rojiblanca tampoco fue de los más destacados, pero es un buen homenaje a esa enfermedad del olvido. 
Título ocurrente a parte, Calle Vejadores me mantuvo una vez más pegada a sus personajes, pese a que supiera más o menos lo que iba a ocurrir. 
Seve, Severo me gustó en sus comienzos pero me esperaba un final más sorprendente; de este me quedo con la pareja protagonista. 
Confianza, sacrificio está narrado en tres partes y cuenta muy resumidamente la vida azarosa de una joven madre viuda a partir de que acude a una oferta de trabajo en Suiza. Me hizo sentir rabia, al mismo tiempo que intentaba ponerme en el lugar de personajes con motivaciones poco defendibles. 
Trabajadores sociales vs vidas personales fue uno de los que más me atraparon; su título lo dice todo: transmite la impotencia, ante su propia vida familiar, de una mujer que disfrutaba de su trabajo ayudando a otras familias. 
Otro que no me convenció fue Anhelos de un suicida: tiene algo en común con La derrota del ganador, y es que ambos son muy narrativos y quizá caigan un poco en el moralismo. 
Sucedió en el caserío es una buena guinda para el pastel, conteniendo el que para mí ha supuesto el mejor final de todos.

He sido un poco críptica porque los relatos se disfrutan más si uno se enfrenta a ellos a ciegas. Yo siempre procuro evitar enterarme de qué van, pero he querido dar alguna pincelada por si hay algún indeciso por ahí que quiera saber con algo más de detalle lo que se puede encontrar en Lágrimas de tequila. Es decir, de todo. Sintetizando y mezclando: reivindicación social, pobreza, asesinatos, amor, ternura, olvido, dedicación, reconciliación, ruptura, arrepentimiento, perdón, nostalgia, vejez, curiosidad, descubrimientos, pasado, presente, soledad, maldad, padres, hijos, abuelos, acoso, maltrato, moralismo, política, realidad, confianza, desengaño...

3,5
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*Pinchar aquí para acceder a Lágrimas de tequila en Amazon.
**Pinchar aquí para acceder al blog de la autora.

domingo, 13 de julio de 2014

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo; de Albert Espinosa

"Descendí y vi que el cartel de la tienda tal como la recordaba ya no existía. En lugar de la entrañable tiendecita de marcos había ahora una de sueños. Había oído decir que era un negocio en alza."

SINOPSIS
¿Y si con solo mirarte pudiera desvelar tus secretos? ¿Y si con solo mirarte pudiera sentir con tu corazón? ¿Y si en solo un instante fuera posible saber quiénes somos el uno para el otro? 
 Marcos acaba de perder a su madre, una reconocida bailarina que le ha enseñado todo en la vida, y decide que su mundo ya no puede ser igual sin ella. Justo en el momento que va a dar un giro a su vida, una llamada de teléfono cambia radicalmente los acontecimientos.

Ojalá que no sepáis de qué va esta novela. Ojalá que no, porque entonces no os la recomiendo, porque es divertido cuando crees que vas a leer una historia de amor típica (aunque solo sea un poquito típica) y las páginas que pasas no son más que una bofetada tras otra a tus previsiones, y tu gesto de "esto ya me lo sé" va mudando en uno de "un momento, que por aquí no es, que nos hemos salido del camino".

Albert nos introduce sin ningún sobresalto en el hogar de Marcos, y todo parece muy normal y hasta algo lento durante unas pocas páginas (es una novela corta y todo dura pocas páginas). Luego viene la primera extrañeza, la visita en medio de la noche, las jeringuillas llenas de algo, que no voy a decir qué es, si droga, si medicinas, si veneno... Y para rematar, Marcos enciende la tele y pone las noticias y entonces ya no sé qué estoy leyendo, por qué ocurren esas cosas. Es extraño, tan extraño que casi te hace preguntarte si estás leyendo una novela distinta a la que crees; cierras el libro, marcando con el dedo la página por la que ibas, y vuelves a mirar con atención la portada, la contraportada y los huecos que dejan las letras a ver si es que se te ha escapado algo importante.

No hay mucha acción. Se trata más bien de una novela intimista, centrada en lo que nos cuenta Marcos en primera persona y en lo que piensa. Y piensa mucho en su madre y en lo que ella le enseñaba. Empieza por hacernos reflexionar acerca del fascinante mundo de la noche y sus sonidos, de la importancia de las almohadas... Hasta que sale de su casa a la mañana siguiente no empiezan a pasar cosas. Marcos es requerido en su trabajo para una tarea importante que tiene que ver con un don suyo. Y allá que va, allá que realiza su cometido y desde allí que se va a otro lugar, esta vez guiado por su propio deseo o intuición. Y de ese lugar se va a otro donde toda la verdad le es revelada. Y cuando digo toda es toda, toda. Y cuando digo verdad es Verdad.

Lo que ocurre es lo que menos se narra. Predomina lo que medita a lo largo de su camino de un lugar a otro, lo que recuerda: los consejos de su madre acerca de las personas, del amor, del sexo y de la vida. Una madre con la que viajó mucho de ciudad en ciudad y de espectáculo en espectáculo. Solos él y su madre, a veces durmiendo juntos y otras bañándose juntos, aunque al principio tales cosas le eran incómodas. Ella no creía en el corazón, sino en el esófago; ella opinaba que "el mundo sería mejor si nuestro yo sexual invadiera nuestro yo de ir por casa. [...] Hablaba de que la felicidad que sentimos en la alcoba debía trasladarse a la oficina, a un día triste de invierno mientras paseamos por la calle o esperamos el autobús." 

Y luego, sí, está la chica. La chica para Marcos. Porque él ama a su madre desde hace mucho, pero ahora de repente se encuentra con una chica a la que también ama. Sin embargo, aunque hay muchos tipos de amor en esta breve historia, el que menos predomina es aquel que uno espera encontrar en una novela (sí, me refiero al "de pareja"). 

Igual parece que me ha gustado mucho, pero sólo me ha gustado y ya. El problema es que no sabría decir los fallos, sólo los aciertos. Me ha gustado que me sorprenda, que juegue a despistar con ese título para después desplegar toda su originalidad ante el lector. Me han gustado algunas de las reflexiones, incluso las reflexiones sobre almohadas. Aunque es la primera novela que leo de él, creo que la forma de ver el mundo de este autor es distinta, lo cual se deja notar en sus palabras. 

3,5