miércoles, 15 de julio de 2015

Maestro cantor; de Orson Scott Card

"Ansset se puso a cantar de nuevo, con un tono tranquilizador, pero Kya-Kya se puso en pie de un salto y retrocedió.
-¡Otra vez no! ¡No me engañarás de nuevo! ¡Cántale a las piedras y hazlas llorar, pero no me engañarás otra vez!
Salió corriendo de la habitación, cerrando la puerta de golpe, y dejando atrás la canción del niño, su rostro vacío. Ansset era un monstruo, no había nada real en él, y Kya-Kya lo odiaba.
Pero al mismo tiempo recordaba su canción y le amaba, y ansiaba regresar a su celda para oírle cantar eternamente."
SINOPSIS
Secuestrado a muy temprana edad, el joven Ansset ha sido educado en el aislamiento de la Casa del Canto. Su vida es la música y la canción. Su voz posee cualidades nunca oídas antes. Su arte puede reflejar las esperanzas y los miedos de su audiencia y, amplificando las emociones que inspira, puede incluso servir para sanar. Aunque también para destruir… Ansset se convertirá en Pájaro Cantor de Mikal el Terrible, el emperador de la galaxia, pero deberá demostrar su capacidad para calmar con sus canciones la conciencia atormentada del temible gobernante.
Una sobrecogedora historia de poder y de amor. La saga de formación de un artista y su educación sentimental y política. Una vida trágica y gloriosa, narrada con la mano experta en el tratamiento de sentimientos y emociones que le han valido a su autor los premios Hugo y Nébula por El juego de Ender y La voz de los muertos. 

Después de la lectura de El juego de Ender, hace ya varios años, no me quedaron ganas de seguir con las aventuras de este personaje en La voz de los muertos y el resto de novelas de la saga. Pensé que era un buen final para las aventuras de este niño obligado a madurar antes de tiempo y que no merecía la pena darle más vueltas, porque eso sólo serviría para cansarme de una historia que, aunque bien contada, no había terminado de seducirme. (Excluyendo su impactante final.) No obstante, cuando buscando un libro para regalar me encontré con esta novela menos conocida Orson Scott Card, la sinopsis me pareció tan atractiva que, una vez conocida la sentencia positiva de su dueña y primera lectora, quise acercarme a él. 

Pese a que no tengo El juego de Ender fresco en la memoria, es inevitable encontrar paralelismos entre este Maestro cantor y la obra más conocida del escritor. El protagonista, Ansset, es un nuevo Ender, o tal vez fue al revés, pues esta obra se publicó seis años antes de que el famoso personaje viese la luz. Tanto uno como otro son niños que se ven obligados a dar lo mejor de sí mismos demasiado pronto, a dejar de lado sus deseos más espontáneos para hacer frente a un destino que se les presenta en forma de una gran responsabilidad: salvar a la humanidad de la invasión extraterrestre en un caso, mantenerla pacíficamente unida en otro.
-Es un lugar lleno de orgullo -dijo Ansset.
-¿Qué, la Tierra? -preguntó Riktors Ashen.
-¿Qué he visto de la Tierra?
-Todo el planeta es así. Mikal no diseñó esta ciudad, ¿sabes? Fue un regalo.
-¿El planeta entero es así de hermoso?
-No. Altivo. Con la nariz al aire. La gente de la Tierra está muy orgullosa de ser el "centro de la humanidad". El corazón, vaya tontería. En el margen, eso es lo que son, y un margen loco, si quieres saber mi opinión. Se aferran a sus insignificantes identidades nacionales como si fueran religiones. Es un lugar terrible para una capital... este planeta está más fragmentado que el resto de la galaxia. Hay incluso movimientos independentistas.
-¿Para independizarse de qué?
-De Mikal. De su planeta capital, y piensan que sólo una porción del planeta debería librarse de él -rió Riktors.
Ansset estaba completamente sorprendido.
-¿Pero cómo pueden dividirlo? ¿Pueden coger un trozo del planeta y llevarlo al espacio? ¿Cómo pueden ser independientes?
-Eso mismo pienso yo.
Orson Scott Card construye a sus personajes desde dentro, intentando otorgar de sentido emocional a sus acciones, explorando hasta las entrañas los porqués de su forma de ser. 

Me ha gustado mucho más el entorno en el que se desarrolla esta novela si se compara con la sensación claustrofóbica que transmitía El juego de Ender. Ya no son habitáculos cerrados flotando en el espacio, sino que el mundo se abre ante nosotros en forma de diversidad de paisajes y ciudades, de un universo entero lleno de planetas y ciudades que descubrir, aunque sólo visitemos con la imaginación un número reducido de estos lugares. Hay más naturaleza y no tanta maquinaria espacial, y eso me ha acercado más a la historia.

