-Es algo menos que un negocio- le contradijo Hunne-, dados los honorarios bajos que se perciben, y con cretinos recién llegados que se instalan en Londres. ¿Cómo decís y cómo interpretáis eso de que es algo más que un negocio?
-Es una vocación, maestro Hunne. Igual que se dice que algunos hombres reciben la divina llamada de la Iglesia."
Este libro merece una entrada "digna", de acuerdo con el significado tanto intelectual como simbólico que ha supuesto para mí. Ante todo no hay que dejar pasar por alto que el tal librito cuenta con mi más profundo respeto y aprecio y amistad e idolatría, y además que va a pasar a ocupar un lugar privilegiado, si no en mis estantes, en mi lista personal de lecturas.
La primera noticia que tuve de él, o al menos la primera de ellas consciente, fue en una de las primeras clases de Historia de la Medicina, en una de las primeras clases de mi vida en una facultad. El profesor la mencionó como lectura recomendada entre otras muchas, aunque esta fue la que más me llamó la atención, más que probablemente por su naturaleza de libro de novela-didáctica-pero-entretenida. En realidad, no es más que una novela histórica corriente y moliente, cuyo estilo compararía con el de "Los pilares de la tierra" de no ser porque he recibido opiniones de lectores que lo sitúan a un nivel muy superior. Yo que siento debilidad por este tipo de historias, ambientadas en la Edad Media y cuyo-tema-principal-no-es-la-guerra, es decir, cuyo-tema-principal-es-la-vida-de-personajes-que-luchan-por-ocupar-su-posición-en-el-mundo, fui atrapada pronto por las redes del deseo lecturil de tal cebo.
En cuanto hallé la oportunidad, recorrí una librería hasta encontrarlo y me lancé a leer su argumento, el cual me atrayó casi sin dudas. Me lo compré.
Hubiese sido útil leerlo antes del examen de la tal asignatura mencionada, pero por razones temporales no fue posible. De todas formas, disfruté sobremanera de su lectura, en las interminables horas de metro y tren de casa a la facultad y de la facultad a casa, que entonces ya no fueron horas interminables sino efímeros minutos. Pero vayamos al grano. Lo que realmente importa es: ¿de qué trata la dichosa historia?
Rob J. Cole. Un pesonaje entrañable por todo en general. Por sus defectos, por sus virtudes, por su ternura, por sus fallos, por sus logros... Y en especial: por su lucha, por su constancia y su determinación en lograr lo que desea aun a precios que muchos considerarían excesivos.
Rob pierde su familia y es "adoptado" por un cirujano barbero, y ahí empieza todo. Poco a poco descubrirá su don, se dará cuenta de que desea ser médico más que nada en el mundo (y esto es una de las cosas que queda más clara, QUIERE SER MÉDICO Y LUCHA POR ELLO DE MODOS AUCINANTES). En su deseo de conocer al más eminente médico del momento, Ibn Sina o Avicena, no sólo viaja y recorre un largo camino, sino que encuentra al amor de su vida y también pierde otras cosas. Cosas demasiado difíciles de perder, en decisiones demasiado difíciles de tomar. Pero siempre se rige por un ideal: ser médico, ante todo y sobre todo ayudar a los demás, aliviar su dolor sin importar quién ni a qué precio. Por eso se le coge tanto cariño. Pero no porque sea perfecto, sino porque es humano y también comete errores.
En una Europa que para entonces no contaba con los avances de hoy en día, en que muchas enfermedades se tomaban por meras alteraciones en los "humores" del cuerpo, y en que la Iglesia no permitía la disección (el cuerpo humano se consideraba igual al del cerdo), Rob conseguirá cosas increíbles y hará descubrimientos inesperados. Sólo hay que leer este libro para conocer unos y otros.
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