El mapa del tiempo aterrizó en las estanterías de casa... ¡hace ya casi un año! Fue uno de mis primeros pedidos a Amazon, con el que comprobé lo cómodo que es y la alegría que se siente cuando un libro llega a ti "por su propio pie". Y ahí permaneció, como una de las adquisiciones en las que más esperanzas tenía puestas, hasta hace poco.
Leyendo la sinopsis me esperaba algo distinto a lo que he encontrado, tal vez una suerte de aventura surrealista y trepidante. No ha sido como lo imaginaba antes de leerlo, si bien me ha proporcionado gratas sorpresas a cambio.
Lo primero que impresiona es la elaboradísima y cuidadísima prosa de Félix J. Palma. Si bien he encontrado alguna errata más de las deseables en un libro publicado por una editorial, la narración es más compleja que sencilla, con bastantes recursos de estilo y profusión de vocabulario. ¡Pero tampoco es para asustarse, os aseguro que se lee perfectamente! No abundan los diálogos, eso sí, pero la prosa es capaz de atraparnos si no por su buena construcción por lo interesante que es lo que nos cuenta, aunque es cierto que a veces me costaba ligeramente seguir leyendo y no me mantenía pegada al libro.
Así pues, lo que suponía iba a tratarse de una lectura ligera (o más dirigida al entretenimiento) ha resultado ser una narración densa. Y no utilizo el término queriendo referirme a aburrida, sino a llena de reflexiones y e ingeniosas vueltas de tuerca que poco a poco hacían que empezara a mirar el libro con otros ojos, dejando de ver una novela fantástica del montón e incluso replanteándome el género de la misma.
Con ese dominio del lenguaje el autor nos lleva por donde quiere, y lo hace a través de un narrador omnisciente que puntualmente se despega de las páginas del libro, gira la cabeza y nos habla, pasando así a ser lo más parecido a un personaje más que lo sabe todo.
La novela, ambientada en la época victoriana (forma parte de la Trilogía Victoriana), se estructura en tres partes, que son tres historias diferentes pero tan cohesionadas dentro del marco de la narración que apenas se nota la división. Cada una está formada por varios capítulos numerados y protagonizada por personajes distintos, aunque todas comparten la presencia del escritor H. G. Wells y de la empresa "Viajes Temporales Murray" y, por ende, la temática basada en los viajes en el tiempo y un gigantesco homenaje al nombrado escritor y a su obra.
La primera de ellas sumerge al lector en un viaje al pasado, en la posibilidad de cambiar los errores de tiempos pretéritos para modificar el presente. Nada más empezar encontramos al protagonista de este relato, Andrew Harrington, escogiendo un arma para suicidarse. A medida que avancemos en la lectura iremos descubriendo sus razones y veremos a H. G. Wells irrumpir en la trama junto con su máquina del tiempo, para ayudarle a solucionar el mal que causó su desdicha. Quizás fue esta la parte del libro que más lenta se me hizo y que menos original me pareció, pese a que tiene un giro que me dejó sorprendida.
Después nos encontramos con mi favorita de las tres divisiones de la novela, una historia de amor a través del tiempo que me cautivó por su intrincada originalidad. Descubrimos a un Félix J. Palma capaz de jugar tejiendo, destejiendo y entretejiendo el tiempo a su antojo, para colocarnos en situaciones de lo más curiosas. H. G. Wells volverá a ser requerido para "salvar una vida gracias a su imaginación", viéndose envuelto como una pieza más de la trama amorosa. Juega un especial papel en este punto la empresa "Viajes Temporales Murray", que ofrece en su goloso catálogo un viaje al año 2000, para contemplar nada más y nada menos que una guerra entre humanos y androides. Y Claire Haggerty se embarcará en este viaje y quedará prendada del humano capitán y héroe del futuro.
