domingo, 19 de enero de 2014

El temor de un hombre sabio; de Patrick Rothfuss

"-¿Qué es puta?
Supongo que no os extrañará que esa no fuera una de las palabras que Tempi y yo habíamos intercambiado en el ciclo pasado. Me planteé mentir, pero no habría podido.
-Dice que tu madre es una persona a la que los hombres dan dinero a cambio de tener relaciones sexuales con ella. 
Tempi miró al mercenario y asintió con la cabeza.
-Eres muy amable. Gracias.
El rostro de Tam se ensombreció, como si sospechara que se estaban burlando de él.
-Cobarde. Por un penique abollado te daría tal paliza que no te encontrarías la polla.
Tempi se volvió otra vez hacia mí.
-No entiendo a este hombre -dijo-. ¿Qué quiere, tener relaciones sexuales conmigo? ¿O quiere que peleemos?"
SINOPSIS
El hombre había desaparecido. El mito no. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino, Kvothe había borrado su rastro. Y ni siquiera ahora que le han encontrado, ni siquiera ahora que las tinieblas invaden los rincones del mundo, está dispuesto a regresar.
Pero su historia prosigue, la aventura continúa, y Kvothe seguirá contándola para revelar la verdad tras la leyenda.
No puedo decir que después de leer El nombre del viento me quedase con muchas ganas de leer su continuación. Y no porque hubiese sido una mala lectura, de ningún  modo. Simplemente, no me quedé demasiado intrigada por saber más. Sin embargo, sí que me gustó el estilo de este escritor, porque tiene un no sé qué poético que, ahora sí, ha terminado de cautivarme: aunque no las tenía todas conmigo y enfrentarme a un ejemplar tan gordito me daba pereza, al final resultó ser una muy buena lectura.

Me ha gustado más que la primera parte. Para conseguirlo, el autor lo tenía tan sencillo como continuar desarrollando la trama de la Universidad, que fue mi favorita en El nombre del viento. Sólo tenía que darle protagonismo al excéntrico profesor Elodin, o a la huidiza y tierna habitante de los tejados, Auri. Dos personajes que poco a poco se están ganando en mi mente el puesto de "míticos". Sí, Kvothe continúa sus andanzas en la Universidad, con una dinámica bastante similar a la anterior novela, pero sería demasiado monótono y poco original si nuestro héroe no se moviera del sitio, ¿no? Así que Patrick lleva a su personaje de viaje por otras tierras, algo a lo que yo le tenía miedo pues no me gustó mucho cómo lo había hecho en la primera parte

El lector sigue a Kvothe; deja atrás la Universidad (teniendo que soportar la lejanía de Elodin y Auri) y se adentra en Vintas. Y, en la ciudad de Severen, asiste a una nueva función en la que Kvothe tendrá que usar todo su ingenio para relacionarse con la alta nobleza. Y ahí se cuece de todo... 

Aunque disfruté mucho de sus enredos en Severen, aún me esperaba lo mejor: conocer a Tempi. Este mercenario adem ha sido todo un descubrimiento. No solo él, sino toda la civilización de Ademre. Kvothe lo conoce al verse obligado a liderar un grupo de mercenarios para cumplir una misión en el bosque, y poco a poco va descubriendo lo que se esconde detrás de la aparente insociabilidad de su taciturno compañero. Después tendrá que acompañarlo a su hogar, y verse sumergido de lleno en una cultura muy distinta a la suya, que pone patas arriba su (y nuestra) concepción sobre lo que es correcto y lo que no

Aparece en este punto todo un abanico de ideas que despiertan debates internos en el lector; además, la cultura adem me ha recordado mucho en algunos aspectos a la oriental (aunque no soy ni mucho menos conocedora de la cultura oriental, más bien se trata de una intuición). Por ejemplo, la disciplina de lucha que ellos llaman Ketan, y que consta de movimientos con nombres tales como Oso Dormido, Nieve que Cae o Gorrión Golpea al Halcón. O el camino del Lethani, que es un término espiritual tan difícil de definir como el amor. En fin, que me lo he pasado en bomba y hasta he terminado hablando con la gente en términos como "eso no es del Lethani".

