Como ocurría al término de cada jornada, Ricardo se dormía en la angustia de la noche para despertar con un día lleno de actividad por delante. El sol volvía a despertar otro Licenciado Beltrán distinto al que se había acostado; un Beltrán vigoroso, vivo; con ganas de sentarse en la taza de un retrete a leer a Cortázar, de escribir artículos, de desahogarse ante un espejo, de regenerar el país.
Quizás para vivir tan intensamente el día era necesario morir por la noche."
Llevaba tiempo detrás de una obra de Paco López Mengual. Había pensado más en sus otras novelas, El mapa de un crimen y El último barco a América. Pero quiso el destino que esta se cruzara antes en mi camino, pues el año pasado el autor tuvo a bien venir a presentárnosla a los madrileños, y una no le dice que no a la oportunidad de una tarde literaria y un ejemplar firmado. La tarde, además de literaria, fue lluviosa y desapacible. Pero los asistentes a la presentación nos resguardamos en la calidez de la sala y de las palabras de los presentadores, y tanto el escritor como su "oriental" acompañante nos hicieron pasar un rato divertido.
Creo que la descripción que aparece en la contraportada, la de "Una novela escrita con humor y mala leche", es una perfecta definición para Maldito chino. Yo no lo sabría describir mejor. Y he apreciado ese humor y esa mala leche, y también un derroche de ingenio para lograr ambas cosas, pero (qué puñeteros son los peros) he tenido la sensación de no sintonizar del todo, de no estar en la onda en algunas ocasiones. Creo que ha sido culpa de Franco. (Lo de Franco va en serio. Maldito chino tiene un trasfondo político y en él adquiere la figura del dictador una importante relevancia. Pues resulta que uno de mis "defectos de fábrica" es que esa temática no me va mucho, y creo que ha influido en que no terminara de conectar.)
Los personajes están como una cabra (¡ahora no se me ocurre uno ni un poquito normal!). Son una caricatura en toda regla, tanto ellos como las situaciones que viven. Según leía, me lo imaginaba todo como una de esas películas de Mortadelo y Filemón (cierto artilugio podía ser perfectamente un invento del profesor Bacterio). Y lo escribo antes de recordar que la contraportada reza precisamente eso: "Una comedia gamberra con influencias de Wilt, La conjura de los necios, Lo mejor que le puede pasar a un cruasán e, incluso, Don Quijote de la Mancha. Todo ello condimentado con pinceladas de aventuras de comics- Mortadelo y Filemón- y unos gramos de cine casposo- Torrente-." Vamos, que lo que dice la contraportada va a misa. Porque aún hay más: aunque leí La conjura de los necios hace ya tiempo,¡indudablemente ese Ricardo Beltrán trae a la memoria a Ignatius Reilly!
En fin, si me pusiera a hablar de los personajes no terminaría nunca y os perderíais la emoción de conocerlos uno tras otro, a ellos y a sus rarezas: el carácter rebelde del Licenciado Beltrán con sus artículos y "Cartas al director" para el periódico El Matutino, la disparatada lucha que emprende para recuperar a su queridísimo chihuahua desaparecido, los extraños rituales de su tía (con la que vive) a la hora de acostarse, la locura homicida de su amigo Antón... El etcétera es largo, porque como ya he dicho son todos unos raritos, y quien no lo es lo termina siendo por contagio. Personalmente no he podido sentir empatía por ninguno, aunque supongo que de haberlo hecho sería preocupante, porque creo que el verdadero objetivo es el humor puro y duro y desvergonzado y sin pudor. Y cuidado los que os escandalizáis con facilidad: abundan los actos deplorables y los pensamientos impuros.
Hablaba sobre lo caricaturesco de las situaciones. Una parte que aporta mucho dinamismo a la novela es el hecho de que nunca sabes qué va a ser lo siguiente que pase, pues es inmenso el abanico de posibilidades que ofrece lo rocambolesco. No es que cualquier cosa pueda pasar, porque existen leyes físicas, aunque incluso estas son a veces violadas en esta novela para introducir una pizca de realismo mágico y nos encontramos, así, con objetos imposibles y poderes místicos.
En general, las letras consiguen sin excesiva dificultad hacerme llorar (y de un tiempo a esta parte, me he hecho más sensible), pero cuando se trata de arrancar sonrisas tienen que esforzarse más (para las carcajadas, ya ni os cuento). Y, pese a mi incompleta sintonización con Maldito chino, sus letras me han hecho sonreír más de una vez, y bastantes veces si se tienen en cuenta las sonrisas internas, que aparecen en la mente pero no llegan a curvar los labios.