La tercera es tal vez una historia de lectura menos dinámica, pero también la que más nos hace viajar en el tiempo, adelante y atrás, al menos con nuestra imaginación. Se vale para ello del argumento de una investigación por parte del inspector londinense Colin Garret (a quien ya veíamos como secundario en la anterior historia) acerca de un asesinato cometido por alguien que aún no ha nacido. Llegado a este punto el lector cree conocer la táctica del autor para sorprender y el escepticismo ronda en torno a su mente; ya no está seguro de la forma en que Félix J. Palma tejerá, destejerá y entretejerá. Y una vez más entra en juego Wells, tomando rápidamente el relevo como protagonista para verse implicado en una rocambolesca trama de viajeros en el tiempo y asesinos. Esta vez no está solo, sino que lo acompañan otros dos escritores: Henry James y Bram Stoker.
Hay metaliteratura, una metaliteratura que nos habla no tanto de la lectura como de la escritura y no tanto de los lectores como de esa relación tan especial entre lector y escritor. El ficticio Wells es un personaje fascinante que deleita con sus reflexiones a este respecto, y diría que es de todos el único que consigue ganarse el cariño del lector (el resto, personalmente, no me han parecido lo suficientemente cercanos).
Hay fantasía pero también realidad, hay esa mezcla que a mí tanto me gusta donde el límite entre la una y la otra se desdibuja, hay esa dosis exacta de magia sazonando el mundo conocido.
El mapa del tiempo no es una novela de literatura fantástica más. Aunque no me haya sujetado entre sus páginas tanto como hubiese deseado, pienso que es una novela de calidad, que contiene reflexiones interesantes y aventuras, sin demasiados diálogos pero con una maestría especial a la hora de manejar las palabras.
Así pues, lo que suponía iba a tratarse de una lectura ligera (o más dirigida al entretenimiento) ha resultado ser una narración densa. Y no utilizo el término queriendo referirme a aburrida, sino a llena de reflexiones y e ingeniosas vueltas de tuerca que poco a poco hacían que empezara a mirar el libro con otros ojos, dejando de ver una novela fantástica del montón e incluso replanteándome el género de la misma.
Con ese dominio del lenguaje el autor nos lleva por donde quiere, y lo hace a través de un narrador omnisciente que puntualmente se despega de las páginas del libro, gira la cabeza y nos habla, pasando así a ser lo más parecido a un personaje más que lo sabe todo.
La novela, ambientada en la época victoriana (forma parte de la Trilogía Victoriana), se estructura en tres partes, que son tres historias diferentes pero tan cohesionadas dentro del marco de la narración que apenas se nota la división. Cada una está formada por varios capítulos numerados y protagonizada por personajes distintos, aunque todas comparten la presencia del escritor H. G. Wells y de la empresa "Viajes Temporales Murray" y, por ende, la temática basada en los viajes en el tiempo y un gigantesco homenaje al nombrado escritor y a su obra.
La primera de ellas sumerge al lector en un viaje al pasado, en la posibilidad de cambiar los errores de tiempos pretéritos para modificar el presente. Nada más empezar encontramos al protagonista de este relato, Andrew Harrington, escogiendo un arma para suicidarse. A medida que avancemos en la lectura iremos descubriendo sus razones y veremos a H. G. Wells irrumpir en la trama junto con su máquina del tiempo, para ayudarle a solucionar el mal que causó su desdicha. Quizás fue esta la parte del libro que más lenta se me hizo y que menos original me pareció, pese a que tiene un giro que me dejó sorprendida.
Después nos encontramos con mi favorita de las tres divisiones de la novela, una historia de amor a través del tiempo que me cautivó por su intrincada originalidad. Descubrimos a un Félix J. Palma capaz de jugar tejiendo, destejiendo y entretejiendo el tiempo a su antojo, para colocarnos en situaciones de lo más curiosas. H. G. Wells volverá a ser requerido para "salvar una vida gracias a su imaginación", viéndose envuelto como una pieza más de la trama amorosa. Juega un especial papel en este punto la empresa "Viajes Temporales Murray", que ofrece en su goloso catálogo un viaje al año 2000, para contemplar nada más y nada menos que una guerra entre humanos y androides. Y Claire Haggerty se embarcará en este viaje y quedará prendada del humano capitán y héroe del futuro.