Pero algo que me ha impactado mucho de la cultura adem es la forma de comunicarse. Me ha parecido un punto muy interesante que ha dado mucho juego a la novela y personalidad a Tempi y a todos los adem. Y no digo más porque creo que es mejor llevarse la sorpresa durante la lectura. 

Patrick sabe crear personajes que gusten a lector; al menos, a mí todos me han parecido muy bien conseguidos y cada uno tiene sus peculiaridades que lo hacen único y entretenido de leer. También me ha dado la sensación de que se profundiza más en la relación de Kvothe con sus amigos de la Universidad y en la personalidad de los mismos, que antes me parecían bastante pasivos y un poco indistinguibles entre sí.

El único pero que les pongo a ambos libros es que no me gustan los "interludios". Los momentos en que se corta la historia y vemos al Kote del presente son necesarios y seguro que importantes en el desarrollo de la historia, pero no podía evitar decepcionarme cada vez que me encontraba uno de esos capítulos. No termino de conectar con los personajes de la taberna, con Bast o Cronista, aunque tampoco me parecen malos personajes. 

Patrick Rothfuss ha logrado conquistarme. Lamenté mucho no poder ir a la firma que hizo en Madrid, porque encima coincidió con el momento en que me estaba leyendo el libro y tenía una pregunta muy interesante que hacerle (SPOILER ¿Cómo sonreiría un adem con la mano?). Aunque escribe de forma aparentemente sencilla, introduce alguna que otra preciosa metáfora y sus letras transmiten el cuidado y el cariño que les dedica a sus historias.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

La Navidad

La navidad me gusta mucho. En ella ponemos el árbol y el Belén, viene la familia, no hay colegio y también vienen los Reyes.

Este año en noche buena ha venido mi abuela y hemos cenado y jugado a un juego de mesa y en Navidad he ido a casa de mi otra abuela. La nochevieja la hemos celebrado en mi casa con la familia de mi madre y el año nuevo en casa de mi tía.

Estas navidades no he ido a la cabalgata aunque la he visto un poco por la televisión.

Los Reyes Magos me han traído muchas cosas bonitas.

Caminantilla, 10 años

A la redacción de Caminantilla le faltó un poco de lirismo y salero. Pero aquí llega el alma de la fiesta a desearos...

¡Feliz Navidad!

lunes, 16 de diciembre de 2013

Peter Pan; de James Matthew Barrie

"Pues bien, Peter Pan salió por la ventana, que no tenía barrotes. Sentado en la cornisa, podía ver a lo lejos unos árboles, que sin duda eran los Jardines Kensington; y cuando los vio se olvidó por completo de que en ese momento era un niño en camisón, y salió volando directamente por encima de las casas a los Jardines. Es maravilloso que pudiese volar sin alas, pero en su lugar sintió un tremendo hormigueo y... quizá todos podríamos volar si estuviésemos convencidos de nuestra capacidad de hacerlo como lo estaba el intrépido Peter Pan aquella tarde."
Peter Pan en los jardines de Kensington


