sábado, 3 de mayo de 2014

Una vacante imprevista; de J. K. Rowling

"Todo se había hecho pedazos. Que los objetos siguieran allí -las paredes, las sillas, los dibujos de los niños en las paredes- no significaba nada. Cada átomo de todo aquello había estallado para reconstituirse en un instante, y su permanencia y solidez aparentes en realidad eran risibles; se disolvería todo con sólo tocarlo, porque de pronto todo se había vuelto fino y desmenuzable como el papel de seda.
Parminder no podría controlar sus pensamientos; éstos también se habían desintegrado, y fragmentos aleatorios de memoria emergían para girar sobre sí mismos y salir despedidos. Se vio bailando con Barry en la fiesta de Nochevieja de los Wall, y recordó la absurda conversación que habían mantenido mientras volvían a pie de la última reunión del concejo parroquial.
- Vuestra casa tiene cara de vaca -le había dicho ella.
- ¿Cara de vaca? ¿Qué significa eso?
- Es más estrecha por delante que por detrás. Da buena suerte. Pero está orientada hacia un cruce. Eso da mala suerte.
- Pues así, la buena y la mala suerte quedan compensadas -había dicho Barry."
SINOPSIS
Con su plaza adoquinada y su antiquísima abadía, Pagford parece un típico pueblecito inglés, un lugar idílico en el que la vida transcurre con plácida tranquilidad. Sin embargo, sus habitantes están inmersos en una realidad muy diferente. Tras la conmoción causada por la súbita muerte de Barry Fairbrother, se desencadena una auténtica batalla en sordina por ocupar la vacante dejada por Barry en el concejo parroquial, donde se dirime el destino de una urbanización de dudosa legalidad. Y cuando la tensión hace aflorar una serie de conflictos latentes que involucran a todo el pueblo —hijos contra padres, pobres contra ricos, mujeres contra maridos, alumnos contra maestros—, la pasión, la hipocresía y, especialmente, los secretos que suelen anidar en una comunidad pequeña, desempeñarán un papel decisivo en el futuro de Pagford.

He pasado por muchas fases durante la lectura de esta novela. Quise leerla solo por el hecho de que venía de la mente de quien viene (la misma que concibió la saga Harry Potter), y quería comprobar qué más historias era capaz de pergreñar esta escritora, fuera del ámbito de la fantasía.

Al principio pensé que había cometido un error. No era aburrido del todo, pero tampoco captaba mi atención. Era fácil dejar de leer y necesitaba un empujón cada vez que reanudaba la lectura. Los personajes me parecían maniquíes fríos en un movimiento incesante que no emanaba emoción alguna. Veía y sentía demasiado la forma y el color de las letras cuando debería estar viendo y sintiendo las situaciones, siendo absorbida por las imágenes que suelen esperar, más allá de las líneas negras del texto, a que te caigas en ellas.

Al final me di cuenta de que todo era parte de un plan más complejo. De una forma muy lenta, las piezas sólidas y asépticas que había ido recogiendo en los comienzos se fueron uniendo para conformar un todo, más completo, más humano, más real.

Empecé a asimilar cada nombre a un personaje, cada personaje a un rol y a una forma de ser más o menos bien definida. Ya sabía que Shirley y Howard eran los padres de Miles y que Samantha era la mujer de este último, y que además estaba Mary, la viuda de Barry, y Ruth y su marido Simon, con su hijo Andrew, y... Es que son muchos los vecinos de Pagford, y muchas las relaciones que pueden establecerse dentro de un pueblo tan pequeño. ¡Y J.K. Rowling se ha atrevido a desarrollarlos y enredarlos en una historia! Ciertamente, he acabado admirándola por esa capacidad de constructora de personajes y tejedora de relaciones.

La narración, desde un punto de vista omnisciente, se centra en describir las acciones de los personajes y las motivaciones que las guían, intercalando diálogos. Alterna entre unos y otros, cambiando cada vez de escenario, recorriendo el pueblo de edificio en edificio, de calle en calle. Creo que algo que le aporta bastante a la historia es ir conociendo la forma de razonar y los impulsos que guían a cada uno, y cómo chocan las aspiraciones de unos y de otros.

Es verdad que tarda un poco, pero al final una se acaba enganchando (no mucho, pero aceptablemente) a tan carismáticos personajes y desea saber qué les pasa y qué desenlace les espera a cada uno de ellos. Son de todas las edades y para todos los gustos. Tras la muerte del alcalde del pueblo, conocido por todos, más o menos querido por unos, y amado en secreto por otros, surgen una serie de rencillas socio-políticas entre los adultos, que en un escenario tan reducido es inevitable que se mezclen con lo personal o lo laboral. Tenemos bronca también entre padres e hijos, progenitores que se preocupan por la educación de sus hijos, hijos a los que les preocupa la educación de sus progenitores. Adolescentes incomprendidos, adolescentes enamorados (u hormonados), adolescentes perdidos y encontrados. Pobres, y ricos. Gordos, y flacos. Médicos, asistentes sociales, profesores, hosteleros. Salud, enfermedad, muerte...

En definitiva, un tapiz bastante realista de un episodio dentro de la historia de un pueblecito inglés. Puede decirse que he quedado satisfecha.