"Imágenes sorprendentes", "personajes estrafalarios", y la sinopsis me hizo sentir fascinada y temerosa a un tiempo. Fascinada, porque amo lo que me sugieren esos dos pares de palabras; temerosa, porque es rara la vez que una novela descrita con ellas consigue enfocarlas de un modo que no me resulte azaroso e incomprensible.
"En el número 27 del Pobal, 3º izquierda, habitación del fondo, durante un intervalo aproximado de seis meses, se producen inquietantes reuniones nocturnas. Para los personajes que las protagonizan el día se resbala casi sin querer, únicamente expectante de la noche y de sus sombras."
Sufrí con las primeras páginas de esta primera novela de Sara Mesa. Sufrí porque quería disfrutar de Sara Mesa (tanto y tan positivo que había oído hablar de ella) y no lo estaba haciendo. Imágenes sorprendentes y personajes estrafalarios, pero todo el rato la misma imagen y los mismos personajes, un capítulo tras otro tirados en un desordenado piso, el argentino entomólogo, el enano elegante, los gemelos, su teatral hermana, Silvia y su pareja el Chamán, todos hablando de cosas sin sentido, haciendo cosas sin sentido, quizá una crítica encubierta a algo que no sabía yo ver...
Me planteé dejarlo. Decir "adiós, Sara Mesa, nos vemos en otro de tus libros, pero con este, no puedo más". Pero lo que no puedo es dejar lecturas a medias, así que tuve que seguir. Al fin y al cabo, ciertos pasajes entre los párrafos dejaban entrever que no era horrible del todo, había destellos de luz en todo ese bosque de palabras en sombra, frases con un sabor que apetecía volver a paladear. Y por fortuna los destellos fueron creciendo, transformándose ya no en soles, pero sí en bombillas y lámparas, y empecé a ver más allá, entre los agujeros de las aes, las es y las oes, y entre las raíces de las ges y entre las ramas de las tes.
La novela desarrolla una sátira social compuesta de situaciones absurdas y familiares al mismo tiempo. Ninguno de los personajes principales es normal (a ninguno le falta su excentricidad), y los secundarios, los que forman parte del paisaje, esos sí parecen normales, pero es una normalidad de felicidad prefabricada y rutina de rebaño.
Edgardo Negroni, un entomólogo argentino con acento incluido, es el nexo de unión (y pilar económico) de un grupo variopinto que convive, entre idas y venidas, primero en la habitación de un piso compartido y después en un semisótano nada confortable y lleno de "animales de compañía" (cucarachas, ratones...). Conocemos a Silvia y su pareja psicológicamente inestable, el Chamán, a unos gemelos cleptómanos y a su pequeña hermana, y pronto llega el distinguido enano cuya alma compra el argentino a través de eBay. Los conocemos a ellos y después se les unen algunos excéntricos más (Seisdedos, el Dr. Gottem), y vemos cómo se relacionan con esa sociedad que parece tan ajena a ellos, y si bien hay un pequeño hilo argumental para cada personaje, el que adquiere más protagonismo es Silvia: sus múltiples empleos, sus pensamientos, sus traumas arrastrados del pasado.
La novela desarrolla una sátira social compuesta de situaciones absurdas y familiares al mismo tiempo. Ninguno de los personajes principales es normal (a ninguno le falta su excentricidad), y los secundarios, los que forman parte del paisaje, esos sí parecen normales, pero es una normalidad de felicidad prefabricada y rutina de rebaño.
Edgardo Negroni, un entomólogo argentino con acento incluido, es el nexo de unión (y pilar económico) de un grupo variopinto que convive, entre idas y venidas, primero en la habitación de un piso compartido y después en un semisótano nada confortable y lleno de "animales de compañía" (cucarachas, ratones...). Conocemos a Silvia y su pareja psicológicamente inestable, el Chamán, a unos gemelos cleptómanos y a su pequeña hermana, y pronto llega el distinguido enano cuya alma compra el argentino a través de eBay. Los conocemos a ellos y después se les unen algunos excéntricos más (Seisdedos, el Dr. Gottem), y vemos cómo se relacionan con esa sociedad que parece tan ajena a ellos, y si bien hay un pequeño hilo argumental para cada personaje, el que adquiere más protagonismo es Silvia: sus múltiples empleos, sus pensamientos, sus traumas arrastrados del pasado.
"Silvia decide que tiene que acabar con el asunto cuanto antes, entreabre los labios y se deja besar. Siente una lengua que le está invadiendo la boca, las encías, los dientes; una lengua ajena, y blanda, y salivosa, que busca su propia lengua retraída; un beso ansioso y podrido que ella acepta durante unos segundos hasta que tiene que retirarse, vencida por el asco, violenta y jadeante."La mejor escena de un beso que he leído. ¿Verdad que es asquerosamente hermosa? Me ha gustado la escritura de Sara Mesa y creo que merece más la pena el desarrollo de la historia que su final, que me ha parecido un tanto descafeinado, aunque el epílogo revela un detalle interesante.
Lo cierto es que, haciendo balance final, me doy cuenta de que no he quedado indiferente y guardo buen recuerdo la lectura. El trepanador de cerebros es, diría yo, una forma arriesgada de comenzar a conocer a esta escritora cuyo nombre se ha estado haciendo notar cada vez más. Aunque habrá que ver cómo son el resto de sus obras. Yo, desde luego, me he quedado con las ganas y espero ponerle remedio.
Cicatriz me gustó y tengo La mala letra en casa. Luego... veremos
ResponderEliminarBesos
Sara es compañera de trabajo pero aún no me decanté por leer nada suyo. Es verdad que goza de mucha reputación y está muy valorada. A ver si me animo. Besos
ResponderEliminarOtro que me apunto, pues la sinopsis me llama.
ResponderEliminarMuy buena reseña.
¡Nos leemos!☺
Pues parece interesante!
ResponderEliminarNo lo conocía =)
Besotes
Pues aunque no suena nada mal...no me convence del todo esta vez....no sé, no me dice mucho.
ResponderEliminarUn beso!
Yo tampoco puedo abandonar un libro, tengo que acabarlo sí o sí, como mucho me permito leer más rápido de lo aconsejable para avanzar algo más.
ResponderEliminarEl balance final que haces lo salva, tendré en cuenta a esta autora que no conozco.
Un abrazo!
No sé si me convences o no, veo que le has sacado pros y contras... Ya veremos. 1beso!
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