lunes, 31 de diciembre de 2012

2012 digital: 6 autores, 6 novelas

Es la segunda vez que me propongo una entrada especial para fin de año. No ha sido difícil decidir la temática, pues aunque el año 2012 ha destacado por varias razones, una de las principales ha sido mi intrusión en el mundo de los libros publicados en formato digital. ¡No en vano el regalo estrella de Reyes, en enero de este año que se acaba, fue un lector de ebooks!

Lo mejor de leer libros digitales no ha sido el formato precisamente. De hecho, termino el año 2012 con una sobredosis de tinta electrónica y grandes deseos de recuperarme con unos cuantos libros en papel, de esos que llevan meses y meses esperando con suma paciencia en la estantería. Sin embargo, sí hay algo muy, muy positivo, y es la sensación de tener muy cerca a los escritores, de recibir sus comentarios en las reseñas, interaccionar en las redes sociales y blogs... Y cómo no, está el simple hecho de poder leer historias que de otro modo no hubieran llegado a mis ojos (pues no soy capaz de leerlas en la pantalla de un ordenador).

Es hora de que los protagonistas entren en escena. Y estos son nada más y nada menos que los 6 autores que he tenido el placer de conocer, un poco a través de las letras electrónicas del ebook y otro poco asomándome a la ventana del navegador. Y son, en orden de llegada (redoble de tambores):

ARMANDO RODERA, con su novela LA REBELDÍA DEL ALMA
De esta atrevida novela, con la que el autor cambió ligeramente de estilo, recuerdo la sensación de estar encerrada en la mente cautiva de Susan, postrada en su desesperante situación de "coma consciente". Y me quedan las ganas de leer uno de los thrillers que tanta fama han dado a Armando, como ese El Enigma de los Vencidos, publicado, esta vez, en papel.
RESEÑA

ANTONIA ROMERO, con su novela LA TUMBA COMPARTIDA
De La tumba compartida ha quedado en mi mente la imagen de un campamento en el dorado Egipto, la desconfianza de mi propia sombra y un principio y un final no aptos para cardíacos. También un propósito para el año que viene: Peso Cero, de la misma autora. 
RESEÑA 

PABLO DE AGUILAR, con su novela LOS PELÍCANOS VEN EL NORTE
Los pelícanos ven el norte es de esas novelas que dejan un poso agradable en el recuerdo; en mi caso no puedo dejar de ver los ojos azules y cabellos trigueños de una pequeña ballena rubia, y si hay una palabra que he adoptado definitivamente para describir tanto a esta historia como a sus personajes, esa es: entrañable. Mi próximo norte: Intersecciones.
RESEÑA

ENRIQUE OSUNA, con su novela EL ETERNO OLVIDO
Este libro me contó que cuando muere una persona nace su olvido. Me presentó personajes cuyo olvido tal vez no llegue a nacer, que charlaban sobre temas tan reales como la vida. Jugó conmigo a un juego llamado Kamduki, y me hizo sentir la angustia de la incertidumbre mientras veía acercarse a la muerte.

ANTONIO JAREÑO, con su novela NO TODOS MORIRÉIS
Al final no todos hemos muerto con el advenimiento del Fin del Mundo este año. Pero hay algo más. Hay un judío errante que deambula por ahí cambiando de identidad desde hace alrededor de 2000 años. Hay sucesos que han hecho tambalear las creencias del científico más pintado... A lo mejor sí que existen los milagros. 

ISMAEL GONZÁLEZ, con su novela AEQUILIBRIUM
Aequilibrium sumerge al lector en un mundo fantástico inventado por el autor, con una compleja trama en la que se mezclan multitud de personajes, a cual más peculiar. Yo ya lo he dicho: me quedo con Berg Zondervan. Eso sí, nadie es quien parece ser...
RESEÑA

Quiero agradecer a todos estos autores, a los que están por llegar, y por supuesto a vosotros, lectores, el haberme acompañado a lo largo de este año. Ahora me marcho a disfrutar de la última fiesta familiar del 2012, y me despido de vosotros hasta el que viene:

¡Feliz 2013!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Alehop; de José Antonio Fortuny

"Una de las reglas cardinales de un buen espectáculo es: nunca lo interrumpas abruptamente, en pleno funcionamiento, porque sería como si le quitaras el plato a un perro que está comiendo, o que un cantante se parase en medio de un estribillo que está siendo coreado. Cuando la rueda está girando, es muy peligroso meter la mano"

SINOPSIS
Un misterioso circo llega a un pueblo remoto. Mientras la población se queda hipnotizada por el espectáculo tan vanguardista que se despliega ante ella, una pareja de ancianos trata de solucionar lo que es, a todas luces, un insignificante problema doméstico. Sin pretenderlo, se verán involucrados en una aventura trepidante, en una compleja trama -en la que el circo y su sibilino mánager tendrán su papel- que les llevará hasta límites insospechados. Alehop es una original comedia negra que, bajo una apariencia de historia desenfadada, hace aflorar con sutil maestría temas universales como el abuso de poder, la confrontación ideológica, la manipulación de las masas... José Antonio Fortuny firma ahora una parábola sobre el desamparo de los más vulnerables en una sociedad hedonista y, para mucha gente, directamente hostil.


Tras leer varias reseñas sobre este libro y dejarlo relegado un punto indefinido de la lista de deseos, llegó a mi conocimiento el sorteo que del mismo realizaba el autor en su blog, y no lo dudé: con Alehop me estrené en el mundo de los sorteos. No gané el libro, pero gané unas ganas irreprimibles por leerlo.

"Una farsa negrísima, angustiosamente divertida, ingeniosa, inteligente y muy actual". Alehop es lo que dice ser, lo que Rosa Montero dice que es. Palabra a palabra. Como el propio autor asevera en su blog, esta frase sintetiza muy bien el argumento de la novela. Pero de todos los calificativos, resalto especialmente uno: "angustiosa". No porque la angustia sea el componente predominante, sino porque era el  que menos me esperaba y el que más me ha sorprendido cuando ha empezado a invadirme sin previo aviso. Era una angustia sutil, pero angustia al fin y al cabo.

Una farsa. Y tan farsa. Al empezar a leer, uno percibe cierto aire de comedia, de historia caricaturesca. No pude evitar imaginarme a los personajes como caricaturas andantes. El aire que lo envuelve todo no es real; desde el principio huele a absurdo, a burla, pero no es hasta más avanzada la novela cuando ese olor empieza a solidificarse en un enredo surrealista, que hace que los ojos del lector sobresalgan un poco más de sus órbitas a cada página. 

Negrísima, angustiosamente. Continua e incondicionalmente preocupado por el bienestar de su mujer encamada, el anciano protagonista es al principio el personaje cabal, el encargado de mantenerse a sí mismo y al lector con los pies pegados al suelo. Es tranquilo; disfruta de placeres tan sencillos como mirar cada mañana el árbol del centro de su huerto. Pero no es nada bueno lo que le espera. Sus intereses para con su mujer chocan frontalmente con los del circo y, por ende, los del alcalde y los de todo el pueblo. El maremágnum que se desata a su alrededor termina por arrastrarlo y no tendremos más remedio que ir con él, acompañándole en sus desventuras rocambolescas, que no son pocas ni son tontería. Todo se vuelve en su contra, y todo es tan injusto, y parece que no puede dar un paso sin chocar con un obstáculo, sin enredarse en una asfixiante tela que lo envuelve más y más. Su situación, con una esposa que no puede levantarse de la cama por sí misma y que va hundiéndose en las simas de la depresión, no es tampoco agradable.