"Los piratas desaparecieron entre los árboles, y al cabo de un momento su capitán y Smee se encontraron solos. Garfio lanzó un profundo suspiro; y no sé por qué fue, quizá por la belleza serena de la noche, pero lo cierto es que le entraron ganas de confiar a su fiel contramaestre la historia de su vida. Habló mucho tiempo y de todo corazón, pero Smee, que era más bien estúpido, no entendía de qué se trataba.
Hasta que oyó la palabra Peter.
-Y sobre todo-dijo Garfio apasionadamente-quiero a su capitán Peter Pan. Fue él quien me cortó el brazo."
Peter Pan y Wendy
SINOPSIS
El germen de esta fantasía inolvidable se gestó en los paseos que Barrie daba por los jardines de Kensington junto con los hijos pequeños de un matrimonio amigo, a los que contaba historias de hadas. Peter Pan en los jardines de Kensington (1906) es el título del relato donde aparece por primera vez Peter Pan, y en él se nos revelan las costumbres de las hadas del jardín de Kensington y la historia de un bebé que dejó de ser un niño como los demás para jamás crecer y quedarse a vivir en el parque. 
 Peter Pan y Wendy (1911), como todo el mundo sabe, es la historia de tres niños ingleses que una noche, tras recibir la visita de un extraño ser que tiene poderes mágicos y se llama Peter Pan, salen volando con él hasta llegar al sorprendente país de donde procede: la isla de Nunca Jamás. Allí, acompañados por el hada Campanilla, vivirán divertidas y peligrosas aventuras entre indios, fieras y una banda de piratas capitaneada por un archivillano llamado capitán Garfio. La presente edición reúne el relato Peter Pan en los jardines de Kensington (con ilustraciones a color y blanco y negro, de Arthur Rackham) y la historia completa Peter Pan y Wendy (con ilustraciones a color de Mabel L. Attwell y Flora White, y dibujos de F.D. Bedford). Con ella, Valdemar quiere hacer su particular contribución a inmortalizar el mito del niño que no quiso crecer.
Hoy he soñado que volaba. Iba de una habitación a otra de mi casa haciendo equilibrios sobre el aire, cayendo a veces unos centímetros hacia el suelo, recuperando a continuación altura como un pájaro inexperto. Al final, cuando me veía segura, decidía salir a la calle a volar más alto. Abría la puerta de entrada y a punto estaba de subir al cielo, cuando aparecían mis padres y me decían que estaba loca, que dejara de jugar y de hacer el tonto y que volviera a casa. 

Yo era Peter Pan (aunque él escapó por la ventana) y mis padres el Capitán Garfio. Yo el niño, y ellos el adulto que se esfuerza por enterrar su inocencia para siempre. Así que, qué mejor momento para hablaros de él, del niño que no quería crecer. 

Con Alicia (la del país de las maravillas) no intimé demasiado en su momento, pero con Peter (el del país de Nunca Jamás) ha sido muy distinto. He disfrutado mucho de la prosa y la ambientación de cuento de hadas a la que nos traslada J.M. Barrie; mucho de su visión del mundo desde un punto de vista tan infantil, tierno y mágico. Entre eso y la edición ilustrada de Valdemar, me he vuelto a sentir una niña pequeña leyendo un cuento. 

La primera parte de esta edición, Peter Pan en los jardines de Kensington, nos habla un poco de los jardines y un poco de los orígenes del personaje. 
En este pequeño relato, dividido en capítulos cortos, Peter Pan es sólo un bebé. Acaba de nacer, y por lo tanto no es aún humano del todo, sino que tiene un poco de pájaro (porque los bebés nacen de huevos y los pájaros se los llevan a sus mamás). Así que un día, mientras su madre duerme, sale volando por la ventana y llega a los jardines de Kensington. Allí se quedará a vivir una buena temporada, pensando que su mamá tendrá abierta siempre la ventana para él. 
En cuanto a los jardines, los conocemos al principio: la voz de un adulto que le habla a un niño nos lleva de paseo por ellos y nos va descubriendo sus recovecos y anécdotas. Por las mañanas los pequeños juegan entre sus árboles y sus caminos, vigilados atentamente por sus niñeras o madres. Y por las noches… por las noches salen las hadas y los árboles caminan