Todo el universo está gobernado por el emperador Mikal. Mikal reúne un amalgama de cualidades (ambición, sensibilidad, crueldad, amor) en unas proporciones tan perfectas que le han permitido obtener y conservar su puesto de poder y mantener a la Humanidad unida y "en paz". 
La Casa del Canto, en el pequeño planeta de Tew, mantiene cierta independencia respecto al gobierno del emperador. Se trata de una institución que enseña a sus alumnos a cantar hasta convertirlos en Pájaros Cantores, seres con un increíble talento para comunicarse a través de melodías. Una vez formados, los Pájaros Cantores pueden ser adquiridos temporalmente por la gente de toda la galaxia, pero sólo si la Casa del Canto considera que son capaces de apreciarlos. 

Lo de cantar suena muy simple, pero no es así. Me ha parecido un aspecto muy original y el mayor atractivo de esta novela. Los alumnos entrenados en la Casa del Canto son en su mayoría niños, algunos de ellos huérfanos que son acogidos y cuidados allí a lo largo de su vida. Los Maestros Cantores y sus alumnos se comunican a través de la música. Cuando alguien habla, no "dice", sino que "canta". Saben imprimir a sus palabras el ritmo adecuado para transmitir algo que va más allá de las mismas. O saben hablar sin palabras, tan solo desnudando su alma a través de melodías, aunque ese sea un arte difícil de dominar.

Y por supuesto, Ansset es el héroe, y como tal posee cualidades espectaculares. Quizá un tópico que se permite Orson Scott Card, igual que hará con Ender. Pero ambos personajes sufren una evolución; la evolución de Ansset desde el principio hasta el final de Maestro cantor es clara y el camino que recorre entre la multitud de personajes que pueblan la novela es largo, sinuoso y repleto de sentimientos. La palabra amor en su sentido más amplio flota sobre las letras desde la primera a la última página.
Oh, Ansset, eres un maestro, pensó Esste, pero también advirtió cosas que no había percibido con anterioridad: cómo su rostro se mostraba impasible antes y después de cantar: cómo su cuerpo permanecía rígido, concentrándose en conseguir el tono preciso. Nos manipula, pensó Esste. Nos manipula pero no lo hace ni con la mitad de perfección con que se manipula a sí mismo. Advirtió cómo el niño percibía la más mínima agitación, cada mirada del público, cómo se nutría de ella y la devolvía multiplicada por cien. Ansset es un espejo que amplifica, pensó Esste. Eres un espejo que amplía, tomando el amor que recibes y lo devuelves con más fuerza que antes, pero sin nada de dentro de ti. No eres completo.
Las relaciones que se establecen entre unos personajes y otros son cambiantes y llenas de matices. A veces, como en la vida real, no del todo definidas. Ansset es un niño que se va modelando a base de las presiones del entorno. Su maestra Esste será la encargada de manejar esas presiones de forma  que no san demasiado fuertes y hagan de Ansset un ser artificial, desprovisto de su propia humanidad. Las canciones de Ansset pronto se hacen famosas por su capacidad para reflejar las inquietudes y anhelos de los demás, pero parece claro que el pequeño ha enterrado sus propias emociones muy dentro de sí mismo. Puede controlar las de los demás, pero corre el peligro de ahogarse dentro de sí, en el pozo profundo de su Control.  

De errata a errata y tiro porque me toca

Casi se me olvida una pega muy gorda. Pero no es culpa de Card, sino de quien sea que haya editado este libro. Porque me ha parecido vergonzosa la cantidad de erratas absurdas que lo pueblan. Pero no erratas de no saber escribir, sino erratas de palabras juntas de debieran ir separadas, separadas que debieran ir juntas, cambios de letras dentro de palabras (de manera que la palabra la tienes que imaginar), comas por puntos, incluso cambios de letras por números (en vez de poner "lo", ponía "10"). Un auténtico jeroglífico cuya razón de ser no me explico. Pareciera que todo fuese fruto de una máquina en vez de un ser humano. Será que querían llevar la Ciencia Ficción al límite.


Maestro Cantor es una novela compleja en cuanto a contenido pero de lectura sencilla y bastante adictiva. Últimamente es difícil que una novela capte mi atención desde el principio, y esta lo ha hecho desde el prólogo, si bien es verdad que iba inflándose y desinflándose y que esperaba algo más del final, después de la gran sorpresa que me llevé con el de El juego de Ender. Al final he disfrutado más del camino que de la meta. Ha sido uno diferente a los que había recorrido hasta ahora.

sábado, 4 de julio de 2015

El chico sobre la caja de madera; de Leon Leyson

"Me fijé en que los nazis convencidos me miraban los zapatos o daban cuerda a su reloj cuando alguien mencionaba la guerra. Si alguien hacía algún comentario sobre las desgracias sufridas por los judíos, su manida respuesta era: «Nosotros no sabíamos nada». El doctor Neu no era así. Me preguntó sobre mis experiencias y escuchó atentamente lo que le conté. Me acordé de que Oskar Schindler también me había hecho preguntas y había escuchado mis respuestas. El doctor Neu no intentaba encubrir lo que había pasado. Un día, mientras yo le contaba una historia, su mujer nos oyó. «Nosotros no sabíamos nada», murmuró. Él le lanzó una mirada penetrante y dijo: «No digas eso»"

SINOPSIS
Incluso en los tiempos más oscuros, especialmente en los tiempos más oscuros, hay espacio para la fuerza y la valentía. Una memoria notable de Leon Leyson, uno de los niños más pequeños sobrevivientes del Holocausto en la lista de Oskar Schindler. 