Divertida. Sí, también. No he soltado carcajadas en voz alta, pero sí me he reído por lo bajo. Pasan cosas que uno no espera, y también otras que espera; ambas hacen reír por igual. Y es que, aunque Alehop sea una novela corta, no hay una página de desperdicio. A cada lado del papel acecha algo: nunca sabes si será una nueva carcajada o una apertura extra de los párpados debida a cualquier inesperado acontecimiento o ingeniosa ocurrencia. Si pensáis que la situación ha llegado demasiado lejos, descuidad: puede alejarse más aún. De hecho, tened por seguro que tan solo unas pocas páginas más adelante el escenario habrá cambiado por completo. Cualquier cosa es posible, y por esa razón la historia no decae en ningún momento: carece de esos pasajes en los que el lector se relaja y desvía un momento la mirada, deja el libro a un lado y descansa... No, no está permitido desconectar (además, la novela está dividida en muchos capítulos cortos que la hacen más rápida y cómoda de leer si cabe).

Ingeniosa, inteligente. Un punto que quiero destacar del libro es el ingenio, pero no sólo el ingenio a la hora de atrapar al lector, de inventar un sin fin de situaciones irónicas, sino también el ingenio que derrocha el autor en el empleo del lenguaje. Exceptuando un par de construcciones gramaticales que me chirriaron en las primeras páginas, el resto da gusto leerlo. No por ser poético, o bonito; no, lo que hace José Antonio Fortuny, y muy bien, es poner las palabras a su servicio, y el servicio que requiere de ellas es que transmitan gracia, agudeza, socarronería, sarcasmo. Las combinaciones que usa para ello son particulares; un estilo muy propio y cuidado sin duda. Nunca imaginé que determinados adjetivos podían acompañar a determinados nombres.

Y muy actual. Aún no os he hablado del circo. Porque tiene que haber un circo: sale en la portada. Pese a que no aparece directamente y pocas veces nos acercamos a su carpa y asistimos a las funciones, el circo está presente en las mentes de la mayoría de los personajes y, por ende, en la nuestra. El circo es la gran metáfora de esta historia: un protagonista que intenta pasar desapercibido pero siempre está ahí, en el subconsciente, mientras leemos. El circo se extiende a la vida y la vida se mezcla con el circo. En la vida se incluyen la prensa y la política, que también forman parte de Alehop. En la vida se encuadran asimismo las distintas religiones y creencias. En la vida hay ambición, peces grandes y peces chicos. Al principio parece que no, pero llega un momento en que te das cuenta de que Alehop no deja títere con cabeza; empiezas a pensar si  no va a ser verdad que lo que hasta ahora era tu realidad no es más que una sucesión de extravagancias circenses. 
Entre los personajes que acompañan a este circo metafórico destacan el anciano, su esposa, el alcalde del pueblo, el mánager del circo, y muchas y diversas personalidades que van apareciendo por sorpresa y desfilando por el escenario. Muchos, la mayoría, carecen de nombre. Otros, más adelante, sí que han sido bautizados, y algunos apelativos despiertan inevitablemente una sonrisa. 

Eh, ¿y los puntos negativos? Me gustaría poner alguno. Nunca me han agradado las historias en las que todos acaban felices y comen perdices, y en esta opinión pasa algo parecido. Pero de verdad que no se me ocurre nada especialmente reseñable (a parte de ese par de expresiones chirriantes que mencioné). Iba a quejarme de lo cortito que es, pero bien sabido es que lo bueno, si breve, dos veces bueno. No hay libros perfectos, pero sí los hay que rozan la perfección. Hacía mucho que no exclamaba:


domingo, 16 de diciembre de 2012

Aequilibrium; de Ismael González

"-Ha dicho "llevemos". 
-¿Cómo?-preguntó el enano. 
-Me ha preguntado que si quería que me llevasen, es decir, ustedes. Aquí solo vamos sentados los dos: usted y yo. 
-¿Y el culo del carro para qué está? ¿Para excitar a las bestias que tiran de otros? No voy solo; mis chicos viajan bajo la lona. 
-¿Mis chicos? ¿Se refiere a sus hijos? 
-¿Qué coño mis hijos? Esos dos son más tontos que un arao. Pero son buenos. Y fieles también. Abren surcos en carne ajena… Si se da el caso son igual de efectivos que la herramienta. 
-Ah, disculpe. 
-No hay que disculpar tres mierdas."

