No he sido muy asidua a los cómics desde aquellos días de mi infancia en que me leía una y otra vez los de Tintín o los de Mortadelo y Filemón, sobre todo, pero también las revistas de historietas que se compraba mi padre en los kioskos cuando era pequeño, y que aún conservaba. Puede que de la mano de los cómics me aficionara a la lectura, después de todo. Y los he dejado de lado... lo mío no tiene nombre.
Me pasa que no soy capaz de comprarlos. Quizá pienso que valen demasiado para lo que duran. Pero hay libros que tampoco duran tanto, y no me importa comprarlos. Y además los cómics son más bonitos de ver, que tienen dibujitos, y los puedes tener en la estantería y abrirlos de vez en cuando. Así que no sé. El caso es que estos los elegí de la biblioteca, después de hurgar y hurgar entre todos los estantes de la sección de cómics. Me atrajo su sinopsis y, sobre todo, me gustó el colorido de sus ilustraciones.
No tengo experiencia en esto de valorar cómics. Ni con qué comparar. Los que traigo no tienen nada que ver con los que leía de pequeña, es otro tipo de cómic muy distinto. Quizá más adulto. Intimista. Aunque más de uno me haya dicho que por las ilustraciones parecen libros para niños. Son cómics de los que, al menos yo, no había oído hablar en la vida, y mira por dónde, parece que la autora ha sido reconocida por ellos. Pero los he disfrutado, que es lo que cuenta.
Intimista, decía.
Hay viñetas en las que aparece dibujado un simple escenario. Unas cuantas casas, o un parque. Una habitación. Un montón de cosas esparcidas en la mesita del salón.
Otras veces los personajes hablan de asuntos que quizá no son relevantes para la trama, pero sí para mostrarnos su forma de ser. Incluso puede que no hablen, y les veamos mirar una escena y sonreírse, o sonrojarse ante alguna situación, o mirarse de reojo sin decir nada. Incluso soñar.
Son detalles que, de una forma muy acertada, hacen que nos sintamos cercanos a ellos.
En el primer volumen, Una sensación conocida, conocemos (valga la redundancia) al treintañero Vincent y a su entorno. Este primer tomo nos habla de estar solo y no atreverse a hacer nada por evitarlo, de dejarse arrastrar (no llevar) por la corriente de la vida. Todo cambia cuando Vincent se encuentra con una persona que es incapaz de sacarse de la cabeza, porque sabe que la ha visto en alguna parte. Se trata de una mujer algo mayor que él a la que empieza a seguir. A parte de eso, Vincent trabaja en una peluquería, piensa en la novia que se le fue a Francia y vive en un apartamento debajo del piso de su madre, a la que cuida. Esta vieja revieja aporta un punto de humor con sus excentricidades. En sus fantásticas ilustraciones Camille Jourdy nos muestra la casa de ella, llena de muñecos, y los gestos y diálogos que inventa cuando juega con ellos. Así vemos los pensamientos a veces macabros que cruzan en secreto la mente de la anciana. Aunque su hijo tampoco se queda corto, a veces. La relación entre ambos es muy particular.
En el segundo volumen, ¡Arriba las manos!, conocemos el otro lado de la historia: Rosalie y, sobre todo, su sobrina Aude, que se entera de que hay un hombre que persigue a su tía y, junto con su grupo de amigas, toma cartas en el asunto. Esta vez, se une al elenco de excéntricos (aunque todos los personajes tienen su puntito) el compañero de piso de la joven, un holgazán que dice que quiere montar un circo (y así es como tiene su casa: como un circo). Aude, mi favorita, es un desastre y en ese sentido no tiene nada que ver conmigo, pero con su forma de ser y la personalidad que le da la autora (otra vez esos pequeños detalles de los que hablaba), me he sentido identificada con ella en varias ocasiones. Su tía es una mujer también solitaria que además parece que arrastra algo de su pasado. La historia se torna más animada gracias a que la juventud de los nuevos personajes irrumpe en ella con toda su energía. Y descubrimos que las viñetas del tomo anterior contienen pequeños detalles que no están ahí porque sí.
