¡Me ha guiñado un ojo!
En sus pestañas anidan las golondrinas, y la brisa que sale de sus pupilas huele a sopa de flores. Su tez está llena de dibujos que gritan.
¡Se acerca!
El ruido de sus pasos me recuerda al sonido multicolor del arco iris, y las huellas que imprime en la nieve tienen forma de amistad. La sombra de su mano proyecta un trébol de cuatro hojas en la pared.
¡Me habla!
Salen de entre sus labios palabras deshilachadas. La araña que las teje me saluda, asomando una pata fina desde debajo de la lengua.
Caigo en sus redes...
Me acuerdo de quien decía hace años... Llegas, pestañeas y pasa un huracán.
ResponderEliminarHace como mil años de eso.
Todo eso ha evocado tu precioso relato.
Un beso