SINOPSIS
Aequilibrium es la historia de cómo los habitantes de un pequeño pueblo se dan cuenta de que no todos los flautistas hipnotizan a las ratas con sus bellas melodías, es la historia de dos hermanos sin fe que se ganan la vida al servicio de la Iglesia; y también es la historia de un caballero y una criada, la de una mujer que intenta hacer lo correcto por amor, la de un hombre tan bajo que jura pertenecer a la extinta raza de los enanos y la de un prisionero cuya celda reside en su interior. Si te gusta la fantasía, Aequilibrium también es tu historia.

Empiezo, como de costumbre, explicando cómo llegó Aequilibrium a mis manos; en este caso, cómo llegó al ebook. Pues... llegó como llegan todos los libros a los ebooks. La pregunta es, ¿por qué? Pues porque me quedé "con el alma prendida al libro" cuando leí la reseña de Montse

Pese a que en un primer momento mis expectativas respecto a Aequilibrium fueron enormemente altas, el tiempo que pasó hasta leerlo sirvió para atemperarlas un poquito, tanto inconsciente como conscientemente, pues ya se sabe lo malo que es esperar demasiado de algo. Al final, la novela con la que debuta Ismael González ha resultado cumplir algunas de esas expectativas, pero me ha decepcionado en otros aspectos. Ahora es el momento de decidir si dar primero las buenas o las malas noticias.

Comenzando a leer Aequilibrium noté de inmediato que me gustaba la forma de escribir del autor. Era un lenguaje sencillo y al mismo tiempo bonito, como a mí me gusta, aunque de vez en cuando aparecían coloquialismos o expresiones que no estaba segura de que fueran con el contexto. No sé si atreverme a decir que Ismael González tiene un estilo propio. Y, aunque algunas erratas habían burlado la "censura", no han entorpecido en absoluto la lectura. (En este punto he de decir que mi lector me ha jugado varias malas pasadas; una de ellas, mutilar unas cuantas palabras, a las que les faltaban letras, y que posteriormente comprobé en la aplicación de Kindle para PC que estaban perfectamente escritas y enteras.)

Ismael González sitúa la narración en una región ficticia cuyo mapa aparece en las primeras páginas. En estas tierras cobran vida multitud de personajes, algunos más prototípicos y otros más carismáticos, de esos que el lector recuerda con nostalgia cuando rememora una historia tras un tiempo de haberla leído. Hay caballeros de baja cuna, hay damiselas a las que no les gusta ser consideradas como tal; hay sirvientas, soldados, reyes; hay enanos, humanos, hechizados, lobishomes, dríades; hay de todo, pero nada es lo que parece en un principio. De todos ellos, son de obligada mención Máscara y Berg Zondervan. Máscara es un personaje misterioso que se resiste a revelar su identidad y regala enigmáticos diálogos (tengo que decir esto: yo me imaginaba a Máscara así, pese a que la descripción no case...). Y Berg Zondervan... Berg Zondervan es el mejor, y si tuviera que elegir uno me quedo con él, que los enanos están de moda. Este en particular es un burro hablando pero tiene un corazón de oro, demasiado generoso diría yo, dado el pasado que lleva a sus espaldas. Huelga decir que ambos son de esos personajes calificables como "carismáticos".

Después están las parejas, y es que el amor no falta. Un amor que no me ha convencido del todo como es tratado, pues había una pareja que se me hacía algo empalagosa y no me cuajaba. Podría decirse que no terminaba de "creerme" esa relación entre Daniel y su amada; me parecía artificial, tal vez por demasiado simple y fácil. Sí que está más elaborada y con algunos puntos graciosos la relación amorosa de Bran, el otro protagonista masculino.  

También hay protagonistas femeninas bastante buenas, mujeres luchadoras, podría decirse heroínas. Jennifer es una, y no es la misma al principio que al final de la historia; de hecho, me chocó el cambio repentino que se obró en ella, aunque me pregunto si más que cambiar ocultaba su verdadero ser. La pelirroja Irinna me ha parecido un personaje fuerte, con carácter, y ha sido mi favorita de entre los femeninos. De ella también tenía una imagen mental parecida a otro personaje más o menos conocido (éste), especialmente por el pelo y por la fuerza que transmite. 

