"El Mumintroll contemplaba el desolador paisaje y pensaba que la Tierra debía estar aterrorizada viendo la bola de fuego que se acercaba. Pensaba lo muchísimo que amaba todo: el bosque, el mar, la lluvia y el viento, el sol, la hierba y el musgo, y que sería imposible vivir sin ellos.
Pero luego pensó: mamá sabrá cómo salvarlo todo. "
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SINOPSIS
Un día todos los colores desaparecen del valle donde viven los mumin. ahora los árboles son grises, las flores son grises, el puente multicolor que acaba de construir papá Mumin es gris, incluso el río y el cielo son grises. Su hijo, el Mumintroll, junto con su amigo el animalito Snif, emprende una peligrosa misión en balsa río abajo para averiguar si realmente su valle está amenazado por la llegada de un cometa. Durante el viaje, harán amistad con un variopinto grupo de criaturas. Cada uno posee algo que es lo que más ama en el mundo y que quiere salvar del cataclismo...
Tove Jansson, conocida por esta serie sobre los habitantes del Valle Mumin, creó un mundo paralelo, mágico, amable y sorprendente habitado por el Mumintroll y su familia. Jansson realizó un aporte novedoso y audaz al folclore nórdico: si hasta entonces el troll era un personaje temible, desmañado y estúpido, con estos cuentos para niños la palabra troll comenzó a identificarse con seres que resultan conmovedores por su profunda bondad y su sentido del compañerismo. |
Ya hace meses contaba por aquí la historia de cómo este libro llegó a mis manos por arte de magia (básicamente cerré los ojos, pedí un deseo y apareció sin hacerse esperar demasiado). Aún ahora sigo intentando la misma maniobra, pero no vuelve a resultar. Excepto en aquella ocasión en que, en la caseta de Siruela de la Feria del Libro de Madrid, me topé con la colección entera de Los Mumin y una simpática dependienta que me dio una sorpresa: me contó que los habían reeditado, con motivo del centenario del nacimiento de la autora.
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Tove Jansson con sus personajes |
Es uno de esos libros para niños y adultos, que me ha sabido deliciosamente gracias a una narrativa que combina inocencia y perspicacia de manera magistral. Eso y las ilustraciones (de la propia autora); reconozco que sin ellas no hubiera sido lo mismo.
Es fácil evadirse cuando entras en el Valle Mumin.
Allí está la casa del Mumintroll, en una colina verde, junto a un río con un puente y, por supuesto, árboles, flores y un cielo muy azul. Así es, hasta que llega el cometa y todo se cubre de un polvo gris.
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El valle donde vivían era maravilloso. Estaba lleno de bichos felices y árboles grandes y verdes. El río corría a través del prado, daba una vuelta por la casa azul de los mumin y desaparecía hacia otros lugares con otros animalitos que se preguntaban de dónde vendría. |
No hay familia más acogedora que la que vive en el Valle Mumin.
Papá Mumin, con su sombrero de copa, es alguien cortés con sus invitados, aunque no protagoniza muchas aventuras en La llegada del cometa. Lo conoceremos mejor en Memorias de Papá Mumin, la novela que adquirí en la Feria del Libro y que ya estoy deseando leer, después de ojearlo y ver lo graciosamente que está escrito.
Mamá Mumin es una mamá en toda regla, siempre pendiente de que todo esté en su sitio, de que a nadie (a nadie) le falte un plato de comida casera o un lugar confortable para dormir. Es una mamá que lo lleva todo con mucha calma, que no es demasiado sobreprotectora ni tampoco despreocupada. No tiene problemas en dejar que su hijo el Mumintroll se vaya de aventuras con sus amigos, y siempre lo estará esperando para recibirlo a la vuelta con un buen abrazo de madre.
El Mumintroll es el protagonista, al menos de esta historia, junto con su amigo Snif, que aunque no es un mumin (tiene forma de canguro) es como de la familia. El primero es aventurero y valiente, y el segundo aventurero y miedica, y un poco codicioso (le encantan las cosas brillantes). Me ha hecho mucha gracia la personalidad de Snif; creo que es el personaje más infantil y se comporta como lo hacemos cuando somos niños, siempre buscando presumir de algo o ser el protagonista, cogiendo rabietas cuando no le hacen caso suficiente...
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La madre Mumintroll estaba en el jardín colocando conchas alrededor de las flores. ¿Lo habéis pasado bien?, preguntó. ¡Hemos estado por lo menos a diez millas de aquí!, explicó el Mumintroll. ¡He visto el mar! He buceado en unas olas enormes y he encontrado unas cosas preciosas que empiezan por P y terminan con S... Pero no puedo decir lo que son, porque es un secreto. Y yo he encontrado una cosa que empieza con C y termina con A, gritó Snif. En algún lugar en medio hay una U y también hay una E y una V. ¡Pero no digo más! |
Y después, a lo largo del viaje que emprenden para descubrir por qué se ha llenado todo de polvo gris, conocen a más compañeros de aventura. Y cada criaturita tiene su forma de ser y su obsesión en la vida y su forma de ganarse un hueco dentro de nosotros, porque seguro que nos veremos identificados con sus manías.
Como el sabio Snusmumrik, que tiene forma de espantapájaros y toca la armónica.
O el Desmán, con un carácter de lo más pesimista y pasota.
O los hemul, cada uno obsesionado con sus propios hobbies como si no existiera otra cosa en el mundo.
O esas otras muchas criaturas que quien se atreva a adentrarse en el mundo creado por Tove Jansson podrá conocer.
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Todo se complica más cuando se quiere ser propietario de las cosas. Yo sólo las miro, y cuando me voy las llevo en la cabeza y así puedo hacer algo más divertido que llevar un montón de sacos a cuestas. |
Llama la atención que los diálogos sean directos, sin ningún tipo de indicación (ni guiones, ni comillas...). Nunca había leído una novela escrita así y curiosamente se me han juntado ahora varias a la vez. Me parece un recurso que queda elegante y espontáneo.
En fin, que estoy muy contenta de haber descubierto estos libros; además, creo que la autora es de esas escritoras con una vida interesante, al menos en lo que a creación artística se refiere. Hablar sobre ella y sobre el origen de los mumin daría para una buena entrada, pero yo no tengo habilidad para construir biografías así que, si os interesa, os animo a cotillear vosotros mismos por la red. Es una pena que sus libros no sean muy conocidos (me cuesta horrores dar con ellos en los comercios corrientes). Sin embargo, estos días sí que se puede ver por las librerías otra novela suya fuera de esta colección, editada también por Siruela con motivo del centenario, y su título no puede ser más adecuado pues se trata de El libro del verano. Es una historia más realista y no tiene mala pinta, aunque yo de momento me quedo un rato más con los mumin.
Hace mucho que no doy cinco libritos, y creo que tengo que aprovechar el momento, que ya tenía ganas. Vale que no es el novelón del siglo, pero como libro para niños (y no tan niños), se lo ha ganado.