Como una nube en el viento
hallábame yo sentada
a lomos del pensamiento
que en mi mente descansaba.
- Y hoy, amigo pensamiento,
¿dónde me vas a llevar?
Y hoy, pensamiento infinito,
¿qué cosas me mostrarás?
-Hoy te voy a enseñar un mar,
pero no es nada normal.
Cuando el sol regala luz
el mar se esconde a la sombra.
Si el sol apoyado está
sobre la colina al alba
el mar por poco se asoma.
Es un mar de aguas oscuras,
quizá porque son profundas.
Es un mar lleno de perlas
pues vive en lugar tan alto
que nadie pudo cogerlas.
-¿Dónde vive?
-En el cielo.
-Imposible.
-Pues es cierto.
-¿Y cómo podría yo verlo?
-Verás: cuando el sol se cansa
recoge sus rayos, lento,
para acostarse en las nubes
que utiliza como lecho.
Entonces, muy cauteloso,
el mar se mete en el cielo
y se extiende poco a poco
vistiendo el techo de negro.
-¿Y tiene peces, el mar?
-Sí los tiene, son preciosos;
peces con plumas y alados.
-¿Y las olas susurrantes?
-No son de agua, sino de aire.
Se deslizan por las plantas y los árboles,
arrancan voces a las hojas mudas
y de gran tranquilidad te inundan.
-Y ese mar de que me hablas,
¿está muy lejos de aquí?
-Cada noche, alza la vista
y lo verás sobre tí.