Todos estos personajes se reparten entre los capítulos de Aequilibrium, capítulos nombrados a la manera tradicional con un título propio al principio de cada uno. En cada capítulo cambia el escenario y los personajes, e incluso hay saltos temporales, de modo que, tras el primero que actúa a modo de prólogo, el lector ha de seguir simultáneamente la historia de dos tramas principales y otras secundarias, mientras se pregunta cómo llegaran éstas a entrecruzarse. (La otra mala pasada que me jugó el ebook fue saltarse a la torera las separaciones gordas entre párrafos que marcaban el salto de uno a otro escenario, de modo que en ocasiones me las veía y deseaba para situarme en el contexto.)

Y, si el propio Ismael sólo nos ha dejado esa sinopsis, es por la dificultad que entraña hablar de la trama sin revelar detalles importantes; así pues, hasta aquí puedo leer.

Sólo me queda por reseñar el problema más gordo, el que más puntos le ha restado a la novela, aunque al mismo tiempo puede ser algo personal que no le pase al resto de los mortales: el lío tremendo que me he hecho con el argumento. Párrafos que tenía que volver a leer para enterarme de lo que querían decir, ambigüedades que supongo que perseguían el objetivo de añadir misterio pero que acababan siendo demasiado ambiguas para mí, términos inventados introducidos en la historia sin previo aviso, personajes que no son lo que son, idas y venidas en el tiempo... Llegó un momento en que todo eso rebasó los límites de mi memoria y mi entendimiento y no pude abarcarlo. Sí que hubo un punto de la historia en el que vi la luz; fue un estallido repentino en el que todo cobró sentido y quedé sorprendida y maravillada por la forma en que todas las piezas empezaron a encajar en mi cabeza. Pese a todo, ya terminada la lectura, aún quedaron piezas sin encajar y la desagradable sensación de que me estaba perdiendo cosas muy importantesY es que, a mi ver, la mezcla de numerosos elementos fantásticos con una trama en exceso enrevesada no ayuda nada a seguir el hilo argumental. No deja de ser una percepción personal, pero es una pena que una historia con un ambiente y unos personajes bien llevados, y un ritmo narrativo que, aunque no adictivo, mantenía al lector en continua necesidad de respuestas, se vea estropeada por lo anterior. 

Aequilibrium es, en su conjunto, una novela de fantasía en la el autor introduce nuevos conceptos y nuevas razas y también incluye otras ya conocidas. Resultaría tan arriesgado clasificarla de "fantasía juvenil" como de "fantasía adulta", porque he hallado en ella, no sé si acertada o erróneamente, cierta inspiración en la saga Canción de Hielo y Fuego y, al mismo tiempo, me ha recordado a series más juveniles como la de la Dragonlance. Hay amor y magia, pero también sangre y sufrimiento. 

Y, pese a que la experiencia no haya sido del todo satisfactoria, creo que Ismael González tiene buenas dotes de escritor, y pienso probar con otra de sus novelas si se presenta la oportunidad.


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*Pinchar aquí para acceder a Aequilibrium en Amazon. 
**Pinchar aquí para acceder al blog del autor.