La tercera es tal vez una historia de lectura menos dinámica, pero también la que más nos hace viajar en el tiempo, adelante y atrás, al menos con nuestra imaginación. Se vale para ello del argumento de una investigación por parte del inspector londinense Colin Garret (a quien ya veíamos como secundario en la anterior historia) acerca de un asesinato cometido por alguien que aún no ha nacido. Llegado a este punto el lector cree conocer la táctica del autor para sorprender y el escepticismo ronda en torno a su mente; ya no está seguro de la forma en que Félix J. Palma tejerá, destejerá y entretejerá. Y una vez más entra en juego Wells, tomando rápidamente el relevo como protagonista para verse implicado en una rocambolesca trama de viajeros en el tiempo y asesinos. Esta vez no está solo, sino que lo acompañan otros dos escritores: Henry James y Bram Stoker.
Hay metaliteratura, una metaliteratura que nos habla no tanto de la lectura como de la escritura y no tanto de los lectores como de esa relación tan especial entre lector y escritor. El ficticio Wells es un personaje fascinante que deleita con sus reflexiones a este respecto, y diría que es de todos el único que consigue ganarse el cariño del lector (el resto, personalmente, no me han parecido lo suficientemente cercanos).
Hay fantasía pero también realidad, hay esa mezcla que a mí tanto me gusta donde el límite entre la una y la otra se desdibuja, hay esa dosis exacta de magia sazonando el mundo conocido.
El mapa del tiempo no es una novela de literatura fantástica más. Aunque no me haya sujetado entre sus páginas tanto como hubiese deseado, pienso que es una novela de calidad, que contiene reflexiones interesantes y aventuras, sin demasiados diálogos pero con una maestría especial a la hora de manejar las palabras.
Nos llama muchísimo y lo tenemos pendiente. Tu reseña nos ha dado todavía más ganas de leerlo ;)
ResponderEliminarUn besazo!! ^^
He estado a punto de comprarlo varias veces, pero al final nunca me he decidido precisamente por esa mezcla de realidad y fantasía a pesar de que todo el mundo me habla muy bien de él. Aún no he decidido qué hacer...
ResponderEliminarBesos
Hace mucho que lo quiero leer...yo también compro en amazon xDD
ResponderEliminarUn beso!
Hace tiempo que quiero leer este libro. Me gustan los viajes en el tiempo, y si además hay metaliteratura... Lo de las erratas a mí me da mucha rabia, porque (por decirlo de alguna forma) que no las haya va en el precio ¿o no?
ResponderEliminarSaludos!
@DorothyNo sé si lo dices porque la fantasía no te va mucho. Si es así, yo creo que es precisamente esa mezcla (una de las cosas que me más me sorprendió) la que lo hace apta para un público más amplio. Y no puedo decir más, porque es algo difícil de dar a entender sin estropear la historia.
ResponderEliminar¡Un beso!
Me lo han recomendado mil veces y no me acaba de llamar del todo...
ResponderEliminarBesotes
Tengo tanto esta como la siguiente en casa y me apetece bastante leerlas por las reseñas que he leído a pesar de que las novelas de fantasía no son de mis favoritas
ResponderEliminarbesos
La dosis exacta de magia sazonando el mundo, wow, qué bien dicho, me encanta! :o)
ResponderEliminarGran reseña de un libro que parece muy estratégicamente elaborado y con buena trama a pesar de la densidad.
Gracias, gran lectora, por los comentarios al respecto.
Y en cuanto a tu participación en Multicuriosa, ya te he apuntado, y la próxima vez que mande un correo, aterrizará en tu buzón ;o)
Besotes viajeros.
Me gustó un montón.
ResponderEliminarEl otro día comentaba el autor que ya quedaba poco para ver de dónde era el mapa de la última parte de la trilogía. Y yo loq ue me muero es de curiosidad por saber algo más sobre ese fantástico narrador
Besos
@mientrasleo¡Sí, lo vi! Pero a mí me queda todavía adentrarme en el segundo mapa... Que por lo que he leído, ¿parece que gusta más que el primero?
ResponderEliminarUn beso.