¿Qué me sugería, hasta hace unas semanas, el nombre "Schindler"? Pensaba en una lista. ¿De alumnos? ¿De tareas? ¿De la compra? Nada de eso. Solo en una lista. Como mucho, de personas. Pero no sabía para qué.

¿Qué me sugiere, ahora, el nombre de "Schindler"? Pienso en la palabra héroe. En un hombre que luchó por salvar la vida de personas (él sí las consideraba personas), que no tuvo más remedio que hacerlo pagando por cada una de ellas a costa de su propio fracaso. Sin obtener nada a cambio. Miento. La gratitud de miles no es "nada". Ahora, cuando pienso en Oskar Schindler, siento orgullo ajeno (que es como la vergüenza ajena pero en orgullo). 

No ha sido El chico sobre la caja de madera una lectura inolvidable ni que me provocara grandes emociones, pero sí una puerta abierta a una pequeña parcela de la Segunda Guerra Mundial que yo no conocía. Y no sólo me he asomado a ella sino que he sentido la necesidad de atravesarla y acercarme más a ese personaje extraordinario. Lo hice poco tiempo después, gracias a la película La lista de Schindler.

Tampoco es que Oskar Schindler fuese un hombre ejemplar. No hay seres humanos perfectos, al fin y al cabo. Pero sí que podría decirse que fue un héroe, y el razonamiento de Leon Leyson viene a demostrarlo:
Habría podido decidir que su vida dependía de obligarnos a trabajar hasta la muerte, pero no lo hizo. En cambio, ponía en peligro su vida cada vez que nos protegía por la sencilla razón de que era lo que había que hacer. Yo no soy filósofo, pero creo que Oskar Schindler es un excelente ejemplo de heroísmo. Demuestra que una persona puede hacerle frente al mal y cambiar las cosas.
Yo soy una prueba viviente de ello.
Recuerdo una entrevista televisiva que vi una vez con el escritor y académico Joseph Campbell. Nunca he olvidado su definición de «héroe». Según Campbell, un héroe es una persona normal y corriente que hace «lo mejor que se puede hacer en el peor de los momentos». Oskar Schindler personifica esa definición.
Schindler llevaba una existencia algo contradictoria. A parte de pertenecer al partido nazi, era un hombre mujeriego (infiel a su esposa), dado a la bebida y a las fiestas, pero utilizaba las mujeres, la bebida y las fiestas para mantenerse en buenas relaciones con sus compañeros de partido: era el perfecto organizador de juergas. 
Gracias a estas buenas relaciones y a su inteligencia, se colocó en una posición óptima para ayudar a los débiles sin sufrir el castigo por parte de los poderosos. Así, pudo acoger en su fábrica a varios cientos de judíos a los que evitaba la tortura de los campos de concentración y de exterminio. No es que tuvieran una vida muy cómoda, pero al menos comían algo (poco) y no eran maltratados. Ellos, los que formaban parte de la lista de trabajadores de la fábrica, se sentían afortunados. Les sorprendía que su superior les considerase personas y hablara con ellos como si fuesen sus iguales.

De izquierda a derecha: Oskar Schindler, Lis y su marido Leon Leyson.
Sí: posiblemente El chico sobre la caja de madera sea "una novela más del holocausto". Esta vez no voy a decir que es diferente a las demás o una digna competidora de La ladrona de libros (con la que, por otra parte, no tiene nada que ver en cuanto a estilo). Pienso que lo único que la hace más especial es su carácter autobiográfico, pues su autor, Leon Leyson, vivió de primera mano lo que en ella se cuenta: fue arrancado en su infancia primero de su hogar y después de su familia; formó parte de esa lista (fue el superviviente más joven); conoció a ese héroe. Y lo que más destaca de su declaración es la devoción manifiesta hacia el hombre al que debe su existencia.
Fallecido hace dos años, Leon Leyson era al principio reacio a hablar de esa época de su vida, pero con el paso de los años perdió ese miedo y ha ofrecido discursos y entrevistas*. 


Oskar Schindler: si no conoces al hombre que hay detrás de ese nombre, esta novela es una buena forma de empezar a hacerlo, a través de los ojos de uno de los cientos de judíos a los que salvó.

3,5

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*En Youtube pueden encontrarse algunas; dejo este enlace como breve ejemplo: (aquí).