domingo, 2 de diciembre de 2012

La caída de los gigantes; de Ken Follet

"Grigori descubrió que la certeza de que alguien estaba haciendo todo lo posible por matarte resultaba terriblemente angustiante. Se sentía como si le hubieran dado una malísima noticia pero no pudiera recordar cuál. Tenía la alocada fantasía de cavar un agujero en el suelo y esconderse dentro."
SINOPSIS
Una gran novela que narra la vida de unas familias americanas, británicas, rusas y alemanas con el trasfondo de la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa y los profundos cambios sociales que éstas conllevaron. La historia empieza en 1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El destino de los Williams, una familia minera de Gales, está unido por el amor y la enemistad al de los Fitzherbert, aristócratas y propietarios de minas de carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía en la embajada alemana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un asesor progresista del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y la de dos hermanos rusos a los que la guerra y la revolución les ha arrebatado su sueño de buscar fortuna en América.
La Primera Guerra Mundial, o la Segunda, o la Guerra Civil, o cualquier tema similar, me dan mucho miedo. En la mayoría de las ocasiones huyo de tales historias, por la sencilla razón de que no suelen despertar mi interés lo suficiente como para mantenerme emocionalmente pegada a la lectura. Tal vez por ello La caída de los gigantes aguardaba en la estantería sin que le prestara atención. Lo único que me atraía de él era que estaba escrito por Ken Follet. Creo que por eso, y porque la editorial me ofreció la segunda parte, me decidí finalmente a lanzarme a la aventura. No es el mejor libro que he leído, y me cautivaron mucho más Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin. Sin embargo, sí que posiblemente haya sido aquél con el que más he aprendido en toda mi vida (dejando a parte los libros de texto, por descontado).

Me hacía mucha falta aprender Historia. En mi época escolar, la asignatura me gustaba dependiendo de la pasión con la que el profesor la explicara, pero por lo general me costaba horrores memorizarla. Por eso le cogí un poco de manía con el paso de los años, y ahora que lo he ido olvidando todo soy prácticamente inculta en ese ámbito. En este sentido, La caída de los gigantes ha logrado de forma más que satisfactoria despejar un poco de la niebla que ocultaba a mis ojos ese mundo misterioso que es el Pasado.

Los personajes que Ken Follet nos presenta en esta pantagruélica historia dentro de la Historia, se distribuyen en un amplio abanico de clases sociales y se reparten por diversos puntos del Planeta, logrando así mostrar una visión del acontecimiento que narra desde distintos planos, y distintos planos son los que hacen falta para conformar una visión en tres dimensiones, a lo grande, completa.

Es inevitable ver mucho de Los pilares de la Tierra o de Un mundo sin fin (en definitiva, del Ken Follet "bestselleriano") en esta novela. Al igual que en las mencionadas, el tiempo transcurre rápido, de mes en mes, de año en año, y da la impresión de que los personajes crecen y evolucionan a velocidad de vértigo, triunfan y fracasan. Al final, los que estaban en lo más alto pueden haber caído; los que estaban hundidos, haber llegado a la cima. Tanto ideológica como físicamente, los personajes se "mueven". He ido dándome cuenta de que algo que me gusta mucho en una novela es ver cómo un personaje lucha por medrar, y gracias a su tesón y a su ingenio lo consigue, tras un largo proceso de caerse y levantarse. 

Otro punto en común que he notado es el modo en que Follet crea personajes femeninos y, mientras leía el libro y veía al mismo tiempo la serie de Un mundo sin fin que emitía el canal cuatro, esto se me ha hecho evidente y no podía evitar equiparar el carácter de unas con el de otras. Por ejemplo, Ethel me recuerda un poco a la Gwenda de Un mundo sin fin, salvando las distancias del contexto histórico. Son mujeres fuertes y seguras, con carácter, luchadoras, valientes ante las adversidades y ante los hombres.

También los temas del amor y del matrimonio son recurrentes, habiendo personajes que se enamoran perdidamente más allá de cualquier obstáculo, pero también amores imposibles, rupturas, idas y venidas... incluso evolución en los sentimientos de unos personajes por otros. Todo bastante humano y real, excepto tal vez ese amor incondicional, casto, puro, fiel, eterno y perfecto de cierta pareja que todos los que habéis leído el libro conocéis, y que a los que no lo hayan hecho prefiero no desvelar. Que me parece muy bonito, sí, pero... ¿de verdad un ser humano puede resistir tanta incertidumbre y tiempo de separación sin cometer ningún desliz? Lo que sí me pareció real de verdad es la noche de bodas; me divertí mucho leyéndola.