Pero la mayor proporción del libro está ocupada por la historia de Peter Pan y Wendy, que es la que todos conocemos por sus adaptaciones al cine. Mi idea al empezar esta lectura era comprobar si había algo nuevo que descubrir más allá de la historia para niños que vi hace tanto tiempo en las películas: algún mensaje entre las letras de la historia original, cambios en la trama… 
Los recuerdos de la película de Disney están algo borrosos en mi memoria, pero he tenido la sensación de que muchísimas cosas eran calcadas. Aunque la trama no me ha sorprendido en exceso, sí que lo ha hecho la narración, en la que abundan pequeños detalles que te hacen penetrar un poco más allá y encontrar nuevos significados y mensajes. Y es que, como ya he comentado, la prosa de Barrie está llena de dulzura e inocencia, casi como si nos hablara un niño pero con la poesía y el ingenio de un adulto.
Cuando llegamos a Nunca Jamás nos encontramos a todos en plena faena:
"Esa noche, las fuerzas principales de la isla estaban ocupadas de la siguiente manera: los niños perdidos estaban buscando a Peter, los piratas estaban buscando a los niños perdidos, los pieles rojas estaban buscando a los piratas y los animales salvajes estaban buscando a los pieles rojas. Iban dando vueltas y más vueltas por la isla, pero no se encontraban porque todos iban al mismo paso." 
Peter Pan es un ente libre, y ya no sólo porque puede volar. Es verlo moverse y uno se lo imagina capaz de todo. Siempre, siempre está alegre. Su despreocupación llega a tal punto que, al principio, Wendy le tiene que repetir que es Wendy para que se acuerde de que la ha conocido; además, enseguida olvida todo agravio que se comete contra él. Tampoco quiere ir a la escuela, y luego a la oficina; no quiere hacerse un hombre, ¡sería un espanto si al despertarse un día se descubriese con barba! Prefiere vivir con las hadas en las copas de los árboles. Admitámoslo: Peter Pan sabe cómo vivir bien.
Y Garfio. Él también tiene su atractivo como personaje; su pequeño corazoncito. Sumamente preocupado por ser educado, asesina sin embargo a golpe de garfio a todo el que le lleva la contraria. Cuenta con varias situaciones sutilmente cómicas que suele compartir con Peter, y ambos protagonizan uno de los mejores momentos: la lucha "final". Una lucha por la que todos pasamos: la del niño que fuimos con el adulto que se va imponiendo en nosotros.
"-Pan, ¿quién y qué eres? -gritó con voz ronca.  -Soy la juventud, soy la alegría -respondió Peter al azar-. Soy un pajarillo que se ha caído del nido." 
El desenlace creo que sí que no estaba en la película. De no encontrarme en público se me hubiera escapado alguna lágrima, una pequeña. Y mirad que no es tan trágico, pero hay modos de contar las cosas que llegan al fondo del alma. 

Es una novela llena de citas para enmarcar. No olvidaré al Londres mágico de Barrie, a los bebés-pájaro que hablan en el idioma de las hadas, a las mamás que son las únicas que les entienden, al Peter Pan alegre y siempre niño, a la celosa de Campanilla, al Garfio acomplejado, a mamá Wendy, a los dedales que son besos y los besos que son dedales... ni la idea de que todos somos capaces de"volar" si de verdad creemos que podemos hacerlo.


domingo, 10 de noviembre de 2013

La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos; de Eli Yaakunah

"[...] el Amor, el mayúsculo y verdadero, puede más que toda amenaza y tortura. Pues el Amor abre los corazones y suelta las lenguas, y eso es más difícil que mover montañas."
SINOPSIS
El amor es transformación. Ishtar encuentra a un hombre que convierte el plomo en oro, pero él desaparece. Ella lo busca violando todas las reglas, hasta que descubre que todo depende de su respuesta a un terrible encargo. El amor, la paz mundial y su propia conciencia están en juego.
¿Qué hacer cuando el amor choca con la verdad? ¿Cómo será el más sexy de los mundos? ¿Cuál es el futuro del periodismo? "La mujer que desató el mayor escándalo sexual de todos los tiempos" es una distopía que asegura altas dosis de erotismo, pasión, suspense y misterio. La novela contiene descripciones de escenas de sexo explícito, y está recomendada para mayores de 16 años.

Es ésta una novela a la que me enfrenté con cierta ilusión, pues después de que su autora me la presentara y de leer la sinopsis en Amazon me pareció sumamente original, y cuando hojeé sus primeras páginas me vi cautivada por una prosa distinta a la habitual. Y eso sí que me pierde.

Nos encontramos ante una lectura extraña, desde el título hasta la última letra del último capítulo. Así que en ese sentido estuve acertada, porque me encanta todo lo que se sale de lo habitual. Pero, ¿es una novela erótica? Yo huyo de las novelas eróticas, y sin embargo me atreví con esta, porque pensé que no lo sería, y sigo pensándolo. Sin embargo... puede que sea lo más erótico que haya leído. Está llena de sexo y también llena de amor (irradia sexo y amor por todos los poros), pero todo ello tratado de una forma distinta: sensual, metafórica, delicada, onírica. Es difícil describirlo, así que os invito a leer la muestra del primer capítulo de Amazon, en el cual descubriréis a qué me refiero. Pese a la intensa "radiación sexual" que desprende, el hilo argumental de la historia esconde algo que va más allá. Sumerge al lector en un universo distinto, indeterminado, futurista, también un poco onírico. 