Pongo como ejemplos el uso que Ricardo Beltrán le da a los libros de Cortázar (y que me hizo rabiar aun sin gustarme especialmente lo que he leído del escritor), su devoción por Arturo Pérez Reverte (de éste no he leído nada) y la aparición del mismo como personaje, la forma en que el autor se las ingenia para aparecer entre las páginas de su propia novela, o el misterioso mundo oculto de los chinos que el avance de la trama va desentrañando. Y, para terminar, un más que acertado desenlace a la altura de la comicidad del resto de la novela.
Creo que Maldito chino no sólo puede hacer reír a mucha gente, sino también carcajear: aunque yo no haya sabido o podido aprovechar bien ese potencial, sé que otros lectores lo han pasado en bomba con las andanzas y pensamientos de Ricardo Beltrán y el resto de los personajes que pululan por sus páginas. Así que, si queréis pasar un rato divertido, y no pertenecéis a ninguno de los (innumerables) grupos de riesgo listados en la Nota del Autor (como los funcionarios, los católicos, los chinos, los admiradores de Cortázar...), es una opción importante a considerar. (Y si pertenecéis y no os importa reíros de vosotros mismos, también.)
Pongo como ejemplos el uso que Ricardo Beltrán le da a los libros de Cortázar (y que me hizo rabiar aun sin gustarme especialmente lo que he leído del escritor), su devoción por Arturo Pérez Reverte (de éste no he leído nada) y la aparición del mismo como personaje, la forma en que el autor se las ingenia para aparecer entre las páginas de su propia novela, o el misterioso mundo oculto de los chinos que el avance de la trama va desentrañando. Y, para terminar, un más que acertado desenlace a la altura de la comicidad del resto de la novela.
Creo que Maldito chino no sólo puede hacer reír a mucha gente, sino también carcajear: aunque yo no haya sabido o podido aprovechar bien ese potencial, sé que otros lectores lo han pasado en bomba con las andanzas y pensamientos de Ricardo Beltrán y el resto de los personajes que pululan por sus páginas. Así que, si queréis pasar un rato divertido, y no pertenecéis a ninguno de los (innumerables) grupos de riesgo listados en la Nota del Autor (como los funcionarios, los católicos, los chinos, los admiradores de Cortázar...), es una opción importante a considerar. (Y si pertenecéis y no os importa reíros de vosotros mismos, también.)
3,5
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Hacía mucho que no dejaba booktrailers:
A veces, aunque no se pueda sentir empatía por unos perssonajes, el hecho de que sean tan originales y rocambolescos hace que la lectura valga la pena.
ResponderEliminarBesotes locuelos.
A mi estos libros tan cariturescos me dan mucho respeto, porque lo mismo me encantan y me parecen superdivertidos que no les encuentro la gracia o me parecen pasados de rosca. De todas forma voy a fiarme de ti y me lo anoto ;)
ResponderEliminarBesos
La verdad que es entretenido, y muy divertido leyéndolo dispuesto a coger lo cómico y lo crítico.
ResponderEliminarMe ha quedado una curiosidad, ¿cómo descubriste este nombre?
Besos
Es una obra desternillante, con personajes estrambóticos, desde luego, una especie de sainete que pretende divertir. Y lo logra. Mi enhorabuena a López Mengual y al autor del blog por su atinado análisis.
ResponderEliminarje, je, je pues me parece que me la voy a apuntar, a veces apetece leer algo así, y mis tintes de payasa me dicen que me va a gustar.
ResponderEliminarBesos
Cita
No suena nada mal, aunque para determinado momento relajado
ResponderEliminarsaludos
Siempre estoy a la busca de un libro que me haga reír, pero creo que es imprescindible conectar con los personajes. Por lo que dices, no sé si lo lograré en este caso... Si me lo encuentro lo leeré, pero no iré a por él, que el destino decida. 1beso!
ResponderEliminarMucha caricatura y quizá demasiado mala leche para mi gusto, Caminante. Y creo que yo también padezco de ese mismo "defecto de fábrica".
ResponderEliminarUn abrazo,
Qué personajes tan curiosos! pero la verdad es que me impone, no creo que me anime.
ResponderEliminarUn beso!
No suena mal y me provoca mucha curiosidad la descripción de esos personajes y el hecho de que se mezcle por ahí el realismo mágico, pero no tengo prisa y además a mi país no ha llegado así que de momento se quedará en una idea :)
ResponderEliminarBesos!
Vaya, pues a mí me gusta bastante Cortázar.. así que creo que por el momento no me animo con este libro, pero más adelante quién sabe.
ResponderEliminarBesos:)