Los personajes se van construyendo a través de sus acciones, pero creo que de no ser porque la longitud del libro obliga a pasar mucho tiempo con ellos, se hace un poco dificultoso encariñarse. Me gusta la forma en que Follet introduce la historia con un Billy niño, aquel Billy que una vez terminada la novela nos parece tan lejano, igual que las fotos de nuestra propia infancia. Billy vive en Aberowen, un pueblo de Gales, y pertenece a una familia de mineros. Cobrarán protagonismo él, primero como minero y después como soldado; y su hermana mayor Ethel, inteligente y organizada, que comenzará trabajando de ama de llaves para el conde Fitzherbert. Fitz, propietario de las minas de carbón, está casado con una princesa rusa y es un hombre atractivo físicamente, pero no tanto ideológicamente; no obstante, poniéndome en su punto de vista podía ser capaz de comprender algunas de sus acciones y no considerarle del todo malvado... Su hermana Maud es otra luchadora, de ideología algo contraria a su hermano, sin ser ello óbice para que la relación entre ellos sea cordial.
La trama alemana se centra en Walter von Ulrich, que sólo puedo describir como un hombre con mayúsculas. En segundo plano se hallan sus padres, especialmente el progenitor, Otho, al que no se pueden aplicar los mismos buenos adjetivos que a su hijo. Siendo Walter un personaje extremadamente fácil de hacerse querer, me pregunto si será un recurso del autor para contrarrestar una posible predisposición por parte del lector contra los alemanes, por las connotaciones negativas que puedan despertar sus antecedentes históricos.
En Rusia despuntan los hermanos Peshkov, Grigori y Lev, el bueno y el malo. Grigori es tonto de pura bondad (cierta escena de este personaje me enfureció hasta el punto de soltar tacos), aunque parece que va madurando progresivamente. Y, bueno, Lev es tonto también; es alguien que se deja llevar por sus impulsos más primitivos y por eso le pasa lo que le pasa, aunque también tenga más suerte de la merecida. Ambos comienzan trabajando en una fábrica de ferrocarriles, y posteriormente sus vidas se separarán. De la mano de Grigori viviremos la revolución bolchevique y conoceremos al mismísimo Lenin, una de las partes que más me ha gustado por todo lo que he descubierto del tema.
Finalmente Follet nos lleva a Estados Unidos y a la Casa Blanca, donde Gus Dewar asesora al presidente Wilson y, en sus ratos libres, busca esposa y se enamora, unas veces de verdad y otras de mentira.

En toda la novela no faltan escenas de la vida privada y sentimental de los personajes, pero también hay numerosas conversaciones políticas que se me hacían muy pesadas porque no conseguía comprenderlas en su conjunto; me refiero muy especialmente a las complicadas relaciones entre países, amenazas y tejemanejes que finalmente condujeron al desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial. La conclusión a la que he llegado ha sido que todo fue muy enrevesado y mucha gente se opuso pero, de forma parecida a cuando una persona se pone furiosa y no piensa lo que hace, finalmente ocurrió lo peor, pero a lo grande. Las descripciones de la guerra en sí me han resultado muy interesantes; tenía un concepto más primitivo de trinchera, pero resulta que en algunos casos eran casi como cuevas o refugios muy profundos e incluso comunicados. Follet describe perfectamente y de forma muy ilustrativa el sistema de "guerra de trincheras" y el ambiente desolador que se respira entre los soldados del frente. Es otro punto fuerte de La caída de los gigantes con el que me quedo, a parte de la revolución bolchevique.
Me gustó la técnica que sigue el autor para escribir, y que cuenta en una nota en las últimas páginas:
"Mi regla es: o bien la escena sucedió, o bien podría haber sucedido; o se pronunciaron esas palabras, o se podrían haber pronunciado. Y si encuentro algún motivo por el que la escena no podría haber tenido lugar en la vida real, o por el que las palabras no podrían haberse pronunciado —si, por ejemplo, el personaje se encontraba en otro país en ese momento—, la elimino."
En definitiva: que Follet es un maestro a la hora de construir historias es indudable y, aunque se haga un poco densa en ocasiones, la novela es recomendable por su sabia mezcla de entretenimiento y didáctica. Así que, aunque no es del todo atrapante, otros motivos la hacen merecedora de los "cuatro libritos":