La protagonista, Isthar, "diosa del amor y ahora también de la guerra", conduce un motohuevo que aparca en una huevera antes de entrar todos los días a su lugar de trabajo (un edificio con forma de pirámide negra), al que accede atravesando una puerta que escanea y piropea sus ojos antes de abrirse. Su ocupación consiste en escribir noticias para el departamento de Crónica Escrita de la Agencia. Algo parecido al periodismo si exceptuamos que se trata de noticias falsas que ella misma ha inventado y que, para más inri, se encuadran dentro de la sección de "Trasfondo sexual" (claro, por algo es la diosa del amor). Por supuesto, con la excusa de "la ley de protección de datos y las normas de confidencialidad de las fuentes" no aparecen nombres ni lugares reales en dichas noticias. Así, nadie podrá decir que son mentira.

Luego, de buenas a primeras, Isthar es ascendida en su trabajo al departamento de guionistas, pierde de vista a su compañero y amado Utu y, para colmo, al volver a su casa se encuentra con que una ladrona le ha robado la memoria. A quién se le ocurre guardar su memoria en un módulo... Aunque, bien pensado, y como dijo Einstein, "no guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo". Y un módulo bien puede servir de bolsillo. (Aunque hay otras cosas que sirven de bolsillo y que prefiero no mencionar, mejor leedlo vosotros mismos.)

Si soy sincera, hubo un momento en que temí estar leyendo novela erótica. Ahora que lo pienso, puede que de hecho estuviera leyendo novela erótica. Solo que, como ya he dicho, hay algo más que hace que no pueda ser calificada exclusivamente como tal. Ya os he contado la parte distópica, pero hay también otra: un olor a crítica se respira durante la mayor parte de la lectura. Y es que estamos viendo cómo, después de dedicarse a escribir noticias falsas (mentiras), Isthar pasa a guionizar acontecimientos que serán posteriormente representadas por actores y retransmitidas como si fuesen parte de la realidad (mentiras a lo grande). (En relación a esto, a veces no sabía si me encontraba ante una especie de alegoría en la que los trabajadores de la pirámide negra eran en realidad dioses que manejaban a su antojo la vida de los simples mortales.) Llega un momento en que la duda empieza a gestarse en la conciencia de nuestra amorosa protagonista, y esa duda se convierte el motor de sus aventuras y desventuras.  

Aparecen otros personajes en esta novela que se van cruzando con Isthar, personajes tan peculiares como lo son el resto de elementos de la historia. No me voy a detener en ellos, pero sí tengo que decir que se me hacían distantes de un modo extraño, tal vez por ese aire de dioses que algunos tenían, o porque la historia era tan sumamente insólita que todo me parecía irreal y no podía conectar emocionalmente con ellos. 

Sí que he disfrutado de momentos muy concretos con algunos personajes que me han transmitido mucha ternura, como Harlequín, que además ha conseguido despertar mi curiosidad por las películas de Charles Chaplin (las cuales adquieren un protagonismo destacado). Además, aunque algunas cosas de Isthar no terminaban de gustarme, sus citas acerca del Amor (con mayúsculas) me parecían preciosas.

Como decía, me he enamorado de la forma de narrar de Eli Yaakunah, que ha sido para mí el punto fuerte. Empleando un vocabulario nada complicado, consigue combinarlo de manera que parece incluso levemente poético. Crea frases de gran sensibilidad; otras llenas de sensual ingenio. Se nota que en el aspecto formal está muy bien trabajada, pues además, teniendo en cuenta su extensión, apenas he encontrado faltas. 