Finalmente, en ¡Al azar, Baltazar! (título que aún no comprendo), todo se mezcla.
No quiero ser muy explícita porque es de esas historias que se disfrutan más cuanto menos se sepa de ellas. Creo que por eso me han gustado tanto, y siempre tenía ganas de regresar a ellos, y me dio pena terminarlos, y me costará la separación cuando se los entregue a la bibliotecaria. Los misterios quedan resueltos al final, pero lo importante es ese regusto tan familiar, tan nostálgico, tan dulce, tan... tan, que deja cuando lo cierras.
NOTA: por lo que he podido ver no son cómics muy baratos en el mercado, aunque han sacado una edición completa con los tres que en cierto modo es más económica.
No los conocía aunque yo he dejado un abandonada la lectura de comics, quizás algún día la retome
ResponderEliminarBesos
Te pasaba como a mi...de peque leía tintín, mortadelo, zipi y zape y lo que pillara y los dejé de leer por el precio. Aunque hace un mes me animé con sailor moon (me motivé por los recuerdos) y me resultan algo caros para lo rápido que los leo.
ResponderEliminarUn beso!
Es verdad que cómics y libros ilustrados como que cuesta más comprarlos. Yo suelo tirar mucho de biblioteca, pero hay algunos que sí me gusta tenerlos. También me ha pasado, al principio me fijaba mucho en las viñetas, en los dibujos, y desechaba los que parecían infantiles o simples. Luego me he dado cuenta que incluso en este tipo de ilustraciones, la imagen puede ser igual de impactante y tiene su peso en la historia. Me anoto estos y busco por la biblioteca ;)
ResponderEliminarBesos!
Entiendo lo que dices sobre lo caro que son los cómics con respecto a lo poco que duran: se acaban rápido, la verdad que sí. Sin embargo, yo no puedo evitar fijarme en ellos y hacerme con los que verdaderamente me llaman la atención, porque me parecen muchos una obra de arte... Este que nos presentas no lo conocía, pero investigaré, ya que por lo que dices me puede gustar. 1beso!
ResponderEliminarPues no lo conocía, pero creo que voy a echarle el ojo, a ver qué tal =)
ResponderEliminarBesotes
Uf! Si decís que no sos asidua a ''reseñar'' cómics, qué queda para mí! jajaja hace mil años no toco uno. Por otra parte, tu entrada está genial.
ResponderEliminarSaludos :)
Yo sí que leo cómic de vez en cuando, sobre todo siguiendo recomendaciones.
ResponderEliminarEstos no los conocía de nada, echaré un vistazo a la historia
Besos
Se que esto lo escribiste hace unos meses pero es que acabo de terminar de leer Rosalie Blum, que me lo ha dejado una amiga, y me ha encantado. Lo mismo, no leía comics desde mi tierna infancia. La verdad que tengo una amiga que es una enamorada de la ilustración y es ella quien me lo ha dejado...
ResponderEliminarLa cosa es que he puesto en google... "qué leer tras Rosalie Blum" dado que no son horas de escribir a mi amiga y me he encontrado con tu blog. Y simplemente decirte que "me txifla" ya voy llenando una página de cuaderno con tus recomendaciones... la pena que ya es hora de ir a dormir porque aquí seguiría cual Buho!
Muchas gracias!!!!
Los comentarios en entradas pasadas son los que hacen más ilusión. Y más si me dices esas cosas... ¿Tantas recomendaciones te has apuntado?
EliminarMe has hecho mirar atrás a este "primer" cómic que leí y, después de llevar unos pocos más y tener más perspectiva, pienso que sí que merece la pena esta historia tan colorida dibujada por Camille Jourdy.
Me alegro de que te haya gustado el cómic. Supongo que ya lo habrás visto, pero otro que me encantó, también muy colorido, fue "Una colmena en construcción", de Luis Durán. Ya estoy con otro suyo, pero en blanco y negro, y me está conquistando igual (no sé cómo lo hace).
¡¡Gracias a ti por visitarme y dejar tu punto de vista!!