Sin embargo tuve la sensación de que, más allá de todo ese mundo nuevo que iba descubriendo de la mano de una narración cautivadora, no le sacaba mucho jugo a la historia, pues parecía que avanzaba a un ritmo demasiado lento. Me he quedado con la sensación de que todo en general podría haber dado más de sí

El final me gustó. Teniendo en cuenta cómo iban desarrollándose los acontecimientos, la resolución no me dejó tan indiferente como pensaba. Hay un pequeño giro del que no quiero dar muchos detalles pero que tiene que ver con nombres e identidades que se desvelan

Se trata, en fin, de una novela singular, llena de matices, anécdotas y rarezas, escrita de una forma muy disfrutable, y que a mí me ha dejado con un sabor agridulce.

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**Pinchar aquí para acceder al blog de la autora.

sábado, 5 de octubre de 2013

El istmo del reloj de arena; de Pablo de Aguilar González

—Sinforoso, señorita. Yo soy el limpiador de esta oficina, vengo aquí cuando ya no hay nadie. Aunque siempre hay alguien… siempre quedan restos, no sé si me entiende, sí... ¿No? Somos como las rocas que erosiona el viento, o el mar. Sabe lo que les pasa a las piedras que erosiona el viento, o el mar, sí... ¿No? Las rocas siempre siguen ahí, pero van dejando partes de ellas en forma de arenilla en el viento, o en el mar… Todos somos rocas que erosiona el viento, o el mar… Entiende lo que quiero decir, sí... ¿No?
SINOPSIS
Efrén es informático en una multinacional. Su jefe y mejor amigo, Cristo, lo recomienda para un ascenso como jefe del departamento informático de la delegación de Albacete y revisar un software en pruebas que incentivará la productividad del personal. Aunque no le apetece dejar Madrid, acepta el puesto porque piensa que a Yolanda, la mujer de sus sueños y novia de Cristo, le gustan los triunfadores. En su nuevo destino, comparte trabajo con Bárbara, una morena arisca, y Sinforoso un limpiador singular. Poco después de llegar, empiezan a producirse unas extrañas muertes en las que Efrén se ve implicado sin ni siquiera saberlo.
Algo tendrá Pablo de Aguilar, escritor que se está haciendo tan asiduo de este blog que está a punto de desbancar al mismísimo George RR Martin. Esta vez se trata de una de las novelas que tenía guardadas en el cajón o, modernamente hablando, en la carpeta de archivos. Y es que finalmente, tras un tiempo sin encontrar forma de darle salida en papel, se decide a ponerla a disposición del público en la red (qué suerte tiene el público). Y me muerdo la lengua, me muerdo el dedo, pero éste se escapa y teclea: "espero que esto sirva para que algún editor/a se dé cuenta de que hay por ahí un escritor de calidad que merece unas hectáreas más de terreno blanco para seguir cultivando sus letras".

Después de Intersecciones y Los pelícanos ven el norte (ambas publicadas en papel y la segunda también en ebook), tenía muchas ganas de poder hablaros de una nueva novela de este escritor. La primera me maravilló y la segunda simplemente me gustó, pero quedamos en que ambas tenían algo en común que me dejó enganchada a su obra, alerta como una pantera a la caza de una nueva presa… digo prosa. Ese algo eran su estilo fresco y peculiar y unos personajes difíciles de olvidar, que perduraban en la memoria más allá de la propia historia. 

El istmo del reloj de arena es, a parte de un título muy sugerente, una puerta que se abre a una historia a la que merece la pena dar la oportunidad de desenvolverse ante nuestros ojos. Esto es importante: darle la oportunidad. Porque aunque en su primer tramo se puede hacer lenta o cueste ponerse en situación, os digo que, una vez instalado el escenario y caracterizados los actores, la función es algo digno de presenciar. 

Está narrada a tres voces, cada una con su personalidad bien definida: tanto que, sin necesidad de más indicaciones que un espacio en blanco, el lector es capaz de saber cuándo se produce el cambio de voz y quién toma el relevo. Esto también hace, sin embargo, que la lectura sea algo dificultosa en los inicios, en lo que se tarda en conocer los nombres y las identidades de cada personaje. 

Aunque cualquiera de las tres voces podría considerarse protagonista, el que más peso adquiere dentro de la trama es Efrén, pues en torno a él gira todo. Efrén es, en lo profesional, un informático. Trabaja en una gran compañía y debe su puesto a su mejor amigo de la infancia, Cristo, que siempre fue un tiburón. Efrén también quiere ser un tiburón, pero sólo llega a sardina. Yolanda, psicóloga y vieja amiga de ambos, completa un triángulo amoroso nada equilibrado. 
Entonces, los peces gordos de la compañía ascienden a Efrén, pero ha de mudarse de su oficina en Madrid a una en Albacete. Se convierte en todo un jefe de informática; seguro que es un pez algo más gordo que una sardina. Pero, ¿es él, en realidad, de esa clase de personas? ¿Está hecho para mirar por encima del hombro y trabajar sólo por y para la empresa? Empieza así “la historia de una sardina que fue arrastrada al istmo por querer ser tiburón”. 

En la nueva oficina no le reciben muy bien. Bárbara, otra de las voces de la novela, trabaja allí. Bárbara en realidad no nos cuenta la historia a nosotros, sino que se la cuenta a Efrén. Le explica qué vio en él, le cuenta cómo sintió ella todo lo que vivieron juntos. Hay que imaginarse a Bárbara entre cañas y cigarros; por fuera, sus rizos morenos casi ocultos tras el humo del tabaco (el tabaco y Bárbara son como uña y carne); por dentro, un alma acorazada a punto de verse expuesta. 

Pero mi favorito, al que más voy a echar de menos, es Sinforoso. Difícil pasarlo por alto, y no sólo por el nombre. Su voz es sin duda la más original de las tres, con unas muletillas que no sabría decir si cansan o hacen que el personaje parezca aún más entrañable (no podía faltar la palabra en esta reseña). No voy a contaros quién es Sinforoso; tan sólo, advertiros que es un viejo que habla maravillas al mismo tiempo hilarantes y sabias. Y que explica su punto de vista mientras se dedica a una tarea particular qué será desde el principio fuente de interrogantes para el lector.

Y hay algo más. Algo que puede llamarse personaje porque, como ellos, también es entrañable. Se trata de el Lenguaje. ¿Qué pensáis que podrá ser? Aparece muy prontito, pero no fue hasta más tarde cuando terminé por comprender su verdadera naturaleza y me descubrí usándolo. Un elemento que, en mi opinión, aporta un punto bonito y curioso a la historia en su conjunto.

Una serie de sospechosas muertes que empiezan a ocurrir en la empresa constituyen el nudo que lo une todo. Pero es mejor no saber mucho e ir dejándose envolver por la historia; creo que se disfruta más. 

Ortográfica y gramaticalmente roza la perfección; siempre se cuela algún pequeño fallo, pero en su mayoría son de poca importancia y pasan desapercibidos: el trabajo de revisión es sobresaliente. Por lo demás, Pablo vuelve a deleitar con su particular prosa, que sirve para descansar de las narraciones habituales, cambiando el cristal a través del cual el lector se asoma a la historia y dotando al conjunto de un carácter original y de personajes bien definidos, que poco a poco van saliéndose de las páginas… 

Aunque sus primeras líneas captaron mi atención por lo que transmitían, no es una novela que atrape desde el principio, o cuyo ritmo sea trepidante: cuesta hacerse a ella y puede frustrar. (Todo esto, hablando desde mi experiencia, claro.) Después llega un momento en que te das cuenta de que empieza a funcionar, de que quieres saber más, de que te importa lo que les pase a Efrén, Bárbara o Sinforoso, o Cristo, o Yolanda, o Mariola, o Rosa, o su perro, o el padre de Efrén que es quien lo ancla aún a sus raíces rurales. Para mí ha consistido en una primera parte más lenta, que sin embargo creo necesaria (y al releerla cobra mucho más sentido), y luego una lectura frenética hasta el final

Y claro, cómo no, la recomiendo. Recomiendo cualquier novela de este autor; recomiendo sus personajes, siempre tan imperfectos como humanos. Porque está claro: en cuanto a personajes inolvidables, Pablo es una apuesta segura.

3,75
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*Pinchar aquí para acceder a El istmo del reloj de arena en